La curva de descenso se frenó en el 2014, con la firma del componente de narcotráfico con las Farc.
Por: Rafael Nieto Loaiza
Debería ser un escándalo. El informe del Simci de la ONU, que acaba de conocerse, muestra que para fines del 2021 teníamos 204.000 hectáreas de coca, un 43 % más que en 2020, y se producían 1.400 toneladas de cocaína, un 14% más.
El primer reporte, del 2001, mostraba 137.000 hectáreas. Para el 2013, se contabilizaban solo 48.000 hectáreas y se producían 290 toneladas de cocaína. Habíamos disminuido un 65% los narcocultivos y dejamos de ser el principal productor de coca del mundo. Estábamos ganando la lucha contra el narcotráfico.
La curva de descenso se frenó en el 2014, con la firma del componente de narcotráfico con las Farc. Desde ese momento los narcocultivos y la producción de cocaína se dispararon. Hoy tenemos 4,25 veces más narcocultivos y se produce 4,83 veces más cocaína. Lo que ha fracasado es el “histórico nuevo enfoque” pactado con los farianos.
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Estas son las razones principales: una, la suspensión de la aspersión aérea con glifosato. Para fines de 206, cuando se paró del todo, ya teníamos 146.000 hectáreas de coca. Dos, la apuesta por la sustitución voluntaria. De acuerdo con el SIMCI, se han erradicado de manera voluntaria apenas 45.761 hectáreas de coca, diez mil hectáreas por año en promedio y apenas el 7% del total de hectáreas de coca en el mejor de los años. Tres, las transferencias monetarias directas a los narcocultivadores. Constituyen un incentivo perverso para que el campesino que siembra lícito se dedique a la coca. Cuarto, el mensaje errado de que la culpa de lo que sufrimos es de la prohibición global del narcotráfico y no del narcotráfico mismo. Quinto, el metódico debilitamiento de la Fuerza Pública. Sexto, que, en contra de lo que se prometió, no terminó la “guerra” ni llegó “la paz”, ni siquiera con las Farc (disidencias y reincidencias). Finalmente, la incapacidad del Estado de ocupar y controlar efectivamente los territorios que fueron de influencia de las Farc desmovilizadas.
Tenemos que ser capaces de hacer una evaluación objetiva de qué funciona y qué debe corregirse de lo pactado con las Farc sobre narcotráfico. Lo cierto es que las cifras y los hechos muestran que el narcotráfico se está agravando.
Para rematar, las propuestas de Petro solo fortalecerán los cultivos de coca y a los narcos: no uso de glifosato ni siquiera para aspersión manual, no erradicación forzada, más transferencias a narcocultivadores, ofertas de impunidad y de lavado de activos a los grupos de narcotraficantes, extradición condicionada, y un proceso de negociación que solo traerá el reciclaje de las organizaciones delincuenciales y sus liderazgos. Una tragedia.
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