Todo por la plata

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Por: José Miguel Santamaría Uribe

Mirando la historia de Colombia de los últimos años vemos todo el daño que el narcotráfico ha hecho, la generación de violencia, la deforestación por la siembra de cultivos ilícitos, la corrupción, pero sobre todo haber creado esa mal llamada cultura traqueta del todo vale, que el dinero fácil es lograble y que sin esfuerzo se pueden tener las cosas. Esta cultura no es solo atribuible a este flagelo, también lo es el hecho que la sociedad se haya vuelto mas permisiva moralmente.

Esta permisividad moral no es solo en nuestro país, es a nivel global, los estándares mundiales sobre que está bien o mal han cambiado, es mas grave en muchas sociedades hoy ser aficionado a las corridas de toros por aceptar el maltrato animal que estar de acuerdo con el aborto libre como la manera en que las mujeres pueden definir que hacer con su cuerpo. Este progresismo ha roto muchas estructuras y paradigmas que estoy seguro mas temprano que tarde nos arrepentiremos.

Con las nuevas formas de comunicación, el email, las redes sociales se han acrecentado también las maneras de hacer ilícitos, el crimen cibernético, la trata de menores o simplemente el robo de información es cada vez mas cotidiano, creo que muchos nos acordamos todavía de la gran cantidad de personas que fueron  tumbadas cuando creyeron que podían volverse millonarias ayudando a un personaje nigeriano que daba una gran comisión por dejar utilizar una cuenta y sacar unos recursos producto de la corrupción del país.

Esas cadenas seguirán llegando con nuevas propuestas y tumbados como robo de herencias, transferencias de títulos valores, etc. lo que personalmente he visto y pienso que ha venido cambiando es que estos delincuentes son cada vez mas descarados, invitan a delinquir sin ningún recato y en muchos casos no se desaparecen, no utilizan alias y siguen en las redes buscando cómplices.

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Si esta cantidad de propuestas siguen llegando diariamente es porque en el mundo hay mucho bandido, pero también porque consiguen compinches que están dispuestos a acompañarlos en el tumbe. Mucho ha cambiado con el tiempo, antes los malandros se escondían para hacer y planear los ilícitos, hoy los pregonan a través del ciberespacio.

Un ejemplo claro de permisividad y de falta de rigor moral son los mas de doscientos mil colados diarios a Transmilenio en Bogotá, estos delincuentes no consideran que están haciendo algo malo, la sociedad que ve lo que está pasando se hace la indiferente y lo acepta, son cómplices, y para cerrar con broche de oro todos salen después a  dar clase  sobre lo que es bien o mal hecho.

No podría terminar esta columna sin hacer un paralelo con nuestro acontecer político actual, estamos cerca de unas elecciones regionales donde elegiremos gobernadores y alcaldes entre otros, los elegidos serán ordenadores del gasto, tendrán infinidad de recursos públicos para contratar y gastar, por esto es muy importante en el momento de votar investigar quién ronda a nuestros candidatos, como ha sido su historial con el manejo de recursos públicos, quiénes le están financiando la campaña y entender que nada es gratis, cada tamal, cada teja y cada voto comprado no lo van a cobrar después con intereses.

Tenemos que volver a lo básico, a esos principios que nuestros abuelos nos pregonaban con tanta insistencia, donde no solo importaba quién tenía mas plata, el mejor carro o la mejor casa si no cómo la había obtenido, donde el esfuerzo y el trabajo digno eran una virtud, donde a los corruptos, maleantes y bandidos la sociedad le cerraba las puertas y mandar esa cultura traqueta que tanto daño le ha hecho a la sociedad a la basura.

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