No se trata de ver el vaso medio vacío ni mucho menos cuestionar el despliegue que se hizo en los últimos días en este sector que ha sido controlado durante muchos años por terroristas. Desde este medio de comunicación no distinguimos por brazaletes, para nosotros todos son terroristas y todos, como los criminales que son, deberían ser combatidos con toda la contundencia, el peso y la determinación del Estado colombiano.
La intervención militar en el Plateado: un paso hacia la legalidad en el Cauca
Primero hay que reconocer de dónde se viene, entender la causa y ver la raíz de los conflictos, porque de lo contrario enfrentar los problemas con soluciones mediáticas, con paños de agua tibia y con postureo solo puede terminar en hechos mucho más contraproducentes.
Y nos referimos a que la perdición, la tragedia de orden público en el Cauca, no empezó en este gobierno. El departamento del Cauca hoy en día no solo tiene un problema de presencia de grupos terroristas, el problema, quizás de más peso, es que una parte considerable de la población del Cauca se siente bien y a gusto en el negocio de la coca.
Así lo podrían confirmar algunos funcionarios del gobierno que hicieron presencia en la zona y en donde muchas de las súplicas eran, por favor, no nos quiten los cultivos porque son nuestras fuentes de sustento.
Si bien ha sido un problema que se ha abordado anteriormente, por ejemplo en el proceso con las FARC, y el Estado Colombiano ha sido consciente de este reto, en la práctica resulta muy difícil que el Estado en conjunto con las empresas privadas puedan entregarle una oferta lo suficientemente seductora como para que estas personas dejen las actividades criminales.
De manera que hay una realidad que por dura que suene se debe abordar, y es que, en el plateado, hay ciudadanos, hay civiles que trabajan por voluntad propia para el Estado Mayor Conjunto de las FARC y que seguramente muchos de los funcionarios del gobierno al visitar esta zona hablaron con ellos aún sin ser conscientes.
No caeremos en el debate de las fotos durante la misión, si es cuestionable o no, lo más importante ahora es que el Estado colombiano logre no solamente desplegar y mantener la suficiente cantidad de fuerza pública disponible, a pesar de que la ciudadanía no lo quiera, recordemos que en esta zona hace muchos años una estación de la policía y varios contingentes del Ejército fueron sacados por la población civil.
Por lo tanto, es fundamental mantener la presencia de la fuerza pública; es inminente llevar la oferta institucional en materia de educación, de salud, de servicios públicos, en materia tecnológica, en materia de vías y que esta sociedad instalada allí migre hacia una sociedad legal.
Pero los esfuerzos, por ahora mayoritarios, tendrán que venir del sector público, no habrá ni una sola empresa que se atreva a llegar al plateado Cauca con la situación actual.
En ese sentido, es responsabilidad exclusiva del gobierno nacional mantener el orden en esta región del país; por nuestra parte, cuenta con todo el apoyo y restricciones a las Fuerzas Militares, la policía, la Armada y la Fuerza Aérea para que recuperen a como dé lugar esta zona del país.
Colombia no puede tener ninguna zona vedada para la fuerza pública, y desde luego los ciudadanos que se nieguen a cooperar y que prefieran pertenecer de manera activa o pasiva a grupos terroristas también tienen que ser combatidos.
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