Por: José Miguel Santamaría Uribe
Seguramente existen infinidad de metodologías para medir el desarrollo de las sociedades, saber si estas están teniendo mejores niveles de educación, de alimentación y de salud, a la izquierda le gusta mirar el coeficiente de GINI, el cual mide la desigualdad, a otros el ingreso per cápita que es la relación entre el ingreso interno bruto de un país y su población.
En los últimos años el desempeño deportivo de los colombianos ha venido mejorando ostensiblemente, no ha sido en un deporte en particular si no en muchas disciplinas, estos hechos creo yo que también son un termómetro de la mejoría que ha tenido el país en su desarrollo.
Por lo general los países entre mas desarrollados son tienen mejores deportistas de élite y sus equipos los mejores desempeños con algunas excepciones de raza o contextura física que hace que determinados países sean muy fuertes en algunas disciplinas. Países como Jamaica en Atletismo o algunos países africanos en maratones o pruebas de fondo nos corroboran esto.
No fue fácil definir esta correlación durante la época de la guerra fría ya que los países comunistas vieron en el deporte una manera de mostrarse al mundo y destinaron muchísimos recursos económicos para ser sobresalientes deportistas, de ahí salieron adicionalmente los primeros dopajes y anabólicos para mejorar desempeños. Hoy quedan rezagos de esta política en países como Cuba donde para la población el ser deportista se convirtió en una mejor forma de vida y la posibilidad de huir de la dictadura.
Existen a mi modo de ver dos mundos en el tema del deporte, por un lado, el deporte profesional y de élite donde los protagonistas ganan increíbles sumas de dinero, compiten en ligas extranjeras y son fichados por equipos de primer nivel, o están en un tour profesional donde se realizan torneos semanales por todo el mundo. Hoy en día muy pocos nos imaginamos la cantidad de futbolistas colombianos que juegan en el exterior, tanto en ligas como la española o inglesa hasta en otras menos importantes como la china o la rusa. El triunfo de Cabal y Farah en Wimbledon nos abrió los ojos ante el desarrollo del tenis en Colombia, se ha mejorado muchísimo, ha habido un gran camino desde las hazañas de Molina y Velazco a lo que tenemos hoy.
Hace mucho tiempo nuestras alegrías deportivas eran mas en el campo del boxeo, difícil no acordarse de Pambelé, Rocky Valdez o al Happy Lora dejando en alto el nombre de nuestro país.
El ciclismo merece capítulo aparte, este año después de 40 años de conquista a Europa se llegó a la cima, Egan Bernal ganó el tour de Francia, no sin antes decir que muchos triunfos se han logrado en este deporte donde adicionalmente del coraje y trabajo de nuestros deportistas se tiene también ventajas de contextura física y lugares geográficos para el entrenamiento.
El otro mundo es el deporte olímpico, muy diferente al profesional, en este la medalla o el triunfo va mas allá de los premios económicos, que existen pero son infinitamente inferiores, ahí hemos mejorado muchísimo, el Estado ha hecho unos grandes esfuerzos económicos para mejorar nuestros resultados, antes en estas disciplinas los triunfos eran escasos, hoy afortunadamente competimos en el cuadro de medallas con países que nos llevaban años luz.
El resultado de esta semana en los juegos panamericanos nos demuestra una vez mas que seguimos mejorando, que cuando se hacen proyectos a largo plazo con metodología y seguimiento se logran los objetivos, países que eran competencia directa en estas justas como Venezuela los dejamos rezagados y cada vez estamos mas cerca de los grandes.
En el deporte además del Estado es indispensable para lograr resultados la ayuda de la empresa privada, sin esta es imposible lograrlo.
Por todo lo anterior estoy convencido que el desempeño de nuestros deportistas es un termómetro para medir nuestro desarrollo, y vamos bien, mejorando, cada vez que uno de los nuestros tiene un triunfo se demuestra que lo que se ha gastado en educación, en escenarios deportivos, en recreación así haya sido muchas veces ineficiente, ha valido la pena.