Si analizáramos el contexto desde lejos podría ser menos esperanzador en virtud de las políticas que defiende cada líder (Trump y Santos), y hasta el talante o carácter de cada uno de ellos. La realidad es que mientras en Colombia se está hablando de paz con guerrillas, en EE.UU con la llegada de Donald Trump se espera una mano “más dura” contra grupos terroristas, dictaduras y personas en la ilegalidad. En tal virtud imaginar un primer escenario donde Colombia le pida al gobierno de EE.UU dinero para la manutención de guerrilleros y otros aspectos afines, como lo son el protagonismo de Venezuela y Cuba en el proceso, no será muy bien visto por el futuro presidente republicano.