La administración de Daniel Quintero se equivoca al enfrascar su frustación en el uribismo porque estamos viendo a una ciudadanía que ya no le cree y que sabe que la oposición a su alcaldía no es solo uribista.
Por: Catalina Escobar Pérez
Cuando una alcaldía inicia su trabajo, es válido darle la oportunidad de hacerlo bien o equivocarse, tristemente en Medellín lo que hemos visto es error tras error. Esta ha sido una administración que lejos está de ser independendiente como tanto cacareó en su campaña, más bien está llena de compromisos que no tiene por qué pagar la ciudad.
La administración de Daniel Quintero se equivoca al enfrascar su frustación en el uribismo porque estamos viendo a una ciudadanía que ya no le cree y que sabe que la oposición a su alcaldía no es solo uribista. La inconformidad con esta administración va desde el uribismo, hasta otros sectores políticos que en su momento lo apoyaron, sectores políticos incluso antiuribistas. El discurso contra el uribismo ya no causa el mismo efecto en la ciudad; la ciudad está experimentando las consecuencias de una pésima administración.
Esto no es una pelea del uribismo contra el alcalde, así el alcalde quiera hacerlo ver así. La realidad es que hay un descontento generalizado con esta administración por los constantes escándalos: EPM, el pago de la póliza de hidroituago, el INDER, el Hospital General, el Jardín Botánico, Metrosalud, Emvarias, la movilidad en la ciudad, la inestabilidad con el constante cambio de personal en las entidades, la censura a los periodistas, sus contantes peleas personales con los empresarios y sus opositores, sus alianzas con sectores políticos que amenazan la democracia, las constantes mentiras del alcalde Quintero, la corrupción, el nepotismo, la incapacidad administrativa, el egocentrismo, tomar obras y logros ajenos como propios… estos son solo algunos de los hechos que tienen al alcalde en medio de una revocatoria que podría resultar.
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Quisiera resaltar a la oposición con carácter, altura y argumentativa que tiene la ciudad. Hablo sobretodo del concejal Alfredo Ramos. Después de perder las elecciones en 2019, pudo regresar al sector privado donde tenía una exitosa carrera o seguramente continuar su carrera pública en el ámbito nacional, pero se quedó en el Concejo de Medellín dando la batalla por su ciudad y presentando debates de alto nivel.
Finalmente, el populismo llegó a una ciudad que no traga entero, que no tiene miedo, que no calla ante lo que evidentemente está mal. Le será muy dificil al populismo prosperar en esta ciudad, en este departamento porque Medellín es de los antioqueños, Medellín es símbolo de unión público-privada. Además, es la primera vez que vemos a un alcalde de la capital antioqueña sembrando odio hacia los empresarios que tanto han significado en el desarrollo de este departamento. Ese odio de clases que prolifera esta administración, no es un buen mensaje para una ciudad que siempre se ha caracterizado por estar por encima de ese populismo barato.
¿Será Medellín la primera ciudad capital en revocar a un alcalde?