La industria minera es pieza clave en el Plan Nacional de Desarrollo

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«El llamado del secretario llega en un momento oportuno en el que el país se apresta a debatir el Plan Nacional de Desarrollo, que debe ser aprobado en los primeros días de mayo en las plenarias de Congreso»


Por: Mauricio Cuesta

En reciente intervención, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, hizo un llamado a los gobiernos, empresas e inversionistas para que eleven sus acciones que permitan cumplir con las metas de cambio climático y biodiversidad. Para esto, dice el secretario, las compañías productoras de combustibles fósiles y el mundo empresarial en general deben dejar las excusas, el “greenwashing” y acoger el 2023 como un año donde el juego cambie, volcándose a las energías renovables.

El llamado del secretario llega en un momento oportuno en el que el país se apresta a debatir el Plan Nacional de Desarrollo, que debe ser aprobado en los primeros días de mayo en las plenarias de Congreso, ya que, de los 5 ejes de transformación del plan, dos de ellos incorporan la necesidad de ese cambio urgente para proteger el ambiente mediante el desarrollo de tecnologías y negocios renovables.

El primer eje de transformación refuerza la obligación del país regional de organizar el territorio alrededor del agua, con un enfoque de protección y conservación del medio ambiente. Luego, el cuarto eje se ocupa de las herramientas para aprovechar el capital natural para diversificar las actividades productivas y profundizar en las energías limpias, para lo que se destina el 10% del plan nacional de inversiones públicas 2023-2026 estimado en $1.154 billones.

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La tarea no es menor, particularmente para sectores que tradicionalmente han creado riqueza a partir de la explotación de los recursos naturales no renovables de los que goza el país. Especialmente, el sector minero enfrenta retos inmensos que no deben pasar desapercibidos en los debates que se avecinan en Congreso, ya que su permanencia es fundamental para cumplir con objetivos plasmados en el primer y cuarto eje del Plan Nacional de Desarrollo.

Los retos a los que me refiero se detallan en un reporte publicado hace pocos días por la consultora en sostenibilidad Environmental Resource Management (ERM)*, que los resume en cinco aspectos: poner en práctica los compromisos de descarbonización, acelerar la innovación, responder a las expectativas de inversionistas en cuanto a compromisos de ESG (ambiente, sociedad y gobernanza, por sus siglas en ingles), construir resiliencia en la cadena de valor, y cambiar el paradigma social.

Estos retos reflejan la necesidad para las compañías de reducir el uso de combustibles fósiles y emisiones, y minimizar la huella ambiental de sus operaciones, así como asumir la corresponsabilidad en cuanto a biodiversidad y agua, pero al tiempo mantener su rentabilidad. Además, las compañías son conscientes que los aspectos socio-económicos son una prioridad para el gobierno y las comunidades, y que ellas deben tener un relacionamiento efectivo para la buena marcha de sus negocios.

El llamado, entonces, es para que la discusión de política pública reconozca estos retos de la industria, y facilite su gestión para apalancar la transformación productiva sustentada en el conocimiento y en armonía con la naturaleza.

  • https://www.sustainability.com/thinking/

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