¡Qué buena política fue ‘Ser Pilo Paga’!

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Debo confesar que ante la tóxica polarización política poco a veces se puede confesar de la admiración que se tiene por ciertos programas que un gobierno impulsó. En el caso del gobierno Santos, una de las múltiples cosas que yo rescato es el programa Ser Pilo Paga, un programa que fue bueno, exitoso y se debería seguir implementando.


Por: Andrés Felipe Gaviria Cano

En el momento debido tuve muchas confrontaciones argumentativas a través de distintas conversaciones en la vida personal y un intercambio de opiniones en esta red que nos ha sumergido poco a poco en una lucha, una batalla campal entre quienes tenemos cuentas reales y quienes usan fakes, pero siempre con el ímpetu y la intención de tener una franca conversación basada en cifras, en convicciones y sobre todo en resultados finales, que considero es lo más importante de toda política que permita evaluarse.

Independiente de colores, ideologías, de alcalde, gobernador o presidente, insisto en mi cantaleta ochentera de que las políticas tienen que trascender a los políticos, buscando un único beneficio que consiste en que las personas tengan una mejor calidad de vida.

Personalmente voté por Enrique Gómez Martínez el pasado 29 de mayo. Una de las propuestas que más me gustaba del candidato era el voucher escolar que el Estado le daba a los estudios para que ellos eligieran a qué universidad ir, claramente no podía el Estado costear cualquier semestre escoja al dedillo, pues las descompensaciones serían infinitas, pero sí creo que la inversión en la educación pública no se puede convertir, como creo que ha pasado, en un depósito de barril sin fondo en donde se mete y se mete dinero y solo es basta con pasar por el edificio de la Universidad Nacional en Bogotá que parece un campamento, un hangar, se está cayendo a pedazos, pero no sabemos a dónde van esos dineros.

Lo mismo podríamos evaluar con distintos claustros universitarios que a nivel físico pues no solo dejan mucho que desear, sino que es claro que nadie estudia en malas condiciones de infraestructura. Y, desde hace cuatro años, me he encontrado con distintos estudiantes beneficiarios de Ser Pilo Paga, el programa que inició Juan Manuel Santos y que fue muy criticado por los defensores a ultranza de la educación pública.

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Ahora bien, ‘Ser Pilo Paga’ que después fue reemplazado por ‘Generación E’, debió ser prolongado en el tiempo, creo que el reemplazo de Ser Pilo Paga volvió a caer en la demagogia, en un discurso ‘leninista’ en donde solo se paga el 100% de la matrícula para las universidades públicas porque el gobierno actual le creyó a los ortodoxos del sector educativo público que el Gobierno estaba financiando a las Universidades privadas.

En un libre mercado las empresas compiten y las universidades deberían competir y si las universidades públicas serían tan buenas pues serían las más demandadas del programa Ser Pilo Paga. No habría ninguna discusión. Quienes escogieron a las universidades públicas pues seguramente lo hicieron por convicción y porque estaban convencidos en que era su mejor opción, querían estudiar allí.

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Sin embargo, ese programa de Generación E, benefició inicialmente a cerca de 2.600 estudiantes y la meta eran 4.000, hoy no se tiene ni idea de cómo va ese programa porque no se publica nada de lo que es este gobierno y este programa asume el caso de que el estudiante quiera ir a una universidad privada, solamente asume el 50% de la matrícula y a mí la verdad cada testimonio de los estudiantes con los que me he encontrado, me reflejan muchos sentimientos.

Alegrías, satisfacción y muchos otros porque en mi caso me pagué universidad privada a punta de tarjeta de crédito porque no era tan de bajos recursos para acceder a subsidios ni a becas, ni era tan rico para pagarla de un tajo y tampoco era  ir a la universidad a tirarme todo el día como conejo de laboratorio o ratón de biblioteca o como alguien que estaba tirado en un sofá haciendo vida social.

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Yo tenía que ir y salir a trabajar inmediatamente y que estos jóvenes, los que coinciden en que ‘yo nunca hubiese podido estudiar sin el programa’, ‘era mi sueño estudiar en esta universidad’, me confirma a mí que no hay nada mejor que lo que uno se gana en la vida, pues se está premiando a los mejores y no se está entregando un subsidio a diestra y siniestra como muchos quieren.

Por eso, la propuesta del voucher escolar de Enrique Gómez me parecía maravilloso. No se puede negar que Ser Pilo Paga apenas resolvía el 2% de la situación de los jóvenes del país pero de una u otra manera se convertía en un premio y una apuesta que llegó a 40 mil beneficiarios por parte de un gobierno que le estaba diciendo a los jóvenes que creían en ellos y que dieran lo mejor.

De manera que sí creo que el Estado en todos sus frentes debe seguir apostándole a los premios, a que el mejor se gane las cosas. No puede ser todo gratis y regalado, como si fuese los derechos y derechos y acá se olvidan de los deberes. Por ende, quería ser muy claro y dejar plasmada en esta columna esa sensación que he reafirmado en las últimas semanas y me llevaron a escribir estas palabras.

Ojalá llegue un presidente, ojalá Rodolfo Hernández, que reafirme el programa y lo lleve a 70 mil u 80 mil jóvenes, no a esos que van a tirar piedra y a decir que en Colombia no hay democracia y no hay oportunidades y se quejan y se quejan, sino a jóvenes que crean en el país, en los empresarios y que somos un país que podemos sacar adelante y que hay que luchar para ganarse las cosas.

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