Cuando existe libre competencia, las empresas o personas son libres de entrar o salir de un mercado. Asimismo, tienen completa libertad para fijar el precio de sus productos con el objetivo de atraer las preferencias de los consumidores.
Por: Juan Carlos Archila Cabal
Presidente América Móvil Colombia
Esta semana se dará en Bogotá La 3a Cumbre Ministerial sobre Productividad: Aprovechando la transformación digital para impulsar la productividad en América Latina y el Caribe. (http://cumbreproductividad.dnp.gov.co/#agenda)
Este será un momento y un lugar muy oportuno para adelantar estas conversaciones, considerando el liderazgo marcado del gobierno Duque y de la Ministra Constaín para reformar y modernizar el sector de las TIC en favor de la transformación digital del país y del desarrollo de la economía naranja.
Este gran esfuerzo se ve empañado por las decididas y veladas acciones de algunos actores del mercado, muchos de ellos con una alta participación accionaria del mismo estado, por torpedear el proceso y mantener el status quo.
Específicamente, algunos competidores alegan que el tamaño de Claro no les permite competir libremente. Vaya disculpa…Veamos.
Cuando existe libre competencia, las empresas o personas son libres de entrar o salir de un mercado. Asimismo, tienen completa libertad para fijar el precio de sus productos con el objetivo de atraer las preferencias de los consumidores.
Hoy hay 9 prestadores de servicios móviles cuando hace un poco más de 5 años había solo 3, claro indicador de un mercado en plena competencia.
Llegan los competidores hasta el extremo de alertar un posible monopolio. En una situación de monopolio, un solo productor satisface la demanda de todos los consumidores. Ello le permite la posibilidad de determinar el precio y la cantidad que más le convienen al monopolista a costa de extraer recursos del consumidor.
Este claramente no es el caso del mercado de datos móviles en Colombia, ya que en el país las tarifas del megabyte han caído 70% y los colombianos consumen 5 veces más datos que hace 5 años y el 50% de los usuarios cambian de operador todos los años.
Estas empresas buscan ventajas injustificadas que solo afectan negativamente a los usuarios para presionar y exigirle indebidamente, además de sin fundamentos, al gobierno y al regulador (Comisión Regulación de Comunicaciones (CRC)) que declare la dominancia de Claro en datos móviles.
Claro no puede fijar precios, condiciones de venta o aplicar prácticas comerciales sin consideración de las acciones de sus competidores. Inclusive así lo reconoció la misma Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), máxima autoridad en materia de competencia del país, quien le recordó a la CRC que no hay ninguna evidencia de la existencia de un operador dominante.
Ya es hora de dejar atrás esta inútil discusión, no hacerle más eco a la cruzada del “Tocón Claro”, para mejor concentrarnos en conectar a la mitad de los colombianos que hoy no tienen acceso a la banda ancha.
La CRC ha estudiado la supuesta dominancia de Claro en el mercado de datos por más de dos años y no encontró ninguna evidencia de que exista dicha posición de dominio. La SIC también fue muy clara en su concepto y desechó que la concentración presente en el mercado es equivalente a dominancia.
Por el contrario, reconoce que la concentración es resultado del régimen de inversiones del operador mas grande o mejor dicho de la falta de inversión de los demás operadores.
El significativo atraso que hoy tiene Colombia en el despliegue de sus redes no se explica entonces como simplista y convenientemente quieren hacerlo ver nuestros competidores por un problema de competencia, por la supuesta dominancia de uno de los actores.
La tarea de los asistentes a la cumbre será justamente la de diagnosticar correctamente el caso colombiano y encontrar la forma de superar la caída de los ingresos y las inversiones de las operadoras telco en 20% y 40% respectivamente y el atraso en la cobertura de las redes 4G, la baja penetración del servicio de banda ancha móvil y la baja velocidad de las redes, las cuales están entre 10 y 15 puntos abajo del promedio de la región.
Solo así se diseñarán políticas que realmente promuevan la inversión necesaria para desarrollar la infraestructura indispensable para la transformación digital y productividad del país.
¿Cuál es entonces el problema? En un artículo de El Tiempo del 6 de Mayo de 1992 titulado “Sale ministro de telecomunicaciones”, en el que el entonces ministro Mauricio Vargas Linares anuncia su retiro del gobierno porque “llegó a la conclusión de que los planes de privatización de esa empresa (Telecom), que eran su programa bandera, no podrán cumplirse a cabalidad”, puede estar la respuesta.
Además de los serísimos problemas de inestabilidad jurídica presentes en los últimos años en el sector, el problema de fondo, el cual seguramente anticipó Vargas Linares, es que la mayoría de los competidores aún cuentan con una altísima participación accionaria del gobierno como es el caso de Movistar, Tigo, ETB y Emcali.
Un sistema competitivo distorsionado, atípico en el mundo, que acostumbra a los socios privados de las empresas públicas a ser ineficientes y ganarse en la regulación lo que no obtienen invirtiendo y compitiendo por la preferencia del usuario en el mercado.
Este gobierno y la Ministra Constaín han identificado esta problemática por lo que acertadamente retomaron la recomendación de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en el 2014 de crear un regulador convergente e independiente del estado y del mercado.
Enhorabuena el Congreso de la República aprobó el proyecto de modernización de las TIC. La pronta y adecuada implementación de este proyecto permitirá acabar, en la medida que se conforme un regulador técnico e independiente, con la adicción regulatoria, el intervencionismo excesivo e innecesario y promoverá la inversión en el sector y la resultante competencia en redes.
Estas medidas dan un compás de espera, para que como también lo recomendó la OCDE, se diseñe y ejecute la tan prometida estrategia de desinversión del estado en las empresas del sector. Una nota final. La subasta del espectro de 700 MHz prometida para el próximo 12 de diciembre demostrará quienes realmente están comprometidos con invertir y competir en beneficio del usuario y en pro de enmarcar a Colombia en la Cuarta Revolución Industrial.