La última vez que la ciudad tuvo la oportunidad de intervenir este único escenario deportivo donde juegan los principales equipos del departamento, fue en medio de las remodelaciones para la Copa Mundial de Fútbol Sub 20 en el 2011.
Confidenciales 360
Medellín fue quizá la ciudad que menos aprovechó todo el paquete económico del Gobierno destinado para las remodelaciones, con unas adecuaciones que fueron mínimas en comparación a otras ciudades del país.
Los estadios Roberto Meléndez, más conocido como el Metropolitano; el estadio Olímpico Pascual Guerrero y el estadio Hernán Ramírez Villegas, fueron los que sacaron mejor provecho de todo el esfuerzo que hizo el recién iniciado Gobierno de Juan Manuel Santo en ese momento, pero era un proyecto que venía de los últimos tres años de la administración de Álvaro Uribe, que buscaba modernizar los estadios de las principales ciudades del país.
El 29 de septiembre de 2010 la organización del evento había confirmado las sedes de Bogotá, Cali, Medellín, Manizales, Armenia, Cartagena, Pereira y Barranquilla.
Colombia, que no ha tenido en su historia estadios de talla mundial, hizo algunos avances importantes para tener una buena presentación y albergar a deportistas en ese momento muy jóvenes, pero que hoy están en la élite mundial del fútbol.
Luego de diez años, un proyecto del que se habló mucho – incluso empezó la prefactibilidad en la administración de Federico Gutiérrez – hoy por fin vi más cerca la luz bajo la administración de Daniel Quintero por medio de la Agencia para la Gestión del Paisaje, el Patrimonio y las Alianzas Público-Privadas.
Esta alianza pretende que se construya un techo para el estadio con un área de 70.000 m², la construcción de una torre de parqueaderos y que el estadio tenga una nueva fachada. Todo se hará dentro de la reglamentación de la FIFA. El proyecto tendrá una fan zone, restaurantes, parqueaderos cerrados, museos, salas de control, atención médica y mejores equipos de seguridad.
La adjudicación que se le haga a un privado podría estar entre los diez, quince o veinte años, según el alcalde de Medellín.
Entregarán definitivamente a la ciudad un escenario, no solo mejor presentado, sino más seguro y competitivo. De paso, a los equipos locales, como Medellín y Nacional, les despeja los panoramas de tener que construir sus estadios en medio de una coyuntura económica compleja.
Lo que no ha quedado claro dentro de la presentación del proyecto es si se elevarán la capacidad del aforo del estadio, que hoy cuenta con una capacidad aproximada de 45.000 personas, y seguirá siendo un escenario multi propósito, porque recordemos que en el Atanasio también se hacen conciertos con grandes artistas, al ser el único lugar donde se pueden llevar a cabo este tipo de eventos.
El tiempo que pueda tardar la remodelación del Atanasio Girardot se contemplaría entre dos y cuatro años, todo depende del mismo proceso contractual que se adelante y de la adjudicación al privado.