Por: Catalina Escobar y Juliana Hernández
Esta ciudad siempre se ha caracterizado por su unión a pesar de las diferencias, por su capacidad de levantarse y construir después de la tormenta, por el amor por sus raíces… el odio y la división nunca habían sido parte de la ecuación, por el contrario, siempre hubo un interés común entorno al bien de la ciudad.
En efecto, Medellín está llena de retos en 2023 pero también de grandes oportunidades:
Por un lado tenemos cifras alarmantes en desnutrición crónica infantil. Hay un aumento del 28% en el presupuesto para Buen Comienzo, pero la cobertura ha disminuido. 22% de la población está en condición de pobreza. EPM nuestra empresa emblemática está en riesgo. La corrupción está aumentando y la confianza está disminuyendo.
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Trabajar de la mano y volver a ese trabajo conjunto entre la academia, la empresa privada, el sector público debe ser nuestro objetivo porque es la única forma de reconstruir el futuro de Medellín. Recuperemos nuestra identidad y volvamos a nuestras raíces de emprendimiento, trabajo y solidaridad. Medellín necesita más personas generando soluciones a los verdaderos problemas de la ciudad y menos discursos llenos de odio y división.
Los que amamos a Medellín debemos unirnos para enfrentar la corrupción y recuperar la inversión social de nuestra ciudad para seguir creciendo. Todo esfuerzo donde podamos generar unión valdrá la pena por Medellín.
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