Confidenciales 360
Aunque el presidente electo Iván Duque afirmó que nadie se debía sentir como perdedor luego de esta elección, geopoliticamente y socialmente existen personas que se ven damnificadas con la victoria del candidato del Centro Democrático y que sin lugar a dudas no están teniendo un buen día este lunes 18 de junio.
En esa lista, no solamente hay congresistas sino que hay sectores empresariales, de medios de comunicación, sociales y la izquierda más radical. Muchos de ellos se dedicaron a despotricar, maltratar, calumniar y difamar al expresidente Uribe y a su partido, a sacarlos de contexto en numerosas ocasiones, a forzar investigaciones supuestamente periodísticas, a buscar testigos donde no los hay, y a jalonar toda una maquinaria para exterminar a todo lo que se pareciera al uribismo, esto toca también a la rama judicial.
Sin querer advertir que el gobierno de Duque va a ser una revancha, van a existir cosas que se van a eliminar o que por lo menos así se espera, si realmente se quiere hacer un gobierno distinto y sobre todo enfocado en gobernar con las personas que apoyaron a este movimiento desde su fundación. En tal virtud, algunos de los perdedores de esta elección son: medios de comunicación en su mayoría los que tienen base en Bogotá, cadenas de radio que estuvieron en contra de todos los candidatos del expresidente Uribe, revistas semanales en donde las únicas personas que podían opinar eran las que lo hicieran en contra del uribismo, sectores judiciales que emprendieron una cacería de brujas contra todas las personas que estuvieron al lado del expresidente Uribe y a punta de testimonios sin sustento, pues decidieron aplicarles el peso de la ley cuando realmente no habían fundamentos, caso Andrés Felipe Arias, a quien le dan una condena de 17 o 18 años, cuando aún la Contraloría certifica que no se robó ni un solo peso, si no que hubo errores administrativos, incluso de terceros.
Grandes perdedores también fueron los supuestos líderes de opinión, los influenciadores. En un 90% todos a favor de la izquierda, del voto en blanco, odiando al uribismo, teniendo cada escenario para darles con un balde y hoy demuestran que la opinión pública no es la opinión publicada, y que el verdadero país no es de la calle 26 a la calle 140 sino que son 32 departamentos que piensan, que sienten, y que la gran desconexión con la región andina les terminó pasando una gran factura.
Algunos congresistas como Roy Barreras o Iván Cepeda se ven perjudicados con esta elección, no saben para donde tomar rumbo, ni qué hacer; se ven en el peor de los escenarios. La familia Galán es una gran perdedora porque también se dedicó en muchas ocasiones a despotricar del expresidente Uribe, a apoyar ataque en su contra y hoy cuando cesan las mieles del poder se van a ver realmene afectados por lo menos hasta que haya una elección local.
La buena parte de la oligarquía y de la élite capitalina no quería que Uribe regresara al poder. Muchos de ellos trataron de entrar a lo último a través de una que otra familia, pero realmente se vieron muy recostados a favor del actual gobierno Santos y de menospreciar todo lo que era el uribismo, incluso de despreciar las votaciones que se daban en el departamento de Antoquia y eje cafetero.
Pierden sindicatos, distintas ONG, agremiaciones de izquierda, algunas firmas de consultoría, supuestas fundaciones para la paz, que estaban viviendo de millonarios contratos estatales por cuenta de dudosas entregas de productos o de trabajos que no eran más que excusas para financiarlos y que seguramente van a tener que enfrentar una fuerte pérdida de recursos con el ingreso del nuevo gobierno.
Germán Vargas Lleras pierde porque nunca tomó una posición, ni expuso públicamente su apoyo a Iván Duque mientras su fórmula vicepresidencial Juan Carlos Pinzón sí lo hizo. Su partido Cambio Radical se fue de lleno con Iván Duque sin pedirle permiso a él. Obviamente, la gran derrotada también es la clase política desvirtuada, desconocida que hoy se ve obligada, sometida a unirse al uribismo, a entrar por la puerta de atrás, y a tratar de sobrevivir un año hasta las regionales y sobre todo hasta cuatro años, momento en el que Duque les dé algo.