Colombia firmó oficialmente el plan de cooperación para la iniciativa de la Franja y Ruta de la Seda, dando así un paso clave de los últimos años en su política de comercio exterior, según informó el Gobierno.
Con este acuerdo con China, Colombia buscarpa fortalecer su Asociación Estratégica mejorando así acceso a mercados, impulso a proyectos como corredores férreos y energías renovables.
El presidente Gustavo Petro dijo que: «Hemos entrado a la franja y la Ruta de la seda. Busco en el corto plazo acabar el déficit comercial con China que llega a USD14.000 millones anuales».
«En el mediano plazo busco que Colombia y América Latina puedan no solo construir infraestructura interoceánica, sino ser punto de llegada de fibra óptica submarina desde China y Europa para ser nodo central de la inteligencia artificial. Busco una Colombia central en el mundo, como su posición geográfica merece y su pueblo», agregó.
Beneficios para Colombia con la Ruta de la Seda
El interés de Colombia por formar parte de la Ruta de la Seda responde al objetivo de atraer inversión en sectores clave como la infraestructura, el transporte y la energía.
El modelo de la iniciativa prioriza el desarrollo de puertos, carreteras, ferrocarriles y corredores logísticos que faciliten el comercio internacional.
Ejemplos tangibles del alcance de esta estrategia ya se ven en América Latina. Uno de los casos más emblemáticos es el del puerto de Chancay, en Perú, donde China ha invertido más de 3.400 millones de dólares para construir una plataforma marítima de casi 1.000 hectáreas que servirá como punto de enlace entre Sudamérica y Asia.
La inclusión de Colombia en la Ruta de la Seda podría representar un viraje geopolítico importante. Mientras algunos lo interpretan como una oportunidad para diversificar aliados y fuentes de financiamiento, otros temen que este movimiento aumente la dependencia hacia China y complique la relación con socios tradicionales.
Por ahora, el gobierno de Gustavo Petro parece decidido a avanzar. Queda por ver en qué términos se formaliza esta adhesión y qué proyectos concretos podrían llegar al país.
Lo cierto es que Colombia está en el radar de la mayor estrategia de influencia global del siglo XXI, y las decisiones que se tomen en los próximos meses marcarán el rumbo del país en el tablero económico y político internacional.