Sobre la denominada Coalición de la Experiencia

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EDITORIAL


Nuestro editorial para el día de hoy se dedica a analizar la renovada y relanzada Coalición de la Experiencia, la cual fue inventada a partir de unas declaraciones del exministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry, exgerente de Ecopetrol durante el gobierno de Juan Manuel Santos, en donde invitaba a Enrique Peñalosa, a Federico Gutiérrez y a Alex Char para que formaran un equipo y escoger un candidato a la Presidencia y a la Vicepresidencia de la República para las elecciones del año 2022.

Más allá de nombres de coaliciones rimbombantes, de la Esperanza, del Pacto Histórico, de la Experiencia y cualquier otro que pueda surgir, lo cierto es que los colombianos en general sin distinción alguna de ideología política, ubicación geográfica, raza o distintos comportamientos, estén abismalmente distanciados de la realidad del país y de lo que demanda.

Esto no se trata de votar por el candidato que grabe los mejores videos, que más Me Gusta tenga en una publicación en alguna red social, que logre ser chévere con las personas, pues ya hemos visto cómo ha terminado ese ejercicio en ocasiones anteriores.

Colombia no se apresta elegir a miss simpatía, o a un concurso de amabilidad y el que sea más chéver que gane. La situación de Colombia hoy es realmente preocupante y si estas palabras se dicen antes de cada elección; y sí, Colombia sigue siendo un país con profundas y grandes dificultades del orden básico elemental que cualquier nación próspera, correcta y responsable debería tener. No conocemos una sola época de tranquilidad.

Es importante que Colombia analice cada una de las coaliciones que se están presentando, que analicen la coherencia y la consecuencia de quienes las componen, por cuáles partidos políticos han pasado, para quién han trabajado, cuáles han sido los resultados que han dejado durante sus gestiones, para luego hacer un análisis comparado con lo que están prometiendo ahora, que dicen irán a hacer si son escogidos como presidentes.

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No nos cabe duda que cualquier opción distinta a la populista, demagógica, mediocre, irresponsable, resentida será mejor. Será mejor no significa que será la necesaria, que será la que realmente Colombia demanda. Por ello, es menester que se evalúe con rigurosidad cada uno de los perfiles solo con un fin: de escoger lo mejor, no escoger lo menos peor.

Pareciera increíble que las personas, en ocasiones, escogen a una persona para su empresa con muchísimos más requisitos que los mismos que le ponen a alguien para votarlo como presidente de su país; es increíble, es ilógico y no tiene ninguna consecuencia pero qué bueno que pudiésemos dar el cambio, que pudiésemos hacer una revisión en este camino sin sentido y que nos deja siempre con una amenaza latente, lo que ha ocurrido en este momento cuando existe pánico en cierto sector político por elegir personas mediocres que gobiernen mediocremente, demagógicamente y que siempre representarán un peligro para toda los intereses elementales y básicos de una nación.

Colombia no puede perderse de una línea muy clara, que no corresponde a una ideología sino a unas carencias muy básicas y es avanzar en justicia, en seguridad, avanzar en infraestructura, avanzar en el sector de telecomunicaciones, aumentar el empleo bien pago, diferenciado, de calidad y recuperar esa confianza entre ciudadano y Estado.

Si continuamos como venimos será decadente lo que tengamos en nuestro haber en los próximos años como país.

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