Por enésima vez…

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Por: Alberto Bernal

Bruce Mac Master, amigo personal y presidente de la Andi, lo ha repetido hasta el cansancio: la reforma tributaria del presidente Petro, en caso de que sea aprobada como está escrita en este momento, convertirá a Colombia en el país menos competitivo de la Ocde para la inversión. Repito: el país menos competitivo, que viene siendo lo mismo que decir que Colombia se convertirá en el país más caro de la Ocde para hacer negocios. Mejor dicho, si esta reforma pasa, nuestro país va a ver mucha menos inversión, crecimiento, empleo, y, por ende, mucho menos bienestar. El presidente Petro ganó las elecciones porque le prometió a la gente que votó por él que el país bajo su mandato iba a ser uno mucho más próspero. El problema real acá viene siendo que, desafortunadamente, la gente que votó por Petro no entiende como funciona la economía. Y pareciera ser que los funcionarios del gobierno Petro tampoco. Pero toca insistir, porque no hay más que hacer. Por lo tanto, les presento este cuento legendario por enésima vez, con el deseo de que los lectores lo roten y eduquen a uno que otro comensal.

Economía de bar: supongamos que todos los días 10 individuos se reúnen a tomar cerveza en un bar, y que la cuenta del consumo diario llega a US$100. Si estos individuos decidieran pagar la cuenta de la misma forma como se pagan los impuestos en el hemisferio occidental, la fórmula de pago sería la siguiente: los primero cuatro individuos no pagarían nada por la cerveza que consumen, el quinto hombre pagaría US$1, el sexto pagaría US$3, el séptimo pagaría US$7, el octavo pagaría US$12, el noveno pagaría US$18, y el décimo, el más rico de todos, pagaría US$59.

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Un día, el dueño del bar les dice a sus comensales: “como ustedes son tan buenos clientes, he decidido que les voy a reducir la cuenta de US$100 a US$80”. El grupo agradece el gesto, y decide que el ahorro se debe distribuir en forma equitativa entre los que pagan la cuenta. Sin embargo, el grupo cae en cuenta de que si se dividen los US$20 entre 6, se le estaría pagando por tomar cerveza al quinto y al sexto individuo del grupo (US$20 dividido entre 6 da US$3,33). El dueño del bar, viendo la clara inconsistencia aritmética, aconseja lo siguiente: “¿Por qué no más bien dividen los ahorros en la misma proporción del pago?” El pago queda entonces de la siguiente forma: ahora los primeros cinco miembros del grupo no pagan nada (antes eran cuatro). El sexto individuo ahora paga US$2 en vez de US$3 (implica un 33% de ahorro), el séptimo individuo paga US$5 en vez de US$7 (28% de ahorro), el octavo paga US$9 en vez de US$12 (25% de ahorro), el noveno paga US$14 en vez de US$18 (22% de ahorro), y el décimo, el más rico, paga US$49 en vez de pagar US$59 (16% de ahorro). El arreglo parece justo, pues todos los miembros del grupo ahorraron dinero.

Sin embargo, al final de la noche, el sexto miembro del grupo ya alicorado dice exaltado: “¡Un momentico, yo solo me ahorré US$1 en el pago, mientras que este capitalista se ahorró US$10!” El octavo individuo entonces dice, “¡es cierto! ¡Yo me ahorré solo US$3! ¡Los ricos siempre se salen con la suya!” Acto seguido los nueve individuos rodean al décimo individuo, el rico, y lo agarran a patadas. Al día siguiente solo llegaron nueve individuos a tomar cerveza, pues el décimo, el más rico, quedó mal herido después de la golpiza. Cuando el dueño del bar se apareció con la cuenta de US$80, los nueve individuos se dieron cuenta de que no tenían cómo pagarla.

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@AlbertoBernalLe

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