Promigas anunció esta semana una iniciativa pionera en conservación a gran escala en el Caribe colombiano. La compañía, en colaboración con la Fundación Cataruben, ha lanzado oficialmente el proyecto Corozo (CO2ROZO), proyecto pionero en conservación a gran escala en el Caribe colombiano.
El proyecto, que se presenta como la primera propuesta privada de esta envergadura en la región, tiene como objetivo proteger 105,000 hectáreas de bosque seco tropical y humedales estratégicos para el año 2044, contribuyendo a evitar la emisión de 3.5 millones de toneladas de CO₂.
Este esfuerzo se desplegará en ocho departamentos de la costa norte del país, con un enfoque de largo plazo en la conservación y restauración de ecosistemas vitales para el equilibrio ambiental.
Los detalles del proyecto de Promigas
El proyecto Corozo es una respuesta a la creciente necesidad de proteger ecosistemas críticos en Colombia. Según Promigas, el bosque seco tropical es uno de los hábitats más amenazados a nivel mundial, y en el país, solo queda un 8% de su extensión original.
Los humedales del Caribe, por su parte, son ecosistemas de alto valor ecológico que ayudan a mitigar las inundaciones y mantienen el equilibrio hídrico en la región. En Colombia, solo el 7.2% de los humedales están protegidos, y en la región caribeña apenas se encuentran 6,644 hectáreas en zonas de conservación. Esto subraya la necesidad de proyectos como Corozo, que buscan proteger y restaurar estos hábitats tan amenazados.
Además, los humedales del Caribe, que funcionan como amortiguadores naturales contra fenómenos climáticos como La Niña, han sufrido la pérdida de un 24.2% de su extensión debido a prácticas como la ganadería, la agricultura y la deforestación.
“Esta iniciativa marca un paso significativo en nuestra estrategia de sostenibilidad y de responsabilidad con el medio ambiente. No solo buscamos reducir emisiones de carbono, sino también fortalecer la biodiversidad y el bienestar de las comunidades locales que habitan y dependen de estos ecosistemas”, comentó un representante de Promigas en el evento de lanzamiento.
Durante su primera fase, Corozo establecerá acuerdos con propietarios privados de tierras para incentivar económicamente la conservación de áreas de gran valor ecológico. Estos incentivos pretenden no solo preservar las zonas naturales, sino también apoyar a las comunidades locales en su rol como guardianes de estos recursos. Este enfoque busca una sinergia entre la protección ambiental y el desarrollo económico de las zonas rurales.
El proyecto se llevará a cabo bajo el reconocido estándar VCS-Verra, lo que garantiza su cumplimiento con normas internacionales de sostenibilidad y monitoreo. Esta certificación asegura que las actividades realizadas en Corozo, tales como la conservación y restauración de ecosistemas, la supervisión de la biodiversidad y el fortalecimiento de la gobernanza local, cumplan con los más altos estándares ambientales.
Impacto en zonas de alto riesgo y territorios PDET
Promigas también subraya que el proyecto tendrá un impacto significativo en zonas que forman parte de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), abarcando municipios en Antioquia, Bolívar, Córdoba, La Guajira, Magdalena, Santander, Cesar y Sucre. Algunas de las áreas beneficiadas incluyen localidades como Anorí, Cáceres y El Bagre en Antioquia, así como Cantagallo y San Pablo en Bolívar.
Estas zonas, muchas de ellas afectadas por conflictos y problemas de desarrollo, ahora tienen la oportunidad de beneficiarse de un enfoque de conservación que combina la protección ambiental con la generación de oportunidades económicas para las comunidades. A través de la emisión de Certificados de Carbono, Corozo se posiciona no solo como un proyecto de conservación, sino también como una plataforma de generación de ingresos sostenibles que puede beneficiar a las poblaciones locales.
Con un horizonte de 20 años, el proyecto Corozo tiene como meta no solo la reducción de emisiones y la conservación de la biodiversidad, sino también la construcción de una estrategia de gobernanza ambiental que sea sostenible en el tiempo.
El proyecto Corozo es una apuesta ambiciosa y esperanzadora para el Caribe colombiano, una región rica en biodiversidad y recursos naturales, pero que enfrenta importantes desafíos en términos de conservación y desarrollo sostenible.
Con la colaboración de entidades como la Fundación Cataruben y el apoyo de los propietarios de tierras y las comunidades locales, esta iniciativa de Promigas tiene el potencial de convertirse en un modelo de conservación y desarrollo para otras regiones del país y, eventualmente, para América Latina.