¿Por qué Armando Benedetti canciller sería la jugada clave de Petro?
El barranquillero Benedetti ha sido senador, embajador en Venezuela, jefe de Despacho y –desde febrero– ministro del Interior, donde se ha convertido en el gran operador político de la agenda social del Ejecutivo.
Sus victorias en el Congreso y su cercanía personal con Petro —descrita por SEMANA como “una relación de WhatsApp permanente”— son, según fuentes palaciegas, la razón principal para imaginarlo al frente de San Carlos.
Al pasar a la Cancillería, Benedetti liberaría la cartera política interna para un perfil técnico que consolide las reformas laborales y de salud, mientras él despliega sus dotes negociadoras en foros multilaterales y, sobre todo, en el urgente trámite de los nuevos contratos de pasaportes, hoy enredados por denuncias y sanciones contra varios de sus antecesores.
No obstante, la movida implica riesgos: Benedetti carga procesos disciplinarios por su gestión diplomática pasada —la propia Cancillería le abrió investigaciones por presunto abandono del cargo— y mantiene una disputa pública con la excanciller Sarabia, quien acaba de renunciar en medio de la crisis de pasaportes.
Designarlo ahora podría profundizar la percepción de “gabinete en guerra” justo cuando Petro busca cohesión.
Un ministerio en crisis y cuatro cancilleres en tres años
La Cancillería se convirtió en la cartera más volátil del gobierno. Álvaro Leyva inauguró la diplomacia petrista el 7 de agosto de 2022, pero fue suspendido provisionalmente en enero de 2024 por el escándalo de la licitación de pasaportes.
Su reemplazo, Luis Gilberto Murillo, renunció el 31 de enero de 2025 para atender aspiraciones políticas propias.
Petro sorprendió entonces con la posesión de Laura Sarabia —la poderosa exjefa de Despacho—, quien dejó el cargo el 8 de julio entre choques con el presidente por la misma licitación y una investigación de la Procuraduría.
Desde el 9 de julio, la vicecanciller Rosa Yolanda Villavicencio funge como ministra encargada mientras se define un titular.
Con Armando Benedetti canciller, Petro sumaría su quinto nombre (cuarto titular) en la cartera, cifra inusual incluso para un gobierno con 39 ministros y 54 viceministros nombrados en apenas dos años. Esa rotación golpea la continuidad de la política exterior: cada relevo reabre la negociación de acuerdos clave sobre transición energética, paz total y migración.
Frente al revuelo causado por los rumores del cambio ministerial, personas cercanas al ministro del Interior aseguran que asumir la Cancillería sería un cargo que le entusiasmaría profundamente: «Él sería feliz como canciller”.
Entre tanto, en sus redes Benedetti no se ha referido a esta posibilidad, y su último pronunciamiento público fue como ministro del Interior en propiedad: «Hoy recibiendo en la Casa de Nariño a los nuevos presidentes de Senado y Cámara, @Lidiosenado y @Julianlopezte . Diálogo cordial en búsqueda de lo mejor para Colombia».
Hoy recibiendo en la Casa de Nariño a los nuevos presidentes de Senado y Cámara, @Lidiosenado y @Julianlopezte. Diálogo cordial en búsqueda de lo mejor para Colombia. pic.twitter.com/35OzLGZvVK
— Armando Benedetti (@AABenedetti) July 23, 2025
Inestabilidad ministerial: talón de Aquiles del Gobierno Petro
Los analistas coinciden en que la alta rotación —un ministro promedio dura ocho meses, de acuerdo con La Silla Vacía— erosiona la ejecución de reformas y envía señales de incertidumbre a inversores y socios. Sin embargo, Petro ha convertido los cambios en parte de su relato: sustituye a quien no acelere resultados antes de agosto de 2026.
En ese tablero, colocar a Armando Benedetti canciller tendría un doble efecto: reforzar la diplomacia con alguien de absoluta confianza y, al mismo tiempo, disciplinar al resto del gabinete con el mensaje de que la lealtad y la eficacia pesan más que el perfil técnico.
Pero la jugada no está exenta de controversia: sectores feministas y de derechos humanos recuerdan denuncias de violencia de género contra Benedetti.
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