La necesaria implementación del pico y placa bajo un nuevo modelo

Compartir

EDITORIAL


El alcalde de Medellín Daniel Quintero ha comunicado a la ciudadanía que la medida del pico y placa retornará a partir del 4 de octubre, la cual constará en una prohibición para circular durante 24 horas solo cada 15 días.

Aplaudimos no solamente la exploración de nuevas medidas claramente distintas a las ya conocidas por la ciudad antes de la pandemia del covid, porque creemos que es elemental, necesario salirnos de ese molde que en definitiva ya no venía arrojando buenos resultados.

Las medidas de pico y placa tradicionales que se basaban en restringir la movilización en las supuestas horas pico del día, como su nombre bien lo dice, estaban siendo obsoletas. No solo se comprobaban en ese momento, sino también ahora.

Pueden ser las 9:00 de la mañana, las 11:00 a.m., las 2:00 p.m., las 4:00 p.m., horas que no estarían incluidas en el pico y placa tradicional. A esas horas se estaban presentando grandes congestiones vehiculares.

Dichas congestiones se dan por cuenta de múltiples factores, no solo por la nula política de chatarrización, de prohibición de circulación a vehículos viejos y contaminantes, sino también por la carencia de infraestructura vial; aunque es claro que esta nunca crecerá a la par de lo que crece el parque automotor, sí es menester de un gobierno invertir recursos para no solo mantener las vías actuales en buen estado sino para construir más y mejores vías.

Esto porque la movilidad es democrática, la movilidad a diferencia de lo que piensan algunos alcaldes, no es para los ricos. Por las calles se movilizan personas enfermas, con discapacidad, adultas, niños, transporte de alimentos, transporte especial, ambulancias, se movilizan nuestras autoridades, personas en motocicleta. En definitiva, todos estamos en la calle porque lo necesitamos.

LEER TAMBIÉN: Es la oportunidad para pensar en alternativas al fallido pico y placa

Le puede interesar:  La censura a medios

Lastimosamente, en Medellín no se ha construido la suficiente y significativa infraestructura vial en los últimos diez años. El único alcalde que ha dejado una importante inversión en materia de nuevas vías y conectividad fue Aníbal Gaviria a través de obras como el puente de la Madre Laura, como el Soterrado de Parques del Río y el plan de valorización de El Poblado (comuna 14).

De forma paralela, el Área Metropolitana con ciudades como Envigado e Itagüí ha avanzado en importantes obras para descongestionar el sur del Valle de Aburrá. El Área no puede permitirse durante este periodo de cuatro años dejar de impulsar, liderar y pensar en este tipo de obras.

Esta invitación también se hace extensiva para los alcaldes de Medellín, de Bello, de Sabaneta: necesitan invertir en infraestructura, requieren brindarles soluciones de movilidad a sus ciudadanos; también es necesario que exploren medidas restrictivas de la movilidad distintas a las tradicionales.

No se puede esperar un mayor impacto de una medida que se haga cada 15 días, pero es absolutamente loable el apostar por un nuevo método, una nueva fórmula que se salga del molde, de lo que ya los alcaldes están acostumbrados a mantener. 

Se deben tomar decisiones impopulares pero correctas respecto a un valle que tiene una movilidad limitada a una capacidad definida de tener vehículos, y que necesitan ser no solamente más compactas y eficientes en la medida en que se movilicen.

Hay que avanzar continuamente en la construcción de más y mejor transporte público, la renovación de los buses, de la migración real a un transporte ciento por ciento público e ir desmantelando poco a poco la mafia de algunos privados en este sector, un reto bastante difícil para los políticos que siempre se valen de los privados para que les peguen sus afiches de campaña en los buses.

Le puede interesar:  Lo que calla el comercio tradicional del Poblado en Medellín

LEER TAMBIÉN: ¿Qué hacer con el pico y placa para vehículos?, la encrucijada de los alcaldes

Si realmente están del lado correcto de la historia, deben dar ese paso y migrar a un sistema de transporte ciento por ciento público en donde se tengan buses confortables, seguros, presentables, decentes, con tarifas unificadas, con conductores bajo un contrato laboral en todas sus formas con un salario fijo para que no se sigan peleando en las calles por un pasajero, que respeten las bahías, buses no contaminantes, que transiten por la derecha y que aporten a una movilidad integrada, eficiente, segura y cómoda.

Es hora de limitar qué tipo de vehículos circulan en la ciudad, hoy no solamente tenemos taxis que no cumplen ninguna norma mínima de seguridad y ponen en riesgo la vida de miles de personas, sino revisar en buena hora el número de tope de motos que circulan en Medellín. El incremento del parque automotor, en cuanto a este tipo de transporte, ha sido desmesurado, desproporcionado y atenta directamente contra la seguridad vial, pues está comprobado según cifras de movilidad que la mayoría de accidentes son provocados por motos y estos accidentes están involucrados directamente en el estado de movilidad de la ciudad.

Hay que revisar la antigüedad del parque automotor de Medellín, otra medida impopular pero requerida. Varias ciudades en el mundo lo han hecho, dicen que vehículos con más de 20 años de construido no pueden circular; también, impedirán la circulación de vehículos tipo diésel en el horizonte cercano.

Esperamos que esta medida importante e innovadora del alcalde Quintero sea acogida por las personas, por las autoridades, que se evalúe. Si no funciona, que se evalúen otras; lo importante es no caer en el viejo molde que ya no funcionaba.

Última hora

Le puede interesar

[mc4wp_form id=”74432″]