El año en el que la salud mental cobró importancia

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Aunque parezca increíble, en pleno 2020 es un tabú contarle a una persona que alguien acudirá a una terapia profesional con un psicólogo o psiquiatra. Por cuenta de esto, miles de personas sufren en silencio sus problemas, al punto de terminar afectando su vida de manera directa y sustancial; de hecho, la pandemia develó grandes vacíos y problemáticas de gran calado que afectan a muchísimas familias y personas en nuestro país, quienes piden que la salud mental sea considerada un problema de salud pública que debe ser tratado.


Por: Andrés Felipe Gaviria

Los últimos 12 años han transcurrido con un ritmo de vida extremadamente veloz y hemos entrado en un sprint continuo, en cada una de nuestras jornadas, por hacer más de la mejor manera, para rendir más, lograr más y alcanzar más.

Es como ir en un carro a 120 KM/H y de repente por una causa externa, por ejemplo, una pandemia, nos dijeran que hay que guardar el carro; pasamos de ir a gran velocidad a quedar en 0 y con un carro recalentado. Algo así fue lo que nos sucedió, porque en nuestro caso, la mente quedó acelerada.

Tuvieron que pasar meses para que muchas personas se dieran cuenta que tenían alguna clase de estrés o insostenibilidad en su comportamiento para afrontar lo que se está viviendo, y lo peor, es que en época de pandemia todas las consultas de los profesionales están siendo de manera virtual, entonces si no iban de forma presencial, menos lo han hecho de forma virtual.

En ese sentido, lo que hemos visto tras más de 7 meses, es una cantidad de efectos nocivos en las familias, parejas y en cualquier tipo de relación que se puede generar o se generaba normalmente antes de la pandemia.

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En la época del confinamiento existía más observación, más silencio, más tiempo para compartir con otras personas, pero a la vez, había más tiempo para mirar los mismos defectos y la misma cantidad de cosas que se nos perdían por cuenta de la prisa que siempre llevábamos.

Esta columna la he escrito luego de tener conversaciones con personas expertas en el sector, quienes me han manifestado la necesidad de que el Gobierno ponga sobre la mesa la prioridad que demanda esta situación.

La salud mental es un tema muy importante para todos los seres humanos y no hay que esperar a estar mal para acudir a un psicólogo o a un psiquiatra; todos estamos expuestos al dolor de alguna manera y en esta pandemia sí que lo han estado quienes han perdido a sus seres queridos.

Aprovecho para solidarizarme y abrazar a esas personas que han perdido a personas especiales, porque lastimosamente hay quienes afrontan problemas interiores en su vida y no son capaces de reconocerlo, y aunque son respetables las decisiones por las cuales no lo hacen, sí está claro que debemos abrir los ojos y debemos poner el spotline sobre este tema, además de dar tranquilidad, confianza y compañía a quienes más lo necesitan.

Muchos consideran que las soluciones pueden ser huir, acudir a algún tipo de sustancias que camuflen el dolor, el miedo, la desesperación o la angustia, pero la realidad es que esto no es sostenible en el largo aliento, e incluso, hemos visto a personas famosas e influyentes, como J Balvin hablar del tema de la depresión abiertamente.

Saludo y aplaudo ese loable gesto que hace José Álvaro Osorio sin importar que se exponga y se muestre vulnerable al ser tan claro con una problemática tan real.

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A veces tenemos que afrontar los problemas con gallardía, sin anestesia o sin tiempo. Otras veces nos podemos preparar para las complicaciones que trae la vida de alguna u otra manera, pero lo que sí quiero dejar plasmado en esta columna con un tema totalmente distinto a los que habitualmente trato, es la importancia de tener mejores personas en nuestra sociedad en cuanto a su capacidad mental, de resiliencia, de reconectarse, de reconstruirse o de corregirse y edificarse.

Se debe generar más entendimiento entre las familias o parejas, porque sabemos que muchos han perdidos familiares, empleos y para muchos ha sido retador no tener a sus hijos en los colegios, pero no sabemos cuántas personas necesitan una voz, un consejo o solo sentirse escuchados y comprendidos para que todos podamos salir adelante de este gran coletazo que nos deja la pandemia.

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