¡Un exabrupto!

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Como lo afirmó Salomón Kalmanovitz, “los economistas serios no hacen pronósticos. Algunos analizan escenarios futuros utilizando diversos supuestos”.


Por: Redacción 360 Radio

Según ha trascendido, un fiscal delegado ante la Corte Suprema de Justicia tomó la decisión de imputar el cargo de peculado en beneficio de terceros al ex gobernador de Antioquia Sergio Fajardo por haber contraído un crédito en dólares por USD 77 millones, primero porque supuestamente “no se hicieron los estudios para sustentar la necesidad de avanzar en esa operación en una moneda extranjera y no en pesos”. Y segundo, lo más inverosímil, “en la operación tampoco se realizó una proyección sobre la posible volatilidad de la moneda extranjera, ni se acudió a un seguro de riesgo cambiario que permitiera proteger al Departamento de los efectos del cambio de la moneda durante el tiempo que estuviera vigente el crédito”.

Al margen de la connotación y la interpretación política de esta determinación, me permito disentir de la misma desde el terreno de la Academia. Los argumentos esgrimidos por el fiscal delegado son demasiado deleznables y carentes de toda lógica a la luz del comportamiento de las variables macroeconómicas, particularmente en lo que hace relación a la tasa de cambio. Como es bien sabido, hace veinte años se eliminó la banda cambiaria y se optó por el tipo de cambio flexible o también de cambio flotante.

De manera que el Banco de la República, que es la autoridad cambiaria, dejó de controlar y de fijar la tasa de cambio y solo se limita, ocasionalmente, cuando las condiciones del mercado lo ameritan, a intervenir en el mismo. Nadie, entonces, puede prever el comportamiento de la tasa de cambio del peso con respecto al dólar, ello es imprevisible. Ni el más avezado analista económico o financiero sería capaz de prever el curso que pueda tomar la tasa de cambio. Siempre se está expuesto a la devaluación o a la revaluación del peso con respecto al dólar.

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Dicho esto, es fácil colegir que quien contrae un crédito en dólares, sea un particular o sea una entidad oficial, queda expuesto a las viceversas de los ciclos devaluacionistas o revaluacionistas del mercado, pues a nadie le es dado escoger las dos mitades buenas de dos mundos diferentes. Esas son las reglas. Y si de ello se deriva el “aumento de la deuda” contratada, no se puede imputar cargo de peculado a favor de terceros. Ello en razón de que a nadie se le puede pedir lo imposible, en este caso “una proyección sobre la posible volatilidad de la moneda extranjera”. Ello no tiene ni pies ni cabeza y de prosperar semejante despropósito se estaría sentando un pésimo precedente.

Como lo afirmó el profesor y ex codirector del Banco de la República Salomón Kalmanovitz, “los economistas serios no hacen pronósticos. Algunos analizan escenarios futuros utilizando diversos supuestos”, frente a los cuales no hay certezas sino incógnitas. Por ello, como dijo el economista estadounidense Galbraith, “la única función de la predicción económica es hacer que la astrología parezca algo más respetable”.

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