La fugaz Fuerza Aeroespacial

Pareciera un virus que invade a gobernantes el creer que cambiar de nombre, rotulo y convertir algo en un ministerio o secretaría de por sí le da una solución a la sociedad. Esto no va de letrero.

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Ante la demanda que presentaron tres valientes abogados, la Corte Constitucional decidió tumbar ese esperpento que este Gobierno hizo al cambiar el tradicional nombre de la Fuerza Área Colombiana por la Fuerza Aeroespacial, pues según la actual Presidencia de Colombia el país iba a mirar hacia el espacio.

Lo cierto es que tenemos más de 74 aeronaves en tierra sin poder movilizarse por falta de mantenimiento, están antiguas y porque Colombia cada día que pasa es más vulnerable en el espacio aéreo, pero creyeron que cambiando el nombre se solucionaban las cosas.

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Este medio de comunicación pudo constatar que dentro de la Fuerza Aérea hubo celebración de cuenta de esta decisión. De manera que tomaron una buena decisión al tumbar semejante ridículo e intento “cantinflesco” de rebautizar algo.

Lo que sí es cierto es que a Colombia, más allá de preocuparle lo del nombre, debería preocuparle la situación de sus aeronaves, helicópteros, aviones de combate que alguna vez tuvimos y aunque este no es un problema que creo este Gobierno, sí es cierto que el país desde el 2014 tuvo que haber dejado programado la renovación de su flota aérea de defensa. Haberse apartado de cualquier situación política, ideológica y tomar esta decisión, la cual no se le tiene que consultar al pueblo si está de acuerdo o no.

Había que dejar esta orden de compra aviones montada entre el 2014 y 2020 y eso no se hizo. Los Gobiernos de Juan Manuel Santos e Iván Duque les dio miedo hacerlo y la presidencia de Gustavo Petro lo iba hacer y no lo dejaron.

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Colombia necesita más de solo cambiar el nombre de las Fuerzas Aéreas por la Fuerza Aeroespacial 

El único que pierde es el país. Hoy Colombia está sin aviones de combate. Unos helicópteros están en tierra porque Rusia los tendría que venir a reparar y cada uno cuesta un valor de 5 millones de dólares. Hoy somos altamente vulnerables.

Esto nos deja varias reflexiones. Uno es que es que la sociedad civil y los medios de comunicación tienen que respetar las decisiones que son de carácter de seguridad nacional y no utilizarlas para ganar clics, generar vistas, crear debates mediáticos para decir que el Gobierno quiere comprar aviones de guerra. Eso con todo respeto no le compete ni a los medios, ni a las personas ni a nadie.

Eso solo le compete al Estado colombiano en cumplimiento de su Constitución Política, que ordena velar la protección de todos los ciudadanos por aire, tierra y agua. Y eso incluye tener una defensa aérea actualizada, solida, eficiente, segura y competitiva, pero hoy Colombia no tiene como defenderse ni por agua, ni por tierra, ni por aire. Actualmente somos altamente vulnerables. De manera que maravilloso la decisión de la Corte.

El segundo llamado es para los gobernadores, alcaldes y presidentes para que piensen un poquito más. Sabemos que a algunos le cuesta, pero vayan más adelante. Ante cada problema no se puede crear un ministerio, una secretaría o no basta con cambiar el nombre. Esto no funciona y quedan en ridículo. Lo único que funciona es trabajar, trabar y trabajar con dedicación y con entrega. No con pereza y mediocridad.

Por último, queremos decir que ojalá este Gobierno, cumpliendo la Constitución que prometió honrar y demostrando que son el cambio, tome las decisiones correctas y responsables frente a las inversiones que hay que hacer en la Fuerza Aérea Colombiana sin consultar y hacerlas ahora, porque nos hemos demorado y en este instante va a salir más costoso de lo que hubiera salido hace cinco y seis años.

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Es su obligación hacerlo tan pronto sea posible. Está en juego la vida de los pilotos, la soberanía del país y nuestra defensa. Es el deber moral, ético y constitucional cumplir con esto.

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