Por: Cecilia López
Los ocho departamentos de la Región Caribe tienen el mayor poder político de todas las regiones del país. Tienen no solo ocho gobernadores sino la mayor representación en el Congreso de la República: 32 senadores y 34 representantes, de los cuales 16 son mujeres y 50 hombres. Como machista la Región Caribe, ¿no creen? Estos datos son pertinentes cuando se analizan los eternos problemas de estas tierras que ya no son solo parte de su triste historia, sino que se toman como si fueran constantes de su escenario natural.
Obviamente la pregunta pertinente es: ¿qué diablos hacen todos estos poderosos que manejan decisiones trascendentales que tienen que ver con las políticas del Estado y con los recursos públicos, que no han podido resolver los temas de siempre? La primera respuesta es evidente. Los círculos donde se mueven estos políticos, como sucede en el resto de este país clasista, rentista, machista, no sufren de ninguna de las limitaciones que sí le dañan la vida desde siempre a los sectores pobres de esta parte del país. No es ningún misterio que amplios sectores de estos departamentos viven en el siglo XVII y están lejos de la vida del siglo XXI.
Estas consideraciones son absolutamente apropiadas en este momento, cuando La Guajira y nada menos que la capital del departamento del Magdalena están enfrentando serios problemas de agua. Para no hablar de agua potable, que es una de las grandes falencias en muchos sectores de estos departamentos. Pero en La Guajira que no haya agua es el pan nuestro de cada día y ha sido así desde siempre, sin que esto trasnoche a los 66 congresistas de la Región Caribe. Y no estamos mencionando a todos los que han pasado por gobernaciones y alcaldías sin que hayan dejado una huella ni en este ni en ninguno de los otros gravísimos problemas del Caribe colombiano.
Ahora bien, si lo de La Guajira es imperdonable y allí también tiene mucha culpa el gobierno central –de igual modo lleno de costeños–, lo de Santa Marta, toda una capital de departamento, con gente no solo poderosa políticamente sino económicamente, es absolutamente increíble. Cuánto hace que se está hablando de la carencia de agua en esta ciudad. De las limitaciones del departamento; de los problemas ambientales de la Sierra Nevada de Santa Marta sin que nadie resuelva nada. Ya la carencia de agua en esa población indígena que tanto ha sufrido en La Guajira parece que no conmueve a nadie y lo mismo parece que pasa en Santa Marta, pero con el agravante de que no existe la disculpa de que se trata de un desierto como en La Guajira.
La verdad es que es hora de abrirles un debate nacional a los dirigentes de la Región Caribe porque si el nivel nacional no hace lo que toca es culpa de esa mano de politiqueros que solo piensan, con algunas excepciones, en enriquecerse y en vivir como príncipes en medio de una población que tienen sed. Las próximas elecciones deben ser la oportunidad para que rindan cuentas.