Razones de mi voto por Rodolfo Hernández

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Acompañé en la primera vuelta a Enrique Gómez, siendo una vez más coherente con mis principios y convicciones. Ahora, entendiendo la situación del país, lo que representa Petro y el gran riesgo vigente, veo en Rodolfo una salida amable, quizá turbulenta, pero que nos permite preservar principios básicos de entendimiento y desarrollo.


Por: Andrés Felipe Gaviria Cano

Muchos colombianos, tanto dentro como fuera de nuestro país, se preguntan cómo hemos llegado a este punto, estar ante dos opciones tan peculiares, extremas para muchos, que contienen gran incertidumbre y termina siendo una elección entre el mal menor. La verdad es que los entiendo a ellos, como también a los millones de ciudadanos que han demandado un cambio, en el sentido que sea, pero que contenga ese ingrediente, y aunque muchos hubiésemos querido tener otro tipo de opciones, nuestro deber hoy es aceptar la realidad, admitir y reconocer las raíces de estas consecuencias, y en virtud de esto hacer lo que sea necesario para que la opción de poder que se elija, preserve unos principios éticos, de entendimiento, convivencia, respeto por la ley, las instituciones, el modelo económico y que aspire a trabajar por un mejor país, con un modelo de cambio, claro, pero que ese cambio sea responsable y en las áreas en donde el país no viene funcionando, no destruyendo lo poco que funciona por una suposición mesiánica de creerse el redentor y salvador de una nación que fue afortunada por tenerle como mandatario.

El próximo domingo votaré por Rodolfo Hernández, partiendo de un principio que en mi concepto me da garantía, y es que ha sido alguien que ha creado empresa, empleo, riqueza, crecimiento y sabe lo que muchos otros políticos no saben, como lo es su contendor Petro, que es la gran dificultad, todos los obstáculos que un empresario de cualquier tamaño tiene que enfrentar en Colombia. Sabe el esfuerzo de pagar una nómina, prima, proveedores, entre otros. Creo que él le da verdadero valor al dinero, lo puede cuidar más y mejorar su gestión. Al otro lado tenemos a alguien que nunca ha trabajado en el sector privado, por ende nunca ha creado empresa, no tiene una noción mínima del verdadero agente que crea riqueza en un país, de ahí sus ideas absolutamente disparatadas en materia económica, que ponen en riesgo a Colombia.

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Otros puntos a favor de Rodolfo son: entrega el poder en cuatro años, no quiere cambiar el modelo económico, respeta la propiedad privada, tiene ejemplos ya probados de austeridad y buen manejo de las finanzas públicas, además de estar ya por encima del bien y del mal gracias a su patrimonio personal y edad. No tiene que ir al gobierno a crear problemas para luego solucionarlos desde una oficina, mucho menos va a buscar cargos en organismos multilaterales y llega de una manera independiente, lo que le dará gran libertad a la hora de gobernar y tomar decisiones difíciles. Realmente me seduce y me produce placer que Rodolfo sea quien por fin acabe con esa idea de que Colombia es una monarquía en donde los cargos se los rotan los amigos del amigo del presidente, del ministro, del club, de la universidad. Una rosca deplorable que ha estado enquistada en los últimos 15 años. Solo es ver los “méritos” de ciertas personas para haber sido nombradas en el Banco de la República, en el Banco Mundial o en otras importantes posiciones, en donde quienes no hacen parte de esa “monarquía” nunca podían llegar. Hace poco me tocó ver en el aeropuerto El Dorado de Bogotá cómo a un exfuncionario público y hoy director de un medio de comunicación, sus tres escoltas, (que vaya a saber por qué los tiene), le cargaban las maletas y le traían el café. Solo es ir a un supermercado del norte de Bogotá para ver escoltas sacando perros, mercando, recogiendo niños, entre otros menesteres que sus “dignatarios” les encargan, todo con cargo al erario público que pagamos todos los colombianos.

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Me gusta mucho que Rodolfo sacuda el tablero, que ponga en la mesa debates nuevos, que muchas veces han sido vetados por intereses particulares, por una academia ortodoxa y por muchos círculos cerrados que se han creído dueños del país. ¡Claro que es necesario rebajar el IVA! Me fascina la idea de volverlo un impuesto plano, que no se le devuelva a nadie y que se grave absolutamente todo bien, servicio y producto. Como está, vienen muchas ideas que valdrán la pena debatir, analizar y llevarlas a la realidad si benefician a la mayoría de los colombianos.

Necesitamos un cambio, es cierto, pero ese cambio no puede ser a través de la destrucción, la anarquía, la venganza, el resentimiento y la envidia, que es lo que representa Gustavo Petro. Mi invitación es a que votemos por Rodolfo Hernández, un gran tanque de oxígeno que nuestro país necesita para librarse de una vez por todas de los debates mal envejecidos que siempre se han suscrito a dos o tres nombres. Llegó la hora de pensar en los más de 47 millones de colombianos.

@AndresGaviriaC

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