Con todo lo que las personas se quejan del Congreso, Gobierno, instituciones y la política en general, es difícil entender cómo se disponen otra vez a ir a las urnas a votar por quienes son los culpables de que nuestro país no avance en la dirección correcta y a buena velocidad y hasta se siguen prestando para dar su voto por quien diga otra persona, nada más irresponsable y carente de convicciones y autonomía.
Por: Andrés Felipe Gaviria
A nivel personal estaba convencido de que en estas elecciones los colombianos iban a tomar decisiones diferentes, esto ante la creciente inconformidad de la sociedad demostrada en encuestas, foros, redes sociales, entre otros. Si, aún no es domingo y no me estoy adelantando al resultado, ojalá y me equivoque, pero por lo que parece fuera a suceder, de nuevo buena parte del país se va a equivocar en las urnas, lo que demuestra que el problema no es el Estado sino los ciudadanos, carentes de convicciones coherencia, autonomía e inteligencia.
El congreso tiene igual o peor imagen que las FARC, y más ahora que han legitimado al último actor, y en tal virtud, no me explico cómo muchos ciudadanos no se han tomado el tiempo de leer la hoja de vida, propuestas, discursos, declaraciones, que si mucho toman 15 minutos, de los miles de candidatos que hay al Congreso. Por eso la excusa de no saber por quién votar, de votar por el que diga X o Y, o no votar porque ¨todos los iguales¨, para mí son excusas rebuscadas y demagógicas de ciudadanos que no tienen compromiso con su país y mucho menos tienen responsabilidad con su futuro inmediato.
La única manera de cambiar realmente la ecuación es que los electores voten de una manera libre, coherente y con sentido racional. Qué cada ciudadano vote por su candidato a Cámara y Senado de una manera informada, no por descarte, recomendación o favor. Qué pida el tarjetón de la consulta de derecha y vote no por el que diga Uribe, Pastrana u otro actor político, sino por quien tenga realmente una trayectoria admirable, afín a sus principios, que no sea una veleta política y que tenga el país en su cabeza. De lo contrario seguiremos votando por los hijos de, sobrinos de, por el candidato de…. Luego no se quejen del país que tenemos por culpa de esos que usted eligió.
Una democracia sana no puede seguir ostentados caudillos tóxicos que patrocinan candidatos y si luego ellos no hacen lo que ellos quieren, los acusan de traidores. El país no aguanta otros cuatro años con ese debate miserable y mediocre. Tampoco queremos representantes o un presidente incapaz, con falta de autoridad, con deficientes intelectuales gravísimos para tratar de llevar las riendas de cualquier sociedad. También estas elecciones se prestan para mandar un mensaje a establecimiento, medios de comunicación, encuestadoras y élites, en donde se les diga que ellos no manejan la sociedad, que los supuestos líderes de opinión no existen y que fuera de eso Colombia cuenta con un porcentaje alto de personas pensantes, inteligentes, racionales y que deciden su futuro, no que ceden a otros ese derecho tan valioso.
Vote bien, lo realmente importante es que su mente quede tranquila. Vote por quien lo represente. El voto es secreto. Mire qué no le gusta de su ciudad y del país y quién puede tener el poder de transformarlo.