Además de los usuales retos de cada año, este 2021 trae algunos singulares.
Por: Rafael Nieto Loaiza
El primero es la vacunación. El Gobierno calcula que con el 70% se alcanzaría la llamada “inmunidad del rebaño”. Eso supone alcanzar a 35.7 millones de colombianos.
La vacunación será voluntaria y gratuita, pero la pagaremos todos con nuestros impuestos. Ahí está el segundo gran desafío: se viene otra reforma tributaria con espíritu fiscalista, una que busca aumentar recaudo.
El menor crecimiento (-7,7% del PIB) y el frenazo de los precios del petróleo han traído menores ingresos. Se calcula que el recaudo fiscal esté 24 billones debajo de lo esperado. Mientras, el gasto se disparó por los esfuerzos en materia de salud, por el aumento de las ayudas a la población vulnerable, y por los apoyos al sector productivo.
Hacienda ha advertido que buscará recaudos nuevos del orden del 2% del PIB, 20 billones, alrededor de tres veces más de lo usual con una reforma tributaria tradicional. La que se viene será brutal.
Esa reforma solo debería producirse después de examinar la naturaleza y calidad del gasto público, que creció exponencialmente entre 2010 (148.3 billones) y el 2018 (235.6). Desde entonces no ha parado de crecer: 313.9 para este 2021. Los gastos de funcionamiento se han triplicado desde 2010. Hay que reducir el tamaño del Estado. Y necesitamos austeridad.
También es indispensable revisar los compromisos del pacto con las Farc, del orden de 130 billones. Y ser muy eficaces contra la evasión y la elusión. Y hay que evaluar las exenciones.
Ahora, la tributaria debería pensarse más allá de la óptica de aumentar el recaudo: debería centrarse más en dar estímulos para crear empresas y generar empleo que en hacer permanentes los subsidios de la red de protección social. La red es indispensable como mecanismo de emergencia, pero hacer dependientes a los ciudadanos de los subsidios es dañino para la lucha contra la pobreza; hay que crear condiciones para la formalización, una de las plagas de nuestra economía; y, además, hay que hacer el país más competitivo y atraer inversión extranjera que, en las circunstancias actuales, es lo único que nos permitirá entrar a una senda de crecimiento de más del 5% anual.
Finalmente, este será un año preelectoral, con una campaña que empieza temprano y que estará muy polarizada. La gran alianza para asegurar la vigencia de la democracia, las libertades y la economía de mercado en el 2022 es un desafío fundamental.