Una alianza por la libertad para superar la crisis

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Este contenido hace parte de nuestra quinta edición de 360 Revista.


Por: Juan David García Vidal

Ante la crisis generada por la pandemia del coronavirus, los colombianos están ante una disyuntiva. Pueden seguir el camino del estatismo, del autoritarismo, del intervencionismo, de la dependencia y del control social, cediendo cada vez más libertades individuales y económicas ante el estado y los políticos, mientras buscan un imaginario estado benefactor, que todo lo puede, todo lo ordena, todo lo dispone y todo lo soluciona, con el pretexto de la protección de la salud y del bienestar general de las personas. Es el camino en el que el Estado y las autoridades dirigen y protagonizan la vida social y económica, sustituyendo a la sociedad civil y al sector privado, al tiempo que acaparan no solo el poder político, sino también la gran mayoría de los recursos económicos, con la excusa de superar la crisis.

Es el rumbo de quienes apoyan la imposición de cuarentenas y toques de queda estrictos, prolongados y frecuentes, con mayores controles y regulaciones a la privacidad y a las interacciones de las personas. Es el camino de los que proponen el aumento exponencial del gasto estatal, creando nuevas entidades y más burocracia, junto con el establecimiento de una renta básica universal. Son los mismos que plantean el aumento de los impuestos para los más productivos, el incremento del endeudamiento, los controles de precios y salarios, el rescate y la nacionalización de empresas, el proteccionismo comercial y la impresión masiva de dinero sin respaldo.

El otro camino es el de los países que tienen éxito: La vía del respeto por las libertades individuales, incluyendo las económicas, en el marco de un estado de derecho limitado, austero y pequeño, pero fuerte en sus funciones básicas de garantizar la vida, la propiedad, el orden, la seguridad, la defensa y la justicia, con instituciones sólidas y pluralistas. Es el camino de la libertad responsable, el de la adaptación inteligente y prudente a la pandemia, el de las sociedades abiertas, libres y prósperas. Un camino que atrae inversiones y negocios, genera crecimiento, incentiva a los emprendedores, crea empleos y reduce la pobreza. Es el rumbo de quienes proponen simplificar los trámites y las regulaciones para hacer negocios, el de quienes abogan por flexibilizar y liberalizar el mercado laboral, el de los que quieren transformar el sistema tributario por uno en el que se paguen unos pocos impuestos bajos, sencillos, comprensibles para todos y sin privilegios. Es un rumbo sustentado en el mérito personal, en la competencia y en el orden espontáneo de los mercados, en el marco de instituciones informales e imparciales que le dejan al estado y a los políticos el papel de árbitros con poderes eficaces pero limitados y controlados. Es, suma, el camino en el que el protagonismo, vibrante y activo para superar la crisis y salir adelante lo tienen los individuos, las familias, las empresas privadas de negocios, el sector privado y la sociedad civil.

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Estas son las ideas que han inspirado la creación del centro de pensamiento y de acción, Libertank, a finales del año 2019. Como cofundador de esta iniciativa, estoy muy orgulloso de que con nuestro trabajo constante estemos contribuyendo a fortalecer la causa de la libertad en Colombia. Nuestro propósito es crear, promover y difundir entre los colombianos, de forma clara, moderna y práctica, las ideas basadas en la libertad económica, como alternativas exitosas al estatismo y al intervencionismo. Somos conscientes de que estas buenas ideas pueden ayudar a que Colombia sea un mejor país. En ese sentido, los mercados libres y abiertos han demostrado ser el mejor sistema económico. Los mercados libres crean personas igualmente libres y responsables.

Lamentablemente, hay muchos en Colombia que rechazan las ideas y los valores de la libertad y están dispuestos a acabar con ellos y con lo que representan. Son las fuerzas del populismo revolucionario, que buscan acceder al poder utilizando la propaganda y discursos que remueven las emociones de la gente, manipulándola con promesas, mentiras, exageraciones, miedos, odios de clase y soluciones fáciles y simplistas a problemas difíciles y complejos, como sucede actualmente con la crisis generada por el coronavirus. Otros muchos plantean una mezcla entre ambas opciones, una supuesta “tercera vía” que nos dejaría anclados en la mediocridad y en el atraso.

Ahora bien, como dijo Winston Churchill: “Nunca se debe desaprovechar una buena crisis”. Tenemos la oportunidad de empezar a forjar una alianza en torno a los principios y los valores de la libertad, un acuerdo sobre lo fundamental, como lo planteaba Álvaro Gómez hace varios años. En Colombia hay un espacio cívico, alejado de radicalismos políticos y partidistas, para estructurar una alianza de ciudadanos moderados, reformistas y modernizadores, que se organicen para buscar cambios de mentalidad y medidas concretas y factibles que impulsen la mejoría de la calidad de vida de los colombianos, mediante el debate sereno y el estudio a fondo de los problemas y crisis que nos afectan, difundiendo las mejores soluciones, basadas en la evidencia.

Esta alianza por la libertad no debería surgir de partidos o de dirigentes políticos, aunque eventualmente podrían irse sumando a ella. Para tener más alcance y autoridad tampoco debe estar sesgada por intereses religiosos, sindicales, gremiales ni regionales. Debería nacer de la sociedad civil y del sector privado, con total independencia del Estado, prohibiendo contratar con este e impidiendo al máximo que sirva de plataforma electoral de tal o cual personaje o caudillo. Sería una alianza de ideas, de valores, de principios, de propuestas y de soluciones realistas y ambiciosas para ubicar a Colombia entre los países más exitosos del continente y del mundo, dotada de un sólido programa de reformas que no solo influyan en la agenda legislativa del Congreso, en las políticas del gobierno y en las decisivas elecciones de 2022, sino que tengan una visión de largo plazo, para las próximas generaciones, por encima de los partidos y de los gobiernos de turno.

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La manera más limpia, eficaz e intelectualmente estimulante de gestar y poner en marcha esta necesaria alianza por la libertad en Colombia es a través de los centros de pensamiento y de acción verdaderamente independientes y comprometidos con la libertad, como Libertank, una entidad privada, sin ánimo de lucro, que ya demostró su capacidad de convocatoria el 7 de octubre de 2020, cuando cerca de 80 mil colaboradores de más de 400 empresas participaron en un acto simbólico para promover y defender a la empresa privada como generadora de desarrollo. El Hashtag #PorMiEmpresa, lleno de mensajes positivos, dio a conocer al público un sinnúmero de historias de lo logrado por las personas gracias a las empresas y fue la primera tendencia en redes sociales en Colombia, demostrándole a todo el país que es a través de un tejido empresarial creciente, productivo, innovador, numeroso, creativo y fuerte que acabaremos con la pobreza, superaremos los retos que nos deja esta crisis y multiplicaremos las oportunidades para todos. En Libertank estamos convencidos que con la empresa Colombia progresa y sabemos que millones de colombianos también lo están.

Hoy, la sociedad civil y el sector privado en Colombia tienen mucho que ganar, pero igualmente mucho que perder si no actúan con prontitud. Tienen la posibilidad de asumir sus responsabilidades comunes ante los desafíos y peligros que comparten, optando por la unidad y la cooperación para exigir e impulsar las reformas que necesita Colombia; pero si prefieren quedarse al margen de la construcción de una alianza de esta naturaleza, le dejarán a los populistas la determinación de su futuro. Hay que actuar antes de que sea demasiado tarde.

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