Hay una consigna que se repite mucho en todos los sectores de oposición al gobierno de Gustavo Petro: no podemos llegar divididos. En la derecha, y pareciera que es un problema global, la organización, la jerarquía, el llegar a acuerdos y el poner los egos de lado siempre será más complejo. La izquierda es mucho más organizada, más analítica y más inteligente en ese aspecto; siempre lo ha sido. Hoy pareciera que existe esa conciencia en los sectores opositores al gobierno, y por eso se busca avanzar en una posible consultas interpartidistas, si se quiere, en las elecciones del Congreso en marzo del 2026.
Si esto llegase a ocurrir, podríamos decir que el calendario electoral en Colombia se podría adelantar considerablemente. Según la Registraduría, en octubre de 2025 existe la obligación de brindarle a los partidos políticos la posibilidad de hacer consultas internas, que pueden ser abiertas o cerradas. En esa fecha, podrían convocarse consultas de distintos partidos: el Partido Verde, el Partido Conservador, el Centro Democrático, el Partido Liberal, etc. Sin embargo, solo los ciudadanos podrían votar en las consultas de los partidos que quieran abrir sus elecciones para que la ciudadanía identificada con esa colectividad vote por los precandidatos inscritos.
Puede que algunos partidos prefieran no abrir sus consultas al público para evitar posibles riesgos y opten por realizar votaciones internas, a través de convenciones. Los partidos tendrían que estructurar estos mecanismos para procesar los votos que se depositen. Este sería un primer paso: los partidos que deseen hacer consultas internas podrían llevarlas a cabo en octubre del próximo año.
¿Cuál es el objetivo de estas consultas? Que las personas postuladas como candidatas presidenciales puedan llegar a marzo de 2026 como candidatos únicos de sus colectividades. En una eventual consulta entre varios partidos (dos, tres, cuatro o más), se podría elegir un solo candidato presidencial, consolidando la candidatura de la oposición en Colombia.
Así, el Centro Democrático, el Partido Conservador, el Partido Liberal e incluso Cambio Radical, por ejemplo, irían unidos bajo una sola candidatura, evitando divisiones. Esta fórmula podría ser muy efectiva siempre y cuando los partidos y precandidatos encuentren condiciones de garantía, equilibrio y seguridad para todos. Esto sería el camino más expedito para llegar con un candidato único, como se está discutiendo actualmente, especialmente tras la convención liberal en la que fue derrotado el intento del petrismo, liderado por Chacón y Luis Fernando Velasco, de tomarse el partido.
Es claro que cada partido tendrá que resolver internamente su proceso de candidatura, pero el objetivo es tener un candidato único para la presidencia y la vicepresidencia en marzo de 2026, de cara a la primera vuelta. Sin embargo, queda una interrogante abierta: se ha hablado bastante sobre posibles candidatos outsiders, como Abelardo de las Espriella y Vicky Dávila, personas que actualmente no son militantes activas de un partido. También se menciona la posibilidad de que algún candidato participe por firmas. Será clave ajustar los tiempos a las mediciones y encuestas, ya que, si la gente no percibe claridad en el proceso y la dinámica política se complica, podrían surgir espacios que fortalezcan otras opciones.
Podríamos cerrar este artículo mencionando algunos precandidatos. El Centro Democrático tendrá que decidir entre Paloma Valencia, Paola Holguín, María Fernanda Cabal, Andrés Guerra y Miguel Uribe. Todo indica que el expresidente Álvaro Uribe ha dado su luz verde a Miguel Uribe.
En Cambio Radical, David Luna se encuentra en un proceso en el que le gustaría ser candidato presidencial. En algún momento, recibió la luz verde de Germán Vargas Lleras para explorar esa posibilidad. Sin embargo, también es cierto que cada vez más personas le están pidiendo a Germán Vargas Lleras que se lance a la presidencia.
En el Partido Conservador, los nombres de Juan Carlos Pinzón, Juan Carlos Echeverri, Mauricio Cárdenas y, posiblemente, el presidente del Congreso, Efraín Cepeda, han sido mencionados como posibles candidatos. En el Partido Liberal, aún no hay precandidatos claros; en el Partido de la U, Juan Guillermo Zuluaga o alguien más parece estar realizando un ejercicio similar, aunque con menos fuerza.
En cuanto a la posible coalición, es necesario que los adultos responsables conversen. Por ejemplo, hay grupos de empresarios muy importantes del país que han insistido en la necesidad imperante de que Germán Vargas Lleras y Álvaro Uribe Vélez se reúnan para hablar sobre diversas cuestiones, algunas de las cuales son ampliamente conocidas. La idea es fomentar la comunicación y el entendimiento, ya que para muchos, es mucho más lo que tienen en común el expresidente y el exvicepresidente que lo que los separa.
A pesar de las diferencias, hay quienes apoyaron el gobierno de Juan Manuel Santos, y viendo la situación actual del país, se ha planteado la necesidad de una reconciliación entre muchas personas que en el pasado trabajaron juntas y tienen experiencia probada. Sin duda, hoy tienen mucho más que aportar al país que lo que los separa.
Es tiempo de pasar la página en ese aspecto de cara a las elecciones de 2026. César Gaviria y Andrés Pastrana son otros «adultos responsables» que deberían estar en la mesa, junto a Efraín Cepeda, Álvaro Uribe Vélez y Germán Vargas Lleras. Ellos podrían dar el ejemplo de unidad, priorizando los intereses del país por encima de sus diferencias. El empresariado también respalda esta idea de unidad.
Durante los próximos meses, se llevarán a cabo numerosas conversaciones con el objetivo de trazar un camino de entendimiento hacia una candidatura unificada de la oposición, capaz de enfrentar al actual gobierno, que probablemente mantendrá recursos, burocracia y un 30% de apoyo, además de contar con aliados significativos en el centro político.