Por: Miguel Gómez Martinez
Cuando escucho la violencia verbal de los argumentos de los partidarios del Sí me pregunto si han leído el texto del acuerdo. Como yo me clavé el indigesto y aburrido texto, puedo notar fácilmente quién ha pasado por ese desierto y quién no lo ha hecho.
Me impresiona el silencio de los políticos. ¿Saben ellos que el Acuerdo prevé una serie impresionante de beneficios, apoyos y recursos para que las FARCpuedan hacer su tránsito de movimiento terrorista a partido político? Tan confiados están los de la Unidad Nacional que parecen no haber entendido que la guerrilla no sólo tendrá más dinero que ellos pues recibirán el apoyo internacional de toda la izquierda y además gozarán de áreas geográficas donde los partidos tradicionales no podrán competir con ellos electoralmente.
Me impresiona el silencio de los gremios. Parece que ninguno se ha sentado con una hoja de papel a cuantificar el monto probable de los compromisos que fueron otorgados por el gobierno para obtener la firma del acuerdo. ¿Será que creen que los daneses pagarán por todos esos programas? No se dan cuenta que es con mayores impuestos (la reforma tributaria será presentada dos días después del plebiscito) que se asumirán esos acuerdos. Tal vez creen que las Farc pondrán dinero de sus abultadas arcas infladas por el narcotráfico.
Me impresiona el silencio de los medios. ¿Creen ellos que las Farc permitirán que la propiedad de los mismos siga siendo de los grupos económicos? Parece que nunca hubiesen leído textos de historia para entender que los movimientos anti- democráticos consideran que la libertad de prensa es un lujo burgués que poco significa para los revolucionarios. La única información tolerada es la que reafirma los intereses del nuevo poder como lo confirman los casos cercanos y recientes de Cuba, Ecuador y Venezuela.
Me impresiona el silencio de la Iglesia que apoya el acuerdo a pesar de que la guerrilla ha dicho y repetido que no tiene arrepentimiento, no pedirá perdón y exigirá que los demás sí lo hagan.
Me impresiona el silencio del gobierno de los Estados Unidos. ¿Será que no han visto las cláusulas que, en la práctica, hacen imposible la lucha contra el narcotráfico? Parece que ellos creyeran que las Farc van a abandonar los cultivos y el tráfico de estupefacientes. Tal vez no han entendido que el motor de la violencia en Colombia es el narcotráfico que no desaparecerá luego del 2 de octubre. Me impresionan tantos silencio inexplicables como si el bálsamo de la paz nublara la visión y cerrara las mentes.
Asesor económico y empresarial
migomahu@hotmail.com