Serios riesgos para Colombia con la compra de aviones Gripen: detalles del contrato

El gobierno de Gustavo Petro avanza en la compra de aviones Gripen para renovar la Fuerza Aeroespacial Colombiana, pero expertos advierten que el contrato podría traer más riesgos que beneficios.

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La administración del presidente Petro expidió el documento del Consejo Nacional de Política Económica y Social, Conpes, 4155 y el decreto 1001 del 18 de septiembre de 2025, que abre la puerta para concretar la negociación con la compañía sueca Saab, con el fin de adquirir 18 aviones Gripen de combate. El objetivo oficial es reemplazar la envejecida flota de Kfir, que lleva más de 35 años en servicio.

La operación incluye entrenamiento, infraestructura y transferencia tecnológica, con una inversión que supera los 16 billones de pesos.

Aunque la compra busca reforzar la seguridad nacional y modernizar la capacidad aérea, el proceso no está exento de críticas. El analista Sergio Araujo cuestionó que la adquisición se haría bajo un esquema similar al firmado por Brasil hace más de una década, donde la producción y ensamblaje de los Gripen fue transferida a Embraer.

Decreto para comprar acviones Grippen

CONTRATO 2

Aviones Gripen y el precedente brasileño

La experiencia de Brasil es uno de los principales focos de preocupación. Diez años después de haber firmado un contrato por más de 60 aeronaves, apenas una fracción ha sido entregada y los retrasos superan los plazos inicialmente acordados. Esto ha encendido las alarmas sobre la capacidad real de cumplir con un cronograma tan ambicioso.

El analista comentó en X que «El contrato que se apresta a firmar Petro con Saab contempla adquirir 18 aviones Gripen ensamblados en Brazil y obliga a preguntar: ¿Si los aviones de Brazil tienen 10 años de retraso y falta entregarles mas de 50 aeronaves ¿Cuando llegarían los 18 de Colombia? ¿Después? ¿O Brazil se va a autoincumplir priorizando los Gripen de Colombia?».

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Críticas y riesgos señalados

Sergio Araujo ha sido enfático en señalar que firmar un contrato bajo esas condiciones equivaldría a quedarse sin flota operativa en el corto y mediano plazo. Para él, el gran error está en depender de la producción brasileña, en lugar de optar por Gripen fabricados directamente en Suecia, donde los tiempos de entrega y la calidad de la cadena logística ofrecen mayor confiabilidad.

Otro aspecto preocupante es la dependencia estratégica. Con el contrato, Colombia quedaría supeditada a Brasil no solo para recibir los Gripen, sino también en lo que respecta a mantenimiento, repuestos y soporte técnico. A esto se suma que la otra plataforma de armas de la Fuerza Aérea, el Super Tucano, también es brasileña, lo que podría dejar al país con una vulnerabilidad política y militar considerable.

El gobierno argumenta que la compra traerá beneficios adicionales más allá del ámbito militar. Se ha planteado que el acuerdo incluiría inversión social en regiones estratégicas, como proyectos de energía solar y mejoras en salud. También se subraya que contar con aviones de última generación fortalecerá la capacidad de disuasión frente a amenazas internas y externas.

No obstante, las advertencias de los críticos no se centran en la necesidad de modernizar la flota —que es innegable—, sino en la forma en que se plantea hacerlo. Un contrato sin cláusulas estrictas de entrega, sin garantías reales y con dependencia de un tercero que ya ha mostrado retrasos significativos podría convertirse en un error estratégico de alto costo.

Es clave indicar que los aviones Gripen son considerados una de las plataformas más modernas y versátiles de la actualidad. Sin embargo, la experiencia brasileña y los reparos de la opinión pública plantean que, si Colombia no asegura condiciones claras y plazos realistas, podría terminar invirtiendo miles de millones en una flota que tarde décadas en llegar.

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La pregunta de fondo sigue abierta: ¿es este el camino correcto para garantizar la soberanía aérea del país o se trata de un contrato que hipotecará el futuro de la defensa colombiana?

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