Reforma tributaria en un país de evasores

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La intención del gobierno nacional es que primero se vote el plebiscito y luego se venga la reforma tributaria. Todo para evitar “riesgos” ante la opinión pública, que le pueda pasar cuenta de cobro en las urnas.

La reforma tributaria es necesaria y más después de esa última que fue un completo fracaso, estuvo plagada de errores y hoy es obsoleta. Su único logro fue enredar más a las empresas, contadores y hundir a la clase media del país. Las cuentas no le dan al gobierno y ahora se ve en la obligación de tener que hacer una nueva reforma que contempla más impuestos, en tiempos donde el país no anda bien.

El aumento del IVA es lo que quizá más alarma a las personas, debido a que en la actualidad se paga un porcentaje alto y es fácil de comprobar en cada bien que compramos, desde un celular, televisor o un automóvil. En virtud de esto, el que tan solo se mencione un aumento al 21%, es motivo de preocupación para personas y empresarios de todos los rangos, ya que eso significa directamente y sin objeción alguna, un fuerte aumento en el costo de vida de los colombianos. Ya tenemos una inflación del 9%, lo que no es buen precedente para esa idea de subir el IVA.

Acá están elementos psicológicos incluidos, ya que cuando una persona no puede comprar o hacer lo mismo que hacía antes, evidencia un menor poder adquisitivo y eso representa “pobreza”. El ejemplo está en un supermercado, la persona que hacia mercado con 300 o 400 mil pesos, ahora necesita de aproximadamente 500 o 600 mil para comprar lo mismo, y con la nueva reforma tributaria, pasaría a los casi 700 o 750 mil pesos. Eso resiente cualquier economía, genera desaceleración en el gasto y todo desencadena en empresas que se van y desempleo en aumento.

Aceptando la realidad y con ella la necesidad de una reforma tributaria, se escuchan distintas voces de importantes gremios, líderes, empresarios y personas del común, que buscan aportar a la construcción de un sistema donde más personas paguen, se reduzca la evasión y se inviertan mejor los recursos. Lo que más llama la atención de todos tiene que ver con la evasión y con mucha razón, pues luego de conocerse el escándalo de Panamá Papers, La FIFA, entre otros, no cabe duda que existen miles de colombianos que tienen recursos en el exterior sin declarar en nuestro país, y que están evadiendo impuestos tranquilamente.

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Ahora el Gobierno sí se dio cuenta de la necesidad de mirar al exterior y esculcar, ha encontrado, pero entonces cabe la pregunta, ¿Qué estaban haciendo contra los que evaden impuestos?, ¿Nada?.  Según el exdirector de la DIAN, Juan Ricardo Ortega, la evasión alcanzaría la cifra de 65 billones de pesos al año. Estremecedor.

Es increíble que en ciudades como; Medellín, Cali, Bogotá, Cartagena, Barranquilla y Santa Marta, se vean cientos de carros importados de alta gama, que fácilmente pueden costar más de 250 millones cada uno; casas lujosas que su construcción supera los 2 mil millones de pesos; yates anclados con bandera de panamá en los clubes navales de Cartagena y Santa Marta, eso sin contar las fincas y ostentosas haciendas de cientos de hectáreas que no cualquier colombiano tendría. Esto es fácilmente comprobable y provoca una reflexión, para las personas y gobierno, sobre todo para el gobierno que aún cree que todos en Colombia son pobres y necesitan subsidios. De una u otra manera el evadir impuestos, lavar activos, no declarar sus actividades y lo que gana, es mafia. Es hora de penalizar la evasión de impuestos.

Ni que hablar de las miles de fundaciones, corporaciones y empresas “sin animo de lucro” que existen en el país, que se han escudado en estos formatos para evadir impuestos, pagarse astronómicos salarios y pasar como sin nada por todos los escenarios haciendo negocios y ganándosela toda. ¿Por qué el gobierno no las interviene, no las revisa?.

En este semestre se tiene que debatir y aprobar la reforma tributaria, de lo contrario según el analista Camilo Silva, Colombia podría perder su calificación crediticia y eso es nefasto para cualquier país. Aunque las propuestas polémicas son muchas, hay otras que si logran un consenso importante; ampliar la base de tributación, crear un sistema fácil y eficiente para la declaración y pago de impuestos, instaurar formas que incentiven la inversión extranjera, la creación de empresas para locales y la ayuda a las pymes. Hoy lo que se tiene es una colcha de retazos que se ha acomodado para beneficiar a unos pocos. Esta reforma tiene que llamar a la formalización de muchos sectores, que hoy prefieren la clandestinidad.

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Las empresas actualmente están pagando más del 60% de sus utilidades en impuestos, algo verdaderamente nefasto para cualquier sector y que necesita ser revisado, pues solo incentiva la evasión, el desempleo y que las empresas se vayan del país.

La comisión tributaria ha propuesto bajar la base de salarios gravables a 1.5 millones, lo que llevaría a que más de 5 millones de personas tengan que declarar renta. Eliminar el Iman, Cree y el Imas, dejando un solo impuesto a la renta es una gran propuesta, pues esos tres impuestos fueron obsoletos y solo enredaron la cuerda a la hora de tributar.

Como conclusión, ojalá y el gobierno no mezcle economía con la paz, pues esperar para no cruzar la reforma con el plebiscito le podría salir muy caro. Sobre lo tributario, es necesario incentivar al pequeño empresario, atacar la evasión, aumentar la base y hacer fácil y eficiente el pago de impuestos. De subir el IVA, consideramos pertinente que no sea mayor al 19%.

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