Preocupa la tasa de cambio en el marco de la negociación del salario mínimo, preocupa la inflación, preocupa el alza en las tasas de intervención y desde luego la capacidad productiva que tiene Colombia que se va a ver afectada por toda esta cadena de fenómenos que están atentando contra miles de empresas del país.
EDITORIAL
Comenzó esta semana el diálogo entre centrales obreras, Gobierno y empresarios para negociar el salario mínimo de cara al año 2023, seguramente hasta el 31 de diciembre mucha agua correrá debajo del puente y, por ahora, no será muy positivo para el país.
Preocupa la tasa de cambio en el marco de la negociación del salario mínimo, preocupa la inflación, preocupa el alza en las tasas de intervención y desde luego la capacidad productiva que tiene Colombia que se va a ver afectada por toda esta cadena de fenómenos que están atentando contra miles de empresas del país.
Recordemos que es el 90 % del empleo en Colombia el que se genera gracias a las pequeñas, micro y medianas empresas del país, no son solamente las de los grandes titulares, los de la ANDI, los de los gremios quienes se ven involucradas en esta negociación, no se trata de los bancos contra el proletariado como algunos quisieran hacer ver esta discusión.
Quedó demostrado que el aumento del salario mínimo este año hacia $1 millón por parte del Gobierno de Iván Duque fue un error, fue un aliciente importante para que la inflación galopara y lo pero es que todas las estimaciones y las cifras que podemos identificar gracias al entorno de Gustavo Petro y de la ministra de Trabajo Gloria Inés Ramírez, son bastante preocupantes.
Los gremios pueden considerar que los aumentos están entre el 10 y el 15 %, que ojalá no supere el 13 %, lo que permitiría tener maniobrabilidad, no afectar el crecimiento, no afectar la creación de empleo.
Si esta decisión toma un tinte político y busca de un plumazo darle una felicidad efímera a los colombianos aumentando el salario mínimo entre el 15 y el 20 % sería algo absolutamente desquiciado, irresponsable, torpe para el país.
LEER TAMBIÉN: Un mensaje a la nueva Junta Directiva de Ecopetrol
La inflación va a estar entre el 10 y el 10.5 % al cierre de este año, claramente no va a estar por debajo; lo que buscarían es un acuerdo alrededor de entre $1’100.000 y $1’150.000. Las centrales obreras y el Gobierno tienen una línea de partida: $1’100.000, y no están dispuestos a bajarse de ahí.
Lo cierto es que si este Gobierno toma la decisión equivocada, la presión inflacionaria seguirá siendo cada vez más fuerte, los productos de la canasta familiar se verán más afectados, 15 % de esta canasta básica sufrirá por cuenta de la tasa de cambio que está próxima a cotizarse en $5.000 y desde luego cada vez que aumente ese salario mínimo, va a contribuir a que se dejen de crear nuevos empleos y a que se despidan a las personas.
La discusión es trascendental para el futuro económico más cercano de nuestro país, y lo cierto es que lo mínimo de ese incremento sería del 12 %. Ojalá que prime la sensatez, la responsabilidad, la cordura y que se basen en estudios, en datos, en ciencias exactas; no en corazones ambulantes, sentimientos de la calle y populismo porque realmente esto terminaría muy mal.