El 8 de octubre de 2025 el precio del oro rompió un récord histórico: superó por primera vez los US$4.000 por onza, marcando un punto de inflexión en los mercados internacionales y confirmando el retorno del metal precioso como refugio en tiempos de incertidumbre. En un año, su precio escaló 54%, impulsado por la expectativa de recortes de tasas de interés en Estados Unidos, la búsqueda global de activos seguros y un apetito inversor que no cede.
Este hito no solo redefine la dinámica financiera global: abre una ventana de oportunidad estratégica para países productores como Colombia, cuya riqueza aurífera, en medio de tensiones políticas, desafíos de formalización e inseguridad jurídica, podría convertirse en motor de desarrollo y diversificación económica.
Panorama general: En 2024, la demanda mundial alcanzó 4.974 toneladas, equivalentes a US$382.000 millones, impulsada por compras récord de bancos centrales (más de 1.000 toneladas por tercer año consecutivo) y un regreso de los inversionistas institucionales a los ETF respaldados en oro.
La oferta minera global fue de 3.300 toneladas, con China como principal productor, seguida de Australia, Rusia y Canadá. En un entorno económico planetario marcado por la volatilidad y las tensiones geopolíticas, desde los conflictos en Europa y Medio Oriente hasta las fracturas comerciales, el oro volvió a ser un activo de confianza tanto para bancos centrales como para hogares asiáticos.
Como colateral soberano y símbolo de estabilidad, el metal amarillo reafirma su lugar en el corazón del sistema financiero global.
¿El oro es una oportunidad real para Colombia?
Colombia produjo cerca de 60 toneladas de oro en 2024, lo que equivale al 1,8% de la producción mundial. En América Latina, ocupa el cuarto lugar, detrás de México (130 t), Perú (100 t) y Brasil (70 t), según el USGS, que además estima reservas auríferas nacionales de 700 toneladas.
En términos económicos, el impacto ya es visible: las exportaciones de oro alcanzaron US$3.907 millones en 2024, equivalentes a 67 toneladas enviadas al exterior, cifra que crece en proporción directa con la cotización internacional. Antioquia se mantiene como el núcleo de la minería aurífera formal del país.
Los datos de la Agencia Nacional de Minería (ANM) y la UPME, al 31 de enero de 2025, muestran una estructura minera altamente concentrada en la etapa productiva:
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82,86% de los títulos están en explotación.
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14,49% en exploración.
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2,64% en construcción y montaje.
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Apenas 0,02% en evaluación técnica anticipada.
Por escala, el 61,09% de los títulos corresponde a pequeña minería, el 36,96% a mediana minería y apenas el 1,95% a gran minería.
Estas cifras reflejan una industria donde los pequeños productores, muchos de ellos informales, dominan el volumen de operación, pero también enfrentan limitaciones técnicas, ambientales y financieras.
Precio del oro 2025: récord mundial impulsa oportunidades y desafíos para Colombia
En materia de volúmenes, entre 2021 y 2024, la producción de oro reportada a la ANM osciló entre 56,1 y 57 toneladas anuales, mientras que otros minerales como carbón, caliza o hierro mostraron caídas. El periodo también registró explotación de materiales no metálicos como arcillas, arenas, roca fosfórica y grava, además de minerales industriales como barita, dolomita, mica o travertino.
Estos datos confirman un reacomodo del portafolio minero nacional, donde el oro gana terreno frente al declive del carbón térmico, cuya demanda se ajusta ante la transición energética global.
En el reciente Congreso Nacional de Minería, organizado por la ACM, Juan Camilo Nariño explicó que el escenario cambia por completo cuando el tema es el oro. De acuerdo con datos de la Contraloría General, el 74 % del oro extraído en Colombia proviene de actividades ilegales, una cifra que evidencia la magnitud del problema.
El mapa de proyectos: producción, construcción, licenciamiento y exploración
En producción
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Buriticá (Antioquia, Zijin Mining): mina subterránea de clase mundial, con 8,3 toneladas producidas en 2023 y operaciones normalizadas en 2025 tras incidentes de orden público.
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Segovia (Antioquia, Aris Mining): uno de los yacimientos de mayor ley del planeta; en junio de 2025 completó la expansión de su molino de 2.000 a 3.000 toneladas diarias, con el objetivo de alcanzar 300.000 onzas/año en 2026.
En construcción
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Marmato – Zona de Minería a Granel (Caldas, Aris Mining): en obra, con capacidad proyectada de 5.000 toneladas diarias y más de 200.000 onzas/año combinadas con la zona de vetas. El arranque de producción está previsto para el segundo semestre de 2026.
Factibilidad y permisos
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Gramalote (Antioquia, B2Gold): estudio de factibilidad positivo aprobado en julio de 2025, con inversión de US$740 millones y una proyección de 227.000 onzas anuales durante los primeros cinco años. Requiere modificar licencias para el nuevo diseño optimizado.
En licenciamiento y controversia
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Soto Norte (Santander, Aris Mining 51%): presentó un nuevo PFS en septiembre de 2025, tras un archivo anterior, con estándares ambientales reforzados. Planea solicitar la licencia ambiental a inicios de 2026.
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La Colosa (Tolima, AngloGold Ashanti): el título continúa suspendido, pero la ANM negó la prórroga de la suspensión en septiembre de 2025, obligando a reactivar obligaciones contractuales.
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Quebradona (Antioquia, AngloGold Ashanti – cobre y oro): su trámite de licencia fue archivado en 2021, y persisten tensiones sociales y ambientales.
Exploración avanzada
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Guayabales – Apollo (Caldas, Collective Mining): sistema aurífero-argentífero-cuprífero de gran escala; en 2025 la empresa reportó intersecciones de alta ley y consiguió nuevo financiamiento para ampliar perforaciones.
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Anzá – Pepas (Antioquia/Chocó, Orosur Mining): retomado al 100% por la compañía en 2024, con resultados alentadores y certificación NI 43-101 en curso.
Pese al potencial, el país enfrenta una contradicción estructural. Según la ONUDC, el 70% de la minería en Colombia no paga impuestos, regalías ni cuenta con permisos. Paradójicamente, los pequeños mineros son los principales productores legales.
Lo del oro es infernal. Recién Goldman Sachs pronostica que se irá a los 5,000 dólares la onza para 2026.
Colombia no ha querido ni podido formalizar la minería de oro. Nos estamos perdiendo de un boom que sí aprovechan los grupos armados. pic.twitter.com/dzNy7S3iI3
— Sebastián Nohra (@SebastianNohra) October 8, 2025
La formalización inteligente y la trazabilidad del metal se han convertido en prioridades para la ANM, que ha modernizado procesos de radicación electrónica de documentos técnicos y seguimiento a títulos (PTO, PTI). Estos pasos son esenciales para garantizar certidumbre al inversionista y cerrar el paso al oro ilegal, en especial en regiones como Antioquia, Bolívar y Chocó.
La curva alcista del oro, que entre octubre de 2023 y octubre de 2025 pasó de US$1.861 a US$4.019 por onza (+115,9%), confirma que el metal vive un ciclo sin precedentes.
Incluso Goldman Sachs pronostica que el oro podría alcanzar los US$5.000 por onza en 2026, consolidando lo que muchos llaman el “nuevo momento dorado” del mundo.
Colombia tiene geología, precio y proyectos, pero necesita certeza jurídica, seguridad física y una institucionalidad más ágil. El reto no es menor: traducir la bonanza en desarrollo duradero, formalizando, tecnificando y controlando los territorios donde hoy la ilegalidad avanza más rápido que la inversión.