Durante mis vacaciones de fin de año tuve decenas de reuniones con compatriotas y familiares que querían saber “cómo la veía” de acá en adelante. Mi respuesta más común desde hace meses ha sido la misma: “pues asumamos que llevamos año y medio de quimioterapia y que nos faltan dos años y medio más para terminar el protocolo.
De ahí en adelante las circunstancias nos dirán si nos salvamos, implicando que el Pacto Histórico NO repite en 2026, o si nos morimos, implicando que los colombianos resultamos ser suicidas y mantenemos en el poder a los personajes que hoy gobiernan a Colombia”. Ante la pregunta obligada que siempre sigue en estas conversaciones, la de si Petro logrará terminar su mandato, mi respuesta siempre ha sido tajante: “más nos vale que termine su mandato, es importante que el pueblo entienda que las malas decisiones tienen consecuencias y, además, no habría posibilidad de cometer peor error que el de convertir a Petro en un mártir”.
Ahora, enfocando la discusión en el más corto plazo, mejor dicho, en lo que se nos viene en 2024, la respuesta es que este año será uno que nos traiga unas noticias relativamente buenas, y otras bastante complicadas. Comencemos por las complicadas. Sinceramente no veo qué argumento robusto se pueda utilizar para vender una historia de que la seguridad va a mejorar en el país como un todo.
Seguramente lo hará en Medellín, Cali, y Bogotá, gracias a la llegada de alcaldes que valoran más la tranquilidad ciudadana que sus antecesores, pero el presidente Petro NO se va a dar por vencido con su demagogia de la “paz total”. Que lo haga por ideología o por razones maquiavélicas está por verse, y ese es, en mi opinión, uno de los mayores riesgos que enfrenta el país.
La otra mala noticia es que no existe razón alguna para pensar que la inversión extranjera va a crecer en 2024. Petro ya destruyó la confianza inversionista en el sector minero y de hidrocarburos, y esa inversión explica una gran parte del flujo de divisas que llega a Colombia. Tampoco es lógico pensar que vendrán grandes inversionistas externos del agro a invertir en Colombia, porque la mediocridad de los servidores públicos y el deterioro del orden público seguramente mantendrá los capitales alejados.
Las posibles buenas noticias son, en su gran mayoría, función del entorno internacional. Es muy probable que la inflación siga cediendo a nivel global, y eso les permitirá a los bancos centrales del mundo, incluido el Banco de la República, bajar sus tasas de interés. En Wall Street las apuestas son que el Banco de la República va a poder disminuir su tasa de intervención en 452 puntos básicos (a 8,48%) durante los próximos 12 meses. Esa disminución de las tasas de interés, si efectivamente se llega a dar, significará un alivio muy significativo para empresas y familias.
Un amigo y gran inversionista en activos financieros colombianos que trabaja en NYC lleva ya más de un año ganando mucho dinero de la mano de una tesis: que el gobierno de Petro es tan inepto, que NO tendrá éxito en el proceso de aprobación de reformas estructurales. Valga decir que mi amigo le ha “pegado al perrito” como un Dios. Yo he sido más escéptico que él, porque sobreestimé la capacidad intelectual del presidente Petro. Dios quiera que mi amigo siga teniendo razón, porque no existiría mejor noticia posible a que colapsara la agenda legislativa del Pacto Histórico. Pueda ser. ¡Feliz año!
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Alberto J. Bernal-León