Colombia recibió un fuerte llamado de atención por parte de S&P Global Ratings este 26 de junio. La agencia rebajó la calificación de la deuda soberana de largo plazo en moneda extranjera del país desde ‘BB+’ hasta ‘BB’, ubicándola aún más lejos del grado de inversión y reafirmando una perspectiva negativa que refleja serios desafíos fiscales, estructurales e institucionales.
Advertencia de S&P por deterioro fiscal y seguridad debilitada
De acuerdo con el reporte publicado por S&P, la decisión se fundamenta en el deterioro continuo de los resultados fiscales de Colombia, el aumento del endeudamiento del gobierno, una carga de intereses más pesada y un contexto de crecimiento económico moderado. La agencia destaca además que la efectividad institucional ha disminuido, afectando la capacidad del país para enfrentar sus retos financieros.
El informe también resalta que la combinación de finanzas públicas debilitadas y un entorno de seguridad más desafiante han erosionado la confianza de los inversionistas y dificultado la formulación de políticas creíbles y sostenibles. Este escenario, según S&P, compromete la estabilidad macroeconómica de mediano plazo.
Perspectiva negativa a Colombia: el riesgo de otra rebaja
S&P mantiene una perspectiva negativa sobre Colombia, lo que implica que podría producirse una nueva rebaja en los próximos 12 a 18 meses si no se implementan medidas eficaces para estabilizar las cuentas fiscales y la trayectoria de la deuda. La advertencia también subraya la necesidad de preservar el crecimiento económico, un elemento clave para sostener los ingresos del Estado.
La agencia también bajó la calificación de la deuda soberana en moneda local de corto plazo de ‘A-3’ a ‘B’ y redujo la evaluación de transferencia y convertibilidad de ‘BBB’ a ‘BBB-’, reflejando una menor capacidad institucional para responder ante choques externos.
Un contexto agravado: Moody’s también recorta calificación
El anuncio de S&P coincide con la decisión de Moody’s Ratings, que el mismo día redujo la calificación del país a Baa3, el nivel más bajo dentro del grado de inversión. Aunque ambas agencias operan con escalas distintas, el mensaje es común: la trayectoria fiscal del país está bajo presión, y el margen de maniobra es cada vez más reducido si no se toman decisiones estructurales.
La rebaja de S&P implica que Colombia se aleja aún más del grado de inversión, lo que tendrá implicaciones directas en el costo del endeudamiento del gobierno, el acceso a mercados de capital y la percepción de riesgo entre inversionistas globales.
Una menor calificación implica mayores tasas de interés para emitir deuda, tanto externa como interna, lo que presiona el presupuesto nacional y reduce el margen para inversión pública. Además, limita la llegada de inversión extranjera directa, dado que muchos fondos internacionales están restringidos a operar con países con grado de inversión.
En lo institucional, el informe lanza una alerta sobre la necesidad de fortalecer la capacidad del Estado para ejecutar reformas fiscales, controlar el gasto y mejorar la eficiencia del aparato público. La falta de un consenso político para ejecutar cambios estructurales podría agravar el escenario.
El país enfrenta el reto de recuperar la confianza internacional con políticas claras, responsables y técnicamente sostenibles. S&P dejó la puerta abierta para futuras revisiones, pero condicionadas a una mejora tangible en los indicadores fiscales, una mayor credibilidad institucional y un entorno de seguridad más estable.
Si el gobierno logra ejecutar un plan de ajuste coherente y demuestra compromiso con la estabilidad macroeconómica, aún puede evitar un mayor deterioro. De lo contrario, Colombia podría ingresar en una espiral de desconfianza difícil de revertir.