El reciente triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos sobre Kamala Harris ha generado expectativa en todo el mundo, pero en América Latina, y en particular en Colombia, las preguntas sobre lo que se viene en materia económica y diplomática son muchas.
Con su regreso al poder, Colombia, considerada el aliado más cercano de EE. UU. en la región, se enfrenta a una posible reconfiguración de la relación bilateral en aspectos clave como comercio, seguridad y migración. El gobierno colombiano, encabezado por Gustavo Petro, deberá prepararse para posibles confrontaciones ideológicas y políticas, especialmente en temas como el narcotráfico, la migración y la política exterior.
La eventual relación de Donald Trump con Colombia
En su primer mandato, Donald Trump adoptó una postura firme y, en ocasiones, conflictiva con países de la región que no compartían su enfoque conservador y de «mano dura» en seguridad. En este nuevo período, Trump ha prometido una política de “Estados Unidos primero”, un enfoque que incluye medidas proteccionistas en materia económica y una postura más agresiva en seguridad y migración.
Según la consultora Control Risks, Colombia y Venezuela son los países de la región que enfrentan el mayor riesgo de interrupción en sus relaciones bilaterales con Estados Unidos. Para Colombia, un regreso de Trump al poder podría significar no solo recortes en la cooperación antinarcóticos, sino también una posible descertificación como socio en la lucha contra el narcotráfico, lo cual perjudicaría tanto la economía como la reputación del país a nivel internacional.
En palabras de Dan Restrepo, exasesor en asuntos de Latinoamérica para Barack Obama, «es de esperar una confrontación ideológica y de estilos», explicó el experto a Colprensa, especialmente si se compara el trato de Trump hacia sus aliados previos en Colombia, como Iván Duque, con lo que podría ser una relación más tensa con el actual presidente Gustavo Petro.
Comercio y economía: efectos de un segundo mandato de Trump
En cuanto al comercio, la política proteccionista de Trump también podría impactar a Colombia. Su propuesta de imponer aranceles universales de entre el 10 % y el 20 % afectaría gravemente a los exportadores colombianos, considerando que aproximadamente el 30 % de las exportaciones del país se dirigen al mercado estadounidense. Esto generaría un impacto directo en el producto interno bruto (PIB) de Colombia, que sigue siendo altamente dependiente del comercio con Estados Unidos.
Además, existe la posibilidad de que Trump busque renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Colombia en un intento de proteger la economía estadounidense, lo que podría afectar las exportaciones agrícolas y mineras colombianas. Esta medida representaría un desafío significativo para la economía colombiana, que se encuentra en una situación de vulnerabilidad por la inflación y las fluctuaciones en el mercado global.
La lucha contra el narcotráfico: ¿más exigencias para Colombia?
En el ámbito de la seguridad y la lucha contra el narcotráfico, se prevé que Trump mantenga una postura estricta. Durante su primer mandato, amenazó con descertificar a Colombia como aliado en la guerra contra las drogas si no mostraba un “progreso significativo” en la reducción de los cultivos de coca y la producción de cocaína, que han alcanzado niveles récord en los últimos años.
Aunque en su primera presidencia no llegó a concretar esta medida, su regreso al poder podría representar una presión aún mayor para el gobierno de Petro, quien ha mostrado una postura menos agresiva hacia la erradicación forzada de cultivos y ha expresado su oposición a la militarización como principal estrategia antidrogas.
Kevin Whitaker, exembajador de EE. UU. en Colombia, destaca que “Trump exigirá públicamente a Petro que reanude la erradicación aérea de la coca, pida el establecimiento de barreras más efectivas contra la migración ilegal y ejerza una mayor presión sobre la dictadura de Maduro en Venezuela”, dijo a El Tiempo.
Esto representa una serie de retos para el gobierno colombiano, que podría encontrarse en la necesidad de elegir entre aceptar las exigencias de Trump o enfrentar represalias en forma de recortes de ayuda y sanciones.
Migración y política exterior: un punto de discordia
En el tema migratorio, Trump es conocido por su política de presión sobre los países que sirven como ruta de tránsito para migrantes hacia Estados Unidos. Durante su primer mandato, insistió en que México, bajo el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), adoptara medidas para contener el flujo migratorio.
Un segundo mandato de Trump podría implicar presiones similares sobre Colombia, exigiendo que colabore más estrechamente en el control de migrantes provenientes de Venezuela y otros países de la región. La resistencia del gobierno colombiano a cooperar en esta agenda podría derivar en sanciones comerciales o recortes de ayuda.
Además, el enfoque de Trump en política exterior podría crear nuevos puntos de fricción entre Washington y Bogotá. El actual presidente Petro, que ha criticado abiertamente a Trump por sus comentarios sobre la comunidad haitiana y otras políticas xenófobas, ha expresado sus desacuerdos con el exmandatario, llegando a compararlo con figuras históricas asociadas al fascismo.
Trump, por su parte, ha señalado que los latinos son “gente maravillosa”, pero insiste en que la inmigración ilegal debe detenerse para proteger la seguridad de los vecindarios. Este tipo de discurso, aunque en apariencia amigable, resalta las profundas diferencias entre ambos líderes y su visión sobre el papel de los latinos en Estados Unidos.
¿Qué puede esperar Colombia de un nuevo mandato de Donald Trump?
Si bien Trump cuenta con el apoyo de una parte significativa de la comunidad colombiana en Estados Unidos, su enfoque nacionalista y su postura firme en temas de seguridad y comercio podrían agravar las tensiones con el gobierno de Gustavo Petro.
La posibilidad de recortes en la ayuda antinarcóticos y el endurecimiento de políticas migratorias podrían hacer que la relación bilateral se vuelva aún más complicada. Sin embargo, la capacidad de Trump para implementar estas medidas se encuentra limitada por el Congreso estadounidense, que en última instancia controla el presupuesto y podría moderar los planes del presidente en temas de cooperación exterior.
La relación entre Donald Trump y Colombia está marcada por intereses estratégicos compartidos, pero también por profundas diferencias ideológicas que podrían tensarse aún más con el regreso del republicano a la Casa Blanca.
Si Trump decide imponer aranceles o presionar con la descertificación en la lucha contra las drogas, el gobierno de Petro se vería obligado a evaluar su enfoque de política exterior y a decidir si ceder o buscar alternativas, como fortalecer lazos con otras potencias internacionales. El desafío para Colombia será, una vez más, equilibrar su posición como aliado de Estados Unidos mientras protege sus propios intereses frente a un presidente que, en más de una ocasión, ha demostrado su inclinación por priorizar las necesidades internas sobre las relaciones exteriores.