Todos estamos en la misma tormenta, pero en distintos barcos

Compartir

La mejor manera de enfrentar la actual situación, la cual ha provocado el cierre de empresas, la pérdida de empleos, además de dejar en jaque la estabilidad económica y la calidad de vida, es remando todos juntos para el mismo lado, con responsabilidad, propósito y solidaridad.


Por: Andrés Felipe Gaviria.

No puedo negar que es lamentable tener la razón y no confiar en buena parte de la población colombiana, su autocuidado, responsabilidad y en la manera de ver la mejor salida a esta crisis.

Lo sucedido hace una semana con el viernes sin IVA, en donde algunos culparon al Gobierno y otros a las personas, no dista mucho de una comprensión muy directa y real, pero desafortunada y muy triste.

Una gran parte de la población colombiana es bastante ignorante, inculta y muy irresponsable; no tiene el mínimo sentido de autopreservación y sus conductas están más aproximadas a comportamientos animales que a comportamientos racionales.

Esto genera tristeza, en especial porque cuando un país requiere de más unidad y el aporte de cada uno de sus ciudadanos, es cuando menos lo estamos danto.

No concibo de ninguna manera que unos podamos salir unos abantes y libres de esta crisis, pero otros se queden. No es viable ni sostenible.

No es difícil creer que en una ciudad como Medellín, de 16 comunas, solo 4 o 6 estén teniendo un excelente comportamiento y un buen manejo de la pandemia, mientras las restantes no lo hacen.

No puede ser que un país de 32 departamentos solo 3 o 4 departamentos salgan bien librados de esta crisis y los otros se queden rezagados.

No puede suceder que en Bogotá 4 localidades tengan que ser encerradas por sus pésimos números de contagios y fallecidos, mientras solamente 2 alcanzan a mantenerse en orden y con buenos índices de recuperación.

Le puede interesar:  180 días después…

Acá no puede haber A sin B, pero para que esto suceda es necesario y menester, prácticamente una obligación, que cada ciudadano se desprenda del Gobierno y deje de verlo como un papá que lo vigile en cada instante y en cada momento.

Daniel, Claudia, Jaime, Jorge Iván e Iván, no pueden seguir siendo los responsables de la salud de cada uno de los ciudadanos y a los policías hay que quitarles esa responsabilidad de velar porque un cuidado que empieza por nosotros mismos sea efectivo.

Uno de los aspectos más lamentables de este país es que aún esa cultura de la ilegalidad, la trampa, del atajo o la tan popular, ‘el vivo vive del bobo’, nos ha hecho mucho daño.

Es bastante increíble que el Gobierno pida unas labores o conductas mínimas como el usar tapabocas o el no tocar ninguna baranda, y si se hace, proceder a lavarse las manos, además de guardar distancia social, nada del otro mundo, y la gente no pueda con esto.

Las personas no creen que tienen que cuidarse y es realmente deplorable lo que estamos viendo.

En ese sentido comprendo el cansancio y desasosiego de algunos gobernantes, porque no puede haber nada más frustrante que hacer todo lo humanamente posible para salvar a un país, mejor dicho, por tratar de ‘mantener el barco a flote, pero las personas no sean capaces de navegar cada uno en su ‘embarcación’.

Acá dependemos de cada uno, pero dependemos de cada uno para que todos podamos ‘salir a flote’ al mismo tiempo.

Esta tormenta le va a hacer más daño a unos que a otros. Por fortuna, algunos tienen barcos más grandes y sólidos; barcos que pueden sortear más fácil las grandes olas.

Otros están en lanchas rápidas y podrán evadir las situaciones, mientras que hay unos que están en canoas y lamentable se van a hundir.

Le puede interesar:  ¡El territorio no puede ser de los bandidos!

Lo cierto es que acá nuestro grado de solidaridad no se puede medir en las monedas que se regalan en un semáforo a personas que aparentemente están en difíciles situaciones económicas, pero luego se aglomeran para ir a comprar televisores. Eso no puede seguir sucediendo.

Hoy el Gobierno está haciendo grandes esfuerzos económicos para entregar subsidios y más subsidios a las poblaciones, pero este debate de subsidios lo daremos en otro momento.

Acá la solidaridad de esas personas que pueden hacer algo porque están en mejores ‘barcos’, tiene que estar responsablemente orientada en la generación de empleo o en la conservación de esas plazas de trabajo, al igual que en el gasto y consumo responsable y no en perpetuar la mendicidad en las calles.

De manera que, cada uno tiene distintos niveles de responsabilidad, distintos niveles de autocuidado y no quisiera ser parte de los maniáticos del coronavirus, porque creo en las libertades individuales y en una mente sana, en un cuerpo saludable, en donde las personas puedan salir a caminar, trotar, hacer ejercicio y compartir con su familia.

Esperemos que las reuniones vuelvan pronto, pero si no cuidamos de nosotros mismos nuestros entornos, estos momentos se van a demorar mucho en volver.

Seamos responsables; si nos reunimos en familia, tengamos las mismas precauciones para salir. Esto depende de cada uno.

En nosotros está que nuestro ‘barco’ sobreviva y en caso tal de que decidamos tirarle una cuerda a un barco que se está hundiendo, pues lo hagamos con responsabilidad.

Quienes creemos en algo y tenemos fe, apeguémonos a ella y esperemos a que todo vuelva a estar bien.

Última hora

Le puede interesar

[mc4wp_form id=”74432″]