El inicio de 2026 marcará un nuevo capítulo para los conductores en Colombia con la entrada en vigor de una actualización en las tarifas del Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT), un requisito indispensable para circular por las vías del país. El ajuste, que comenzaría a aplicarse desde el primero de enero, no será uniforme y dependerá de las características de cada vehículo y del riesgo que representa en la siniestralidad vial.
El SOAT es el mecanismo que garantiza la atención médica inmediata a las víctimas de accidentes de tránsito, cubriendo gastos como hospitalización, medicamentos, rehabilitación e indemnizaciones por incapacidad o fallecimiento. Aunque no ampara daños materiales, su vigencia es obligatoria y su ausencia puede derivar en sanciones, multas e incluso la inmovilización del automotor.
Así cambiarán las tarifas del SOAT en 2026 según el tipo de vehículo y su cilindraje
De acuerdo con los lineamientos presentados por el Gobierno, el nuevo esquema buscará corregir desequilibrios del sistema y hacer que quienes generan mayores costos en salud asuman una proporción más alta del pago. Para ello, la tarifa tendrá en cuenta variables como el cilindraje, la potencia, el tamaño y el tipo de vehículo, criterios que se consideran más representativos del nivel de riesgo.
Las motocicletas, que concentran una parte significativa de los accidentes de tránsito en el país, serán uno de los grupos con mayor impacto. En particular, las de bajo cilindraje verían incrementos moderados. Las motos de menos de 100 centímetros cúbicos pasarían a pagar alrededor de 256.240 pesos, mientras que aquellas entre 100 y 200 centímetros cúbicos se ubicarían en cerca de 343.336 pesos. Estos ajustes reflejan el elevado costo de atención que generan los siniestros en este segmento.
En contraste, algunos propietarios de vehículos particulares podrían beneficiarse con reducciones leves en el SOAT. Los automóviles con motores inferiores a 1.500 centímetros cúbicos y con hasta nueve años de antigüedad tendrían una baja cercana al uno por ciento en el valor del seguro. Cambios similares se prevén para ciertos camperos, camionetas familiares y vehículos de alto cilindraje, lo que sugiere una redistribución interna dentro del parque automotor.
El transporte público individual, especialmente los taxis, sí afrontaría aumentos más notorios. En este caso, un taxi de menos de 1.500 centímetros cúbicos y con menos de una década de uso pasaría a pagar cerca de 281.929 pesos. El Gobierno argumenta que este tipo de vehículos, por su uso intensivo, registra una mayor exposición a accidentes y, por tanto, un mayor impacto sobre el sistema de salud.
Desde el Ejecutivo se ha insistido en que el modelo actual del SOAT no crece al mismo ritmo que los costos de atención a las víctimas, lo que ha generado presiones financieras y ha obligado a revisar su estructura. Incluso, se ha planteado la posibilidad de introducir reformas más profundas en el futuro para garantizar la sostenibilidad del esquema.
Aunque los ajustes todavía deben pasar por los trámites regulatorios correspondientes, la expectativa entre los conductores es alta. El reto será encontrar un equilibrio entre mantener un seguro accesible y asegurar los recursos suficientes para cubrir a las víctimas de accidentes de tránsito.
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