Tras los atentados ocurridos el 21 de agosto en Cali y Antioquia, que dejaron una estela de violencia y temor, el Gobierno de Gustavo Petro estudia declarar la Conmoción Interior. Esta figura constitucional, contemplada en el artículo 213, le daría poderes excepcionales al Presidente para enfrentar alteraciones graves del orden público. Sin embargo, la propuesta ya genera críticas: algunos sectores de oposición y analistas creen que la medida podría usarse con otros fines y que no es la salida más adecuada.
¿Qué es la Conmoción Interior y cuándo se decreta?
La Conmoción Interior se activa únicamente cuando el orden público se encuentra gravemente perturbado y los mecanismos ordinarios resultan insuficientes. Su propósito es dar al Ejecutivo herramientas inmediatas para contener la crisis.
Aunque la Constitución permite su uso, la medida es considerada extrema porque centraliza temporalmente el poder en manos del Presidente, con controles posteriores de la Corte Constitucional y del Congreso. Por eso no es un recurso que se utilice con frecuencia: se trata de un último recurso frente a escenarios de violencia desbordada.

¿Qué puede hacer Petro bajo la Conmoción Interior?
Si Gustavo Petro decretara la Conmoción Interior, tendría la posibilidad de:
Expedir decretos con fuerza de ley, limitados al restablecimiento del orden público.
Imponer restricciones a la movilidad, como toques de queda.
Restringir concentraciones públicas y manifestaciones.
Ordenar detenciones preventivas de personas sospechosas, siempre bajo control judicial.
Asumir directamente el control del orden público en departamentos o ciudades.
Priorizar la movilización de Fuerzas Militares y de Policía en territorios críticos.
Estas herramientas buscan una respuesta rápida y centralizada ante una situación que desborda a la institucionalidad en los territorios.
¿Qué no puede hacer el Gobierno en Conmoción Interior?
La Conmoción Interior no es un cheque en blanco. Petro no puede:
Suspender derechos humanos fundamentales, como la vida, la libertad de conciencia o la prohibición de la tortura.
Cerrar el Congreso ni interferir con la Rama Judicial.
Extender la medida de manera indefinida: el plazo máximo es de 270 días en todo el mandato.
Usar los decretos para temas no relacionados con la crisis que motivó la medida.
Saltarse el control de la Corte Constitucional, que revisa cada decisión.
Aquí se centra la polémica. Para algunos analistas, los recientes atentados son graves, pero no representan una alteración total del orden público que justifique una medida de esta magnitud. Señalan que Colombia ya cuenta con mecanismos ordinarios de seguridad, inteligencia y cooperación interinstitucional que podrían reforzarse sin acudir a la Conmoción Interior.
De hecho, Álvaro Uribe explicó que «La conmoción interior es una trampa, Gustavo Petro no necesita declarar la conmoción interior; tiene toda la facultad de utilizar las fuerzas militares y perseguir a los criminales. Las instituciones deben seguir de cerca las oscuras pretensiones de Petro».
En sectores de oposición, incluso, hay temor de que el Gobierno pueda usar esta figura para limitar protestas, aumentar la centralización del poder o desviar la atención de problemas políticos y sociales. Recuerdan que en el pasado, estados de excepción han sido cuestionados por sus posibles usos políticos más que por su eficacia en materia de seguridad.
Otros expertos advierten que, al ser una figura excepcional, la Conmoción Interior podría terminar generando más incertidumbre que soluciones, enviando un mensaje de inestabilidad institucional a la opinión pública y a la comunidad internacional.
La Conmoción Interior le permitiría a Petro actuar con mayor rapidez frente a la crisis de seguridad tras los atentados de Cali y Antioquia, pero su aplicación no está exenta de riesgos y controversias. Si bien la Constitución establece controles claros, el debate político se enciende porque, para algunos, esta medida podría ser usada más allá de lo estrictamente necesario.
En últimas, la pregunta de fondo no es solo qué puede y qué no puede hacer Petro bajo la Conmoción Interior, sino si realmente el país se encuentra en un escenario que justifique una herramienta tan extrema, o si se trata de un camino que abriría más tensiones que soluciones.