Todas las formas de lucha

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Por: José Miguel Santamaría Uribe


En retrospectiva es claro que son más importantes los procesos que los hechos por sí mismos. Si el proceso de paz fue chambón, se hizo a las carreras y se cedió en mucho más de lo que se debía; el post conflicto es una vergüenza. Eso fue lo que dejó Santos al nuevo gobierno.

Solo se sabe de los personajes que están en el Congreso, con curules gratis, y algunos otros pocos. Del resto no se sabe nada, ni de los jefes de frente ni de personas con mando dentro de la guerrilla. Las zonas de normalización donde estaban tienen hoy más policías que guerrilleros.

Al parecer, la mayoría de los jefes de frente volvieron al monte y están en las mismas zonas de antes dedicados al narcotráfico y a la delincuencia. Podríamos decir que las Farc siguen vivas y coleando, y que las disidencias son las que están en el Congreso. Las últimas noticias sobre alias Iván Márquez, Romaña y El Paisa corroboran esta tesis.

En últimas, las Farc hicieron un muy buen negocio. Continúan con su estructura delincuencial, pero además cuentan con un partido político, 10 congresistas, una justicia solo para ellos que los va a absolver de todos sus delitos y con un grupo de soñadores dentro de la población civil que piensan que, independientemente de todo, se debe proteger la paz -mal nombre le pusieron a este esperpento-.

Alguien debería contarle al país la realidad de esto; cómo se va desarrollando el post conflicto, qué ha pasado con esas zonas de normalización o veredales y cómo va la reincorporación a la vida civil de la guerrillerada porque lo poco que nos llega de información es muy malo.

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No podemos seguir pensando que estamos en paz. La delincuencia está desbordada en las mismas zonas del conflicto y es función de nuestras fuerzas armadas mantener el orden dentro del territorio. Se ha perdido mucho tiempo y toca recuperarlo.

El gran error fue no entender que el fondo del conflicto era la coca y los grandes recursos económicos que esta genera porque se dejó desbordar pensando que después se combatiría y ahora quedamos con dos males. Estamos nadando en coca, llenos de grupos que se hacen llamar clan, oficina etc., y con la guerrilla otra vez en el negocio.

Ya me imagino la presión de algunos entes multilaterales y ONG pidiendo que se mantenga esta vagabundería y buscando avances en los diálogos con el ELN. El gobierno Duque debe ser muy firme y no dejarse llevar por cantos de sirena de tantos izquierdosos que piensan que con esa clase delincuentes se puede negociar. Desafortunadamente, lo que se necesita es mano dura y tener una posición fuerte frente a estos bandidos.

Cada vez tenemos más información sobre los delitos sexuales, las violaciones y el maltrato a menores de edad dentro de las Farc y de cómo los jefes de esta organización abusaban de su poder. Es escalofriante pensar que estos crímenes queden impunes. El país debe reaccionar ante esto.

Ya quedó claro que la combinación de todas las formas de lucha para la toma del poder no era cuento, ahí siguen trabajando.

 

 

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