El tiempo nos ha permitido ver si cada una de las decisiones que se han tomado en los diferentes países durante el manejo de la pandemia del coronavirus han sido acertadas o erróneas. Aunque el virus se originó en China, allá actualmente las cosas están como si nada hubiera pasado, mientras que en otros países decidieron optar por llevar la contraria, dejar que el virus se propagara y hoy están mejor que nunca. Vale la pena mirar esos ejemplos.
Por: Andrés Felipe Gaviria
En la vida nos han enseñado que el tiempo da la razón a las personas, las situaciones, e incluso, a los sentimientos y las decisiones que se toman.
En el manejo de esta pandemia a causa de una enfermedad que ha paralizado al mundo, que ha dejado estadios sin público, playas sin bañistas, restaurantes sin comensales, salas de cine sin ningún usuario, entre otros mil ejemplos que podría poner, no se ha considerado la posibilidad de tomar decisiones de avanzada.
Es decir, medidas que estén a la vanguardia o análisis comparados respecto a los países que han tenido un manejo distinto de la pandemia en cuanto a controles, regulación y cierres.
Vale la pena que luego de 7 meses de confinamiento en muchos países y cierres regulados, se revisara quiénes han acertado, quiénes van acertando y quiénes se han equivocado.
Hoy vemos como países que han tomado medidas muy extremas como España, Francia, Argentina, Perú y Colombia no han podido salir del atolladero; por el contrario, han tenido que estar pensando nuevamente en cierres.
No obstante, tenemos vecinos como México y Brasil, países con modelos políticos completamente distintos, pero que acordaron no hacer cierres tan generales como la mayoría de los países del continente.
Eso sí, ha sido paso a paso y lastimosamente con muchos muertos, pero sin un número significado de rebrotes y sin pensar en nuevos cierres para superar la pandemia.
El caso de Suecia, el cual fue muy cuestionado y recibió críticas desde medios prestigiosos americanos y británicos, vale la pena que sea analizado a fondo, con detalle y profundidad.
Cuando inició la pandemia el gobierno sueco dijo que lo mejor era que las personas tomaran conciencia por cuenta propia de las medidas que había que implementar para convivir con el virus.
Allí habían hecho estudios preliminares, cálculos y en general un panorama de largo aliento sobre la pandemia.
En Suecia sabían que cerrar no era una opción y que destruir la economía era lo último que querían hacer.
Lo más interesante es que desde el principio entendieron que el virus había llegado para quedarse y que la vacuna no iba a llegar en el corto plazo.
Las medidas no fueron diferentes a las que todos conocemos; tenían que lavarse las manos constantemente, debían evitar tocarse la cara con las manos, el alcohol y el antibacterial debían estar a la mano, además de obviamente guardar distancia y usar mascarilla.
Si bien existieron días complicados para este país y el número de muertos en su momento llegó a dispararse, varias semanas después del calendario Suecia es de los países que mejor comportamiento tiene, no solamente en fallecimientos, sino también en casos de supuestos rebrotes.
De hecho, los casos de contagio están más que normalizados y cada día van a la baja.
En cuanto a economía, obviamente era imposible que esta no se viera afectada con casi todo el mundo paralizado, pero las consecuencias de esta pandemia no son para nada severas en comparación con lo que se vive en otros países.
Aquí hago especial énfasis en su economía interna: restaurantes, comercios y negocios pequeños, los cuales han logrado sostenerse y han podido amortiguar el impacto económico de manera ejemplar.
En Colombia, que se acerca a nuevos rebrotes, ya se empieza a hablar de nuevos cierres, pero se tendría que pensar que es lo que ha hecho mal uno de los países con una de las cuarentenas más largas del mundo para volver a pensar en esta medida.
Es cierto que ha existido indisciplina social y esta no se puede negar, pero también ha habido una falta de autoridad muy grande porque quienes incumplen con las normas de bioseguridad no son castigados.
Hoy los supermercados dejaron de desinfectar las canastas, los carritos y ya han dejado de tomar ciertas medidas, que si bien era poco probable que funcionaran, como los termómetros chinos o los tapetes con antibacteriales, de alguna manera daban alguna seguridad.
Lo cierto es que hay que mirar a Suecia, hay que revisar los detalles que ha tenido, sus éxitos, sus complicaciones y empezar a pensar como ellos. Creo que nos puede ir mejor y considero que al mundo también le puede ir mejor.
No nos queda más que aceptar esta triste realidad, así como hemos asumido anteriormente tantas desgracias como guerras, desastres naturales, e incluso, otras enfermedades.
El virus va a estar con nosotros mucho tiempo y por varios años hasta que no exista una vacuna segura y que realmente genere inmunidad, pero esto nos puede permitir volver a la vida que teníamos antes del coronavirus.