Conflicto en Colombia: las marchas se está convirtiendo en una pelea de patio de colegio

Pareciera que Colombia está abocada a presenciar un enfrentamiento infantil ausente o carente de argumentos y realmente inmaduro e irresponsable para el momento que vive el país.

Compartir

Aceptamos que en muchos de nuestros editoriales solemos ser bastante idealistas, algunos nos llaman utópicos e incrédulos y otros con razón, nos han hecho los reclamos de que deberíamos dejar de plantear, escenarios ideales en las discusiones, diálogos, controversias, en lo que contiene una democracia porque la verdad es que Colombia está bastante lejana de alcanzar, eso y no quisiéramos perder, no solamente el impulso, sino la motivación de seguir promoviendo debates de calidad y con altura.

Pero no podemos negar que al ver lo que pues cada vez sucede más en Colombia es más difícil mantener ese ímpetu y es que primero aclarar que defendemos la protesta, las marchas siempre y cuando sean pacíficas siempre y cuando no atenten contra la propiedad privada, el patrimonio público y la integridad de las personas.

Le puede interesar: ¿Se avecina una nueva reforma tributaria?

Que las marchas puedan tener efectos o no, pues es otro tipo de discusión y lastimosamente si se ha confirmado en Colombia que sólo a través de la violencia, la destrucción, la criminalidad es que las marchas son escuchadas y tienen efecto, por eso ha sido un incentivo perverso el ceder, el atender, el negociar a las marchas que han sido criminales desde todo punto de vista porque, pues se volvió el patrón de conducta para todos quienes quieren marchar. Salir a incendiar Transmilenio, buses, quemar policías, a saltar propiedades, quebrar vidrios, rayar paredes, entre otras.

Una marcha pacífica, lastimosamente no despiertas ese interés en las autoridades y luego de la apoteósica marcha que la oposición realizó en Colombia en donde salieron millones de personas a demostrar su rechazo parcial o total por la forma en que el gobierno de Gustavo Petro está ejerciendo el poder y llevando la riendas del país, una marcha pacífica ejemplar, el presidente decidió plegarse a la marcha del Día del Trabajo a la tradicional movilización del 1 de mayo, para pues decir cómo marcharon en contra mía, ahora yo marcho en contra ellos a ver quién la tiene más grande y ahora que la oposición, pues hizo un cacerolazo ese mismo primero de mayo en la noche ahora el gobierno de Petro pues convocó un cacerolazo para el 2 de mayo en respuesta al cacerolazo de los primeros y así nos iremos yendo.

Le puede interesar:  El renacer de Cali y su papel en la biodiversidad colombiana

Entonces, la típica “nos vemos a la salida del colegio” y nos vemos a ver quién se cansa primero de demostrar a través del ego y la irracionalidad, pues quién es el que tiene la razón y la verdad es que esto, para nada y en nada, beneficia a Colombia y a sus ciudadanos. Primero, es realmente extraño y, de muy mala manera, de muy mala forma, es desdeñable que el presidente Petro, pues haya decidido plegarse a la marcha del Día del Trabajo, del presidente Petro, debió convocar una marcha, si era lo que quería un día, pues que no, que fuera independiente un domingo cualquiera, yo no tuviera una celebración, porque ahora entonces dice pegar a la marcha del Orgullo gay, se pegarán tres o cuatro marchas adicionales para tratar de mostrar que tiene mucha gente que lo apoya y eso está mal.

Si lo hace él está mal, al igual que si lo hace otra colectividad política y lo que queremos ver puntualmente en esta editorial es que si bien es claro que las diferencias de visión de país son abismales, hay personas que creen que Colombia es un país que solo va a avanzar a través de quitarle la propiedad privada, los recursos, los patrimonios, los rendimientos del trabajo, los ahorros a las personas que han trabajado y que también podemos sobrevivir sin minerías, sin petróleo, sin gas. Que no importa tener méritos o no y experiencia académica o laboral para llegar a un cargo y pues ellos creen que el país se maneja así.

Hay otros que creen en un modelo de la libre empresa, de la competitividad, de la productividad, del respeto al libre mercado y a la iniciativa privada y pues en términos de seguridad y justicia menos se van a entender.

Le puede interesar:  ¿Qué le queda a Colombia luego de los datos catastróficos sobre los cultivos de coca?

Entonces, partiendo de que hay una gran diferencia entre ambas partes, lo mínimo que se podría plantear en un módulo democrático es primero respetar las instituciones, uno el contrapeso de poderes, respetar la forma en que se relacionan las instituciones, el Congreso, la justicia y con base en eso, pues avanzar en un periodo de cuatro años de gobierno en las políticas que tengan consenso en las que no, pues no se avanzará, y que las facultades que el presidente tenga, pues las utilice de una manera legal y constitucional, por lo demás podríamos decir que Colombia apunta de marchas y silbidos y cacerolazos y a ver quién grita más duro y quien saca más gente y quien hace más daño o quién maneja más lo uno lo otro, la verdad es que no alcanzar nada.

Y es algo que nosotros que como medio de comunicación vemos con mucha preocupación, muchas de las palabras del presidente en la Plaza de Bolívar prácticamente incitando a una guerra civil en medio del agitado discurso de rompimiento de relaciones con Israel alineándose con el terrorismo de Hezbolá es increíble, nunca pensamos verlo honestamente en Colombia.

Netanyahu no es Israel, Netanyahu no representa lo que Israel representa para Colombia pero para el presidente eso no importa, no vale nada y hace mucho daño en la plaza pública cuando solo se hace para masajear el ego y llenar inseguridades.

Lea también: Eventos culturales en Medellín, Cali y Bogotá: disfruta de cine, picnics y música

Última hora

Le puede interesar

[mc4wp_form id=»74432″]