Este 10 de julio se posesionó Álvaro Mauricio Rodríguez Amaya como nuevo director del Departamento de Prosperidad Social (DPS), una de las entidades clave del Gobierno Nacional en la lucha contra la pobreza y el desarrollo social.
Rodríguez llega en reemplazo de Gustavo Bolívar, quien lideró el DPS entre marzo de 2024 y mayo de 2025, y que renunció para dedicarse a una eventual precandidatura presidencial.
El nuevo director aterriza en una entidad golpeada por los recortes presupuestales, bajo el compromiso de sacar adelante uno de los pilares más complejos y sensibles del Gobierno Petro: el componente solidario de la reforma pensional. Este pilar busca garantizar un ingreso mínimo para los adultos mayores sin pensión, a través de un sistema de transferencias mensuales.
¿Qué retos enfrenta Prosperidad Social con el nuevo director?
Rodríguez asume en un contexto incierto. Aunque la reforma pensional fue recientemente aprobada por la Cámara de Representantes, luego de ser corregida tras un fallo de la Corte Constitucional que la devolvió por vicios de trámite, su implementación aún está en entredicho. El pilar solidario, del cual se encargará Prosperidad Social, será fundamental para que la reforma tenga efectos reales en millones de personas mayores en situación de vulnerabilidad.
Desde #ProsperidadSocial damos la bienvenida a Álvaro M. Rodríguez A. como nuevo director. Este nombramiento del pdte. @petrogustavo reafirma una política social orientada a promover y apoyar la asociatividad como estrategia central para superar la vulnerabilidad y la pobreza. 🧵 pic.twitter.com/nL8uFRuigq
— Prosperidad Social (@ProsperidadCol) July 10, 2025
Sin embargo, el escenario fiscal no es el más favorable. El mismo Gustavo Bolívar, en diciembre de 2024, alertó que varias transferencias económicas —como el programa Colombia Sin Hambre— presentaban retrasos debido a la falta de recursos. En un comunicado público, Bolívar expresó su frustración: “He sido el principal defensor de todos ustedes ante las personas que han decidido el recorte presupuestal. Este recorte nos quitó a la entidad este año $1,7 billones”.
Este panorama le impone a Rodríguez un doble desafío: por un lado, ejecutar eficazmente las transferencias y programas sociales con menos recursos; y por otro, enfocar la estrategia hacia modelos de desarrollo más sostenibles en el tiempo.
¿Quién es Álvaro Mauricio Rodríguez?
Según informó el Departamento de Prosperidad Social, Álvaro Mauricio Rodríguez es abogado, especialista en derecho público por la Universidad Autónoma de Colombia y actualmente cursa una maestría en sociología en la Universidad Nacional. Tiene una trayectoria de más de dos décadas en procesos sociales y solidarios, así como en investigación y educación popular.
Antes de asumir la dirección del DPS, estuvo al frente de la Unidad Solidaria, una entidad adscrita al Ministerio del Trabajo, encargada de fortalecer las organizaciones de economía solidaria como cooperativas, fondos de empleados, asociaciones mutuales y juntas de acción comunal. Su experiencia apunta a una visión más estructural del bienestar social, que no se limite a subsidios, sino que promueva capacidades productivas en comunidades vulnerables.
Una de las principales apuestas que llega con Rodríguez es el cambio de enfoque en la ejecución de los recursos públicos. En un comunicado reciente, el Departamento señaló que se está disminuyendo la carga de las transferencias directas para destinar más recursos a proyectos de autonomía económica, asociatividad y fortalecimiento comunitario.
Esto se traduce en programas que no solo entregan dinero, sino que acompañan a las personas en la construcción de emprendimientos, redes solidarias y alternativas de sustento sostenible. La nueva estrategia contempla el acceso a créditos asociativos, asistencia técnica, entrega de insumos y apoyo en comercialización para quienes hacen parte de la economía popular, comunitaria y solidaria.
En otras palabras, la entidad busca pasar de un modelo asistencialista a uno que fomente la producción, el cooperativismo y la organización social, en línea con las bases ideológicas del gobierno actual.
Un camino lleno de tensiones
El reto, no obstante, es mayúsculo. La demanda ciudadana por ayudas económicas no cesa, y muchos sectores aún reclaman por los retrasos y recortes en subsidios. Además, el avance de la reforma pensional sigue siendo una incógnita, y su implementación dependerá no solo de voluntad política, sino de músculo financiero.
Rodríguez tendrá que maniobrar entre las expectativas de un gobierno que prometió “vivir sabroso” y una realidad fiscal cada vez más apretada. Su experiencia técnica y comunitaria será puesta a prueba en una de las entidades más sensibles del Estado, donde las decisiones afectan directamente el bolsillo y el bienestar de millones de colombianos.
El cambio en la dirección del DPS marca una nueva etapa en la política social del país, en la que el discurso de transformación deberá convertirse en resultados concretos, en medio de presiones políticas, presupuestales y ciudadanas.