Hace rato se viene diciendo que el país comete un grave error al estar bailando al son de los disparates de Petro, esos cuentos absurdos con los que sale casi a diario y nos deja chapaleando una semana entera en el mismo lodazal mientras él sigue desarrollando sus planes macabros.
Sin embargo, eso que parece una conclusión inteligente sobre lo que nos está pasando se cae de su propio peso cuando esas propuestas que dispara Petro casi a diario no son fruslerías para entretener incautos sino iniciativas verdaderamente tenebrosas que ponen en juego la democracia colombiana.
Claro, hay estupideces que no merecen la menor atención como esa de traerse la Estatua de la Libertad para Cartagena. Una sandez que solo merecería el interés de la opinión pública cuando Trump monte en colera por la absurda idea de quitarle el máximo icono a la ciudad de Nueva York y tome alguna decisión que nos perjudique a todos.
Pero, la mente cuántica de Petro lanza cada nanosegundo ideas en contra de la institucionalidad y las gentes de bien en su afán de convertirnos en un paraíso comunista. ¿O será que no merece que se le preste atención esa propuesta de ley de ‘impunidad total’ para sacar del fracaso absoluto la ‘paz total’? ¿Será que no hay lugar a debatir el cambio de doctrina de las Fuerzas Militares y que estas ya no son esenciales en el desarrollo del país? ¿O que no vale la pena hablar de la creación de una zona binacional entre Venezuela y Colombia que más parece una cesión de soberanía?
Si este sujeto logra llevar a cabo estas propuestas, sería catastrófico que el Pacto Histórico se mantenga en el poder en 2026. Con una nueva ley de ‘sometimiento’, Petro lo que está haciendo, en cumplimiento del ‘pacto de La Picota’ que lo llevó al poder, es reafirmar la supremacía de los delincuentes por encima de la Constitución y la ley; es perdonarles sus terribles crímenes; es premiarlos al permitir que conserven el 12% de sus turbias ganancias.
Sin duda, es una vulgar componenda que este Gobierno pretenda transar de semejante manera con delincuentes que le han provocado daños de incalculable costo a toda la sociedad. Ahí van a caber todos: los cabecillas de las bandas de Medellín, a los que Petro llevó al famoso ‘tarimazo’ de La Alpujarra; los líderes de las guerrillas que volvieron el proceso de ‘paz total’ una burla, tanto del ELN como las Farc, que son muy probablemente las ejecutoras del atentado a Miguel Uribe; los terroristas de la ‘primera línea’, a quienes Petro necesita tener libres para amedrentar a las gentes en las ciudades. Probablemente, hasta Epa Colombia quedaría libre. El nombre del juego, otra vez, es impunidad.
Pero si esa ley parece grave, y sus consecuencias se han vivido década tras década, desde hace medio siglo, hay otra idea de Petro que es peor y para la cual no parece estar facultado constitucionalmente, como es la creación de una zona binacional entre Venezuela y Colombia que pone nuestra soberanía en entredicho. Ya los amigos del Gobierno salieron a pregonar que el articulado de esa iniciativa no es vinculante y no nos obliga a nada, que es algo así como un tratado de buenas intenciones, como se dijo en su momento del documento de adhesión a la Ruta de la Seda. Curioso, cuando menos, que el Gobierno nos vincule a tan rimbombantes iniciativas pero, que a la hora del te, resulte que dizque solo son pirotecnia.
Nuestro país tiene una frontera porosa con Venezuela por la que se mueven como pez en el agua los grupos criminales. Hace años que la cocaína producida en el Catatumbo sale por Venezuela, y si el inmenso contrabando que había entre ambos países ha caído es porque en la hermana Republica las actividades de industria y comercio se han venido al piso con el predominio de las cajas Clap.
Si algún país podría invertir en el otro sería Colombia en Venezuela y no al revés, y también sería Colombia el que podría producir comida en su parte de la zona binacional para beneficio del régimen de Maduro. No hay que soslayar que el chavismo siempre ha estado obsesionado con la idea de ser invadidos desde Colombia, sobre todo por la zona de frontera con Norte de Santander, Cesar y La Guajira, y lo que pretendan sea dominar esa área de confrontación como si ignoraran que el temido invasor gringo, para el efecto, no necesita para nada a nuestro país.
Por ahí nos querrán meter el virus del comunismo, para lo cual nuestras Fuerzas Armadas han sido emasculadas: la nueva doctrina militar establecida por Petro eliminó el concepto de ‘enemigo interno’.
Pendejadas a las que no vale la pena pararles bolas…
En el tintero: La lectura del fallo contra Álvaro Uribe es una cosa espantosa, digna de una comandante de las Farc y no de una jueza de la República.
Por: Saúl Hernández Bolívar – @SaulHernandezB
Del mismo autor:Para salvar a Colombia otra vez