Durante décadas los gobiernos estadounidenses han hecho caso o miso a las problemáticas de América Latina, pero en un momento tan crítico como el que vivimos ahora, continuar ignorando a la región podría tener peores consecuencias.
Desde su campaña presidencial, Joe Biden mencionó a América Latina exclusivamente para hablar de migración y, ahora, que ocupa la presidencia de Estados Unidos parece que esa continúa siendo su prioridad. ¿Y las vacunas? ¿Y la economía? ¿Y la defensa de la democracia en la región? Estos ejes parecen no estar en los planes del presidente.
Como vicepresidente durante el gobierno de Barack Obama, Biden se encargó de tratar los asuntos en materia migratoria de los Estados Unidos, por lo que los conoce a fondo. Sin embargo, hablando a nivel general, los países de la región que suponen esta problemática son Honduras, Guatemala y Cuba, ubicados en Centroamérica. Entonces dentro del panorama político del país norteamericano, ¿Qué sucede con el resto del continente?
Día a día millones de latinoamericanos son vacunados con biológicos chinos, las democracias desaparecen como en Venezuela o Nicaragua, y políticos populistas llegan al poder impulsados por las necesidades de un pueblo que se está quedando sin esperanza. Por mencionar algunos ejemplos, están Brasil y México, las más grandes economías latinoamericanas, que se tambalean no solo por la crisis sino por las políticas erradas de sus dirigentes, que aunque opuestos en ideología son bastante similares.
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O, también se podría hablar de Colombia, en donde un candidato de extrema izquierda puntea las encuestas de las próximas elecciones presidenciales, amenazando la relación del país con Estados Unidos.
Por esto, Estados Unidos debería tomar esta crisis como una oportunidad para fortalecer lazos con sus aliados en la región, mediante tratados de libre comercio y la provisión de vacunas contra el Covid-19. Pero, la realidad es que estos países, incluido Colombia, se ven obligados a negociar vacunas chinas o rusas.
El presidente Joe Biden está empeñado en recuperar los avances del gobierno de Obama en materia migratoria y debilitar la división y xenofobia que causaron las políticas de Donald Trump, como la construcción del muro fronterizo. Pero, sin duda, debería ofrecer una mano a Latinoamérica, región que representa una gran cantidad de inmigrantes que llegan a Estados Unidos en busca de las oportunidades que sus países les niegan.
