La Subestación Sopó es el nuevo nodo eléctrico que promete blindar el suministro de energía para más de 25 municipios de Cundinamarca y la periferia de la capital antes de 2029.
La Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) abrió la convocatoria para su diseño, construcción y operación, atrayendo el interés de empresas como Enel Colombia y sentando las bases de un proyecto clave para la “Misión Transmisión”.
¿Por qué la Subestación Sopó es estratégica?
El oriente de Cundinamarca consume hoy el 23,5 % de la demanda eléctrica nacional y crece a un ritmo que supera la capacidad de transmisión actual.
Estudios de la UPME proyectan un incremento anual cercano al 2 % hasta 2038, impulsado por vivienda, industria y electromovilidad.
En ese contexto, la Subestación Sopó 230/115 kV, equipada con dos transformadores de 300 MVA, aliviará la sobrecarga en los corredores Guavio–Circo y garantizará reservas suficientes para atender picos de consumo estacionales.
Estado del proceso y cronograma de la obra
La convocatoria UPME 01-2024, publicada el 23 de mayo de 2025, seleccionará al inversionista y al interventor que desarrollarán la Subestación Sopó y dos líneas dobles de 230 kV que reconfigurarán la actual Guavio–Circo en los tramos Guavio–Sopó y Sopó–Circo.
La Resolución 40513 de noviembre de 2024 fija la fecha límite de entrada en operación para el 31 de diciembre de 2029, con pruebas y puesta en servicio previstas a partir de 2028.
Enel Colombia ya notificó su interés preliminar, mientras otros actores del Sistema de Transmisión Regional afinan propuestas técnico-financieras. La adjudicación se programó para el primer trimestre de 2026, tras la etapa de comentarios y ajustes a los Documentos de Selección de Inversionista (DSI).
Beneficios para Cundinamarca y la sabana de Bogotá
Además de aumentar en 600 MVA la capacidad instalada, la Subestación Sopó permitirá:
Reducción de pérdidas: al seccionar la línea de 164 km Guavio–Circo se minimizan caídas de tensión y se mejora la calidad del servicio para Tocancipá, Chía, Zipaquirá y Ubaté.
Integración renovable: el nodo facilitará el despacho de pequeñas centrales solares y biomasa proyectadas en la región, alineándose con los 19 proyectos estructurales de la “Misión Transmisión”.
Respaldo a la industria: zonas francas de Gachancipá y parques industriales del norte de Bogotá contarán con mayor confiabilidad, clave para atraer inversión manufacturera y logística.
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Voceros de la Cámara de Comercio de Bogotá estiman que la obra podría evitar pérdidas productivas equivalentes a $180.000 millones anuales por interrupciones no programadas, cifra basada en reportes de calidad del servicio de la Superintendencia de Servicios Públicos (SSPD).
La experiencia con los proyectos Chivor Norte–Bacatá y Sogamoso–Nueva Esperanza —ambos con retrasos superiores a 18 meses— muestra que la obtención de licencias ambientales y la concertación con comunidades serán los principales desafíos para la Subestación Sopó. Por ello, la UPME incluyó en los pliegos requisitos de relacionamiento temprano y planes de manejo del paisaje de la sabana.
Además, la autoridad exige estudios de fauna, flora y arqueología antes de la fase de obras civiles, y un cronograma de compensaciones para las veredas de Meusa y Briceño, que alojarán parte de la traza. Con estas salvaguardas, el Ministerio de Minas y Energía prevé que la construcción inicie a finales de 2026, tras la obtención de la licencia de la ANLA y la consulta previa con resguardos indígenas cercanos.
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