30 años de la toma al Palacio de Justicia: El capítulo de sangre, desapariciones e impunidad que persigue al Estado colombiano

Compartir

30 años de la toma al Palacio de Justicia: El capítulo de sangre, desapariciones e impunidad que persigue al Estado colombiano

Hace 30 años sucedió un hecho que marcó la historia de Colombia, 28 horas que costaron la vida de 98 personas, 1.680 minutos de una toma a sangre y fuego al símbolo del poder judicial en Colombia, un suceso que abrió heridas que aún no cicatrizan, un ataque que desapareció inocentes; hoy se cumplen 10.950 días de incertidumbre, tres décadas de mentiras e impunidad por parte del Estado Colombiano.

Eran las 11:40 AM cuando un camión Ford 51 llegó al parqueadero del Palacio de Justicia. De este se bajó un comando de 30 guerrilleros pertenecientes al M-19, asesinaron a dos celadores y se apoderaron del edificio ubicado en plena Plaza de Nariño en Bogotá.

Esto era el inicio de la operación “Antonio Nariño por los Derechos del Hombre”, un asalto que buscaba realizar un juicio político al entonces presidente de la República, Belisario Betancourt, pues según los insurgentes, este había violado los acuerdos de cese al fuego y diálogos de paz que se habían firmado meses atrás, entre esta guerrilla y el Gobierno nacional.

10 minutos después de haber iniciado esta toma, los alrededores de la Plaza de Nariño y el Palacio fueron cercados y militarizados, iniciándose un contraataque por parte de las Fuerzas Militares a los que denominaron “Operación Rastrillo”, un operativo para liberar rehenes y retomar el control de la edificación que estuvo al mando del coronel Luis Alfonso Plazas Vega y el contó con tanques, carros blindados, helicópteros y diferentes grupos especiales por parte de la Policía y el Ejército.

Le puede interesar:  Denuncian la pérdida de $22 millones en tiquetes no usados para socializar la reforma a la salud

Fueron más de 27 horas de disparos y explosiones que a su paso iban arrasaron con todo a su paso, en donde no valieron las peticiones de los magistrados al presidente Betancourt para que cesara el fuego, la orden que recibió Vega era clara: “Mantener la democracia”.

A medida que pasaban las horas, la fuerza púbica iba rescatando a algunos rehenes, otros eran dejados en libertad y poco a poco las cámaras de los medios de comunicación registraron como iban salieron con vida cientos de personas del Palacio de Justicia, entre ellos varios de los 11 empleados de la cafetería del Palacio de Justicia, de quienes tres décadas después, aún no se sabe en dónde están.

En diciembre del 2014, la Corte Interamericana de Derechos condenó al Estado colombiano por su responsabilidad en las 11 desapariciones de esta toma, que pedía hacer al Estado una millonaria indemnización a las víctimas, un acto de perdón, que incluía un documental, tratamientos psiquiátricos y resultados judiciales a la mayor brevedad.

Por estos hechos han sido condenados el coronel Alfonso Plazas Vega, a 30 años de prisión, y el general Jesús Armando Arias Cabrales, quien dirigió la operación de rescate fue sentenciado a 35 años de cárcel. Además, recientemente el expresidente Belisario Betancourt ofreció disculpas públicas por los “errores” cometidos en las operaciones de la retoma.

Lo que le sucedió a los desaparecidos del 6 noviembre de 1985 se ha ido descubriendo poco a poco, el pasado 20 de octubre, la Fiscalía anunció que identificó los restos de Cristina del Pilar Guarín Cortés y Lucy Amparo Oviedo, empleadas de la cafetería del edificio, y Luz Mary Portela León, visitante ocasional que debía reunirse con un magistrado. Los restos fueron hallados en dos fosas comunes de dos cementerios en Bogotá.

Le puede interesar:  ¿Por qué la Procuraduría investigará al concejal Juan Carlos Upegui?

En la toma del Palacio murieron 11 magistrados, 32 civiles, 33 guerrilleros y 11 miembros de las Fuerzas Armadas, además de la desaparición de estas personas, una verdad que ha sido contada a medias y por la que sus familiares llevan esperando 30 años, que aunque no les devuelva a sus seres queridos, sí los aliviará y les dará un poco de tranquilidad, en medio de tanta incertidumbre que persigue al Estado colombiano.

Última hora

Le puede interesar

[mc4wp_form id=”74432″]