En el afán de clics y de imagen muchos medios omiten hablar de los contenidos reales de los sucesos, y a eso se le cuelgan también políticos que comportantes las mismas formas y maneras, y en este caso el presidente Gustavo Petro se vuelve a equivocar.
Editorial
Sin conocer claramente la noticia a profundidad y sin que se hable de la nota en detalle de porque se da este suceso, pues se omite que 1.721 millones de dólares vinieron de los sectores que hoy más le molestan y ataca el Gobierno de Gustavo Petro. No solo él, sino también la ministra de Minas, Irene Vélez.
Es un milagro que todavía entre inversión a estos sectores a Colombia, cuando son espacios que están bajo amenazas. La inversión extranjera en otros campos cae el 71%. De manera que esto si le debe preocupar al Gobierno, en vez de estar sacando cara y pecho por una inversión en sectores que ellos quieren marchitar.
Cuando Petro habla de descarbonizar, de no firmar más contratos en temas de gas y petróleo y les clavó un impuesto directo, en el que no se pueden descontar las regalías, todavía así este sector le sigue dando frutos e ingresos para que gaste en sus programas. Y hoy cuando tenemos siete años de reserva de gas y de petróleo, y las industrias se encuentran con inseguridades jurídicas, pues el Gobierno no se encarga de dar mensajes positivos para que esto mejore.
Es irónico que las buenas noticias la den los sectores que el Gobierno Petro no les gusta. Estas industrias son los que representan la mayor parte de los ingresos que llegan a Colombia y en dólares. De manera que, casi nueve de 10 dólares de esa inversión directa pertenecen a estos. Son la “gallina de los huevos de oro” que constituyen el mayor motor económico del país.
Acá insistimos que no se entiende porque el Gobierno no cambia su postura sobre este sector, y simplemente se encarga de darles garantías físicas y jurídicas. Además, de firmar más contratos de exploración. De manera que el petróleo sigue siendo la influencia positiva de la economía colombiana, aunque estemos en una presidencia antipetróleo.
Como conclusión, insistimos en que el dólar, según todos los cálculos y análisis, debería estar por los $3.500 y $3.600, pero la incertidumbre política hoy está penalizando por casi $1.000 a la divisa colombiana.
Si las reformas laborales, pensionales y de salud no prosperan y el Gobierno en un milagro cambiara el discurso en contra del sector minero, hidrocarburo y energético; seguramente el precio del dólar bajaría. La inflación definitivamente si se vería y la inversión extranjera, aunque ya es alta y se celebra, seguiría incrementando. Todo esto sobre la mesa que desde la presidencia de Gustavo Petro no deben ser ciegos, sordos, mudos y sesgados para entender esta realidad.
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