Un solo país

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Nuestro país atraviesa por un pasaje bastante oscuro y carente de certidumbres. Tener una sociedad que camina sin rumbo es tan peligroso como ir manejando con los ojos vendados.


Por: Andrés Felipe Gaviria

No nos ha tocado un país fácil y la realidad es que no has tocado vivir entre guerras, mafia, corrupción, desastres naturales, dificultades topográficas, entre otras. Para nadie es un secreto que Colombia se ha forjado a través de distintas luchas y distintos pasajes en distintos momentos de nuestra vida republicana, en ocasiones con más errores que con aciertos, pero por lo menos, el ímpetu de mejoría siempre nos ha acompañado.

Preocupa, y de qué manera, ver lo que hoy estamos afrontando; una inconformidad por parte de una porción importante de la población, una indignación desde varios sectores de opinión del país, aclarando en que creo que algunas luchas son más lógicas y reales que otras, ya que unas simplemente se compaginan con competiciones utópicas, divorciadas de la realidad y sin un argumento real; prácticamente con el ánimo de incendiar y generar caos, que es lo que no nos podemos permitir.

Obviamente Colombia, como todo país, tiene muchos problemas; multitud de problemas, y aunque soy enemigo de la mediocridad, sí creo que nos está faltando ponernos de acuerdo sobre algunos puntos fundamentales de una sociedad y de ahí para adelante seguramente las quejas, los problemas y las dificultades serán más llevaderas, tal y como lo hacen la mayoría de los países.

Creo firmemente que lo que le falta a Colombia para tratar de instaurar un nuevo orden y un camino lleno de más esperanza, oportunidades, entendimiento de eficiencia, productividad competitividad y seguridad, es un renacer.

Es decir, una verdadera unión de todos los colombianos bajo unos preceptos y unos estamentos que la sociedad debe tener, pero sobre todo, que estén alejados de la izquierda, la derecha, del centro o de los utópicos de los agnósticos de las religiones. Debe estar fuera de cualquier clase de posición que sea respetable, pues a partir de dichos modos de pensamiento nos empiezan a distanciar de lo que estamos buscando, cuando lo verdad es que necesitamos encontrar.

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Encontrarnos en lo que nos representa beneficios y progreso a todos y no en lo que nos aleja, porque necesitamos tener un país que le dé garantías a todos los ciudadanos, seguridad en cada una de sus acciones y eso indica tener una fuerza pública fuerte, responsable, visionaria, inteligente, con protección jurídica, etc.

Luego necesitamos un sistema judicial que funcione, porque llevamos 40 años en el que este sistema judicial se nos ha hecho un paisaje. Necesitamos unas condiciones económicas que garanticen que el Estado llegue con inversión, para que los impuestos sean recabados de buena manera; para que los impuestos sean progresivos, diferenciales y para que todos los colombianos aportemos al fisco Nacional, que al fin y al cabo es a donde llega la plata.

La plata no nace en los árboles ni el Estado la recibe paracaídas, cómo creen algunos políticos y ciudadanos, quienes solo piden, piden y piden, y pretenden que absolutamente todo sea subsidiado, pero son los que detestan pagar impuestos, hacen lo que sea para eludirlos, compran contrabando, compran en la ilegalidad, no apoyan a las empresas legalmente establecidas, y aun así, se quejan de la corrupción. Es tan corrupto el que se roba un pasaje en Transmilenio, como el que compra una película pirata en la calle.

De manera que otro de los puntos que necesitamos converger como ciudadanos para lograr un crecimiento sostenido del país, es entender que existirán siempre desigualdades, pero que hay que trabajar para que estas sean mínimas y que todos gocemos de condiciones básicas de vida.

Es importante resolver los primeros puntos para que tengamos un sistema de salud eficiente, abundantes ofertas de trabajo, salarios mejor remunerados, más oportunidades para nuestros jóvenes. Se debe hacer la reforma pensional, tan necesaria pero impopular, para garantizar la estabilidad del sistema y evitar que cada año más dinero del fisco nacional tenga que destinarse a las pensiones millonarias, a los subsidios sin sentido e ilógicos que hoy le pagamos a miles de colombianos.

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Se trata de que cada uno concordemos en esos puntos básicos y en esas condiciones mínimas necesarias de vida para poder trabajar todos por un mismo país. Si seguimos caminando como lo hacemos actualmente, solo encontraremos más desolación, indignación y rabias que se profundizarán con odios, instancias políticas, peleas y retrocesos.

Al gobierno, solo queda pedirle que sea responsable y sincero con la situación; que salga de su zona de confort, que se rodee mejor, que mire al país más allá de los gremios, que entienda que necesitamos que todos los colombianos seamos escuchados, pero ojo, solo a aquellos colombianos que queremos sacar esto adelante y no a los que quieren hundir el barco.

Hay que pasar de la ingenuidad de creer que todos tienen buenas intenciones, porque acá hay personas que son agentes del caos, personas que quieren destruir y que sus planes son imponer la anarquía para llevar a Colombia a situaciones tan lamentables como la de Venezuela.

Por eso, cuando le pido al Gobierno responsabilidad, es responsabilidad para que revise con cifras honestas lo que está trayendo o lo que está dejando la migración de más de 1.4 millones de venezolanos para Colombia; que revise la reforma que se necesitan a nivel pensional, que considere empoderar más a la fuerza pública y que saque de una vez por todas la tan anhelada y fallida reforma a la justicia.

No podemos seguir cómo vamos, porque seguramente el resultado lo vamos a lamentar.

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