La tragedia en el municipio de Bello, que se presentó en las primeras horas de este martes ocasionada por un alud, que según autoridades y testigos fue de tal magnitud que cubrió una distancia similar a la que separa el Parque de Envigado de la avenida Regional, borró del mapa cerca de 50 viviendas y dejó un saldo provisional de 10 personas fallecidas y al menos 15 más desaparecidas.
El movimiento de tierra ocurrió alrededor de las 3:20 a.m., momento en que los habitantes del sector fueron despertados por un estruendo que muchos compararon con el choque de un avión contra la montaña. La ladera oriental que divide a Medellín de Bello cedió, liberando toneladas de tierra, piedras y árboles que sepultaron todo a su paso.
Tragedia en el municipio de Bello: una emergencia que revela la vulnerabilidad urbana
Gran parte de las viviendas destruidas estaban ubicadas en un asentamiento informal, en donde numerosas familias se habían instalado en busca de un lugar donde vivir, pese a las condiciones de riesgo. Algunos habitantes llevaban años residiendo allí.

Rescate a contrarreloj y entre peligros
Las labores de rescate comenzaron desde los primeros minutos tras la tragedia. Fueron los propios vecinos quienes, sin esperar a las autoridades, empezaron a excavar con palas, machetes y cualquier herramienta a la mano para intentar rescatar a sus seres queridos. Todo esto, pese al riesgo latente de nuevos deslizamientos.
El Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Antioquia (Dagran) y organismos de socorro del área metropolitana coordinaron la atención de la emergencia, mientras helicópteros sobrevolaban la zona y unidades caninas rastreaban señales de vida entre los escombros.
Emergencia también en Medellín
El desbordamiento de la quebrada cercana al lugar del alud también provocó afectaciones en la comuna 1 de Medellín, específicamente en el barrio Santo Domingo Savio. Allí, el agua anegó más de 20 viviendas, afectando directamente a 23 familias compuestas por cerca de 80 personas, quienes perdieron muebles, ropa y electrodomésticos.
La situación se tornó crítica en horas de la mañana, cuando las lluvias continuaban y las aguas seguían arrastrando escombros por las calles empinadas del barrio. Según el DAGRD de Medellín, se activaron los protocolos de atención a damnificados, incluyendo la entrega de kits de ayuda humanitaria y la habilitación de albergues temporales.
Las familias afectadas han sido trasladadas a diferentes albergues dispuestos por las autoridades, entre ellos la Junta de Acción Comunal Regalo de Dios, la JAC Oasis de Paz, la Piscina de Euclides, el Colegio Fe y Alegría Grijelmo, y dos casas comunitarias en el sector Zamora: Betania y San Juan de Luz.
Mientras los organismos de socorro siguen trabajando contra el tiempo en la zona del desastre, el ambiente está cargado de incertidumbre, dolor y esperanza. Muchos aún esperan noticias de sus seres queridos atrapados bajo la tierra.
Las autoridades mantienen la alerta por la posibilidad de nuevos deslizamientos y anunciaron que continuarán las labores de búsqueda y rescate durante las próximas 48 horas.
La emergencia deja al descubierto, una vez más, la vulnerabilidad de las comunidades que habitan zonas de alto riesgo y la necesidad urgente de una política efectiva de reubicación y prevención del riesgo en el Valle de Aburrá.
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