«El amor es el tema de temas que ‘transversaliza’ a todas las personas», Sergio Molina en 360

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El PhD en filosofía, quien investiga sobre el amor y concejal del municipio de Envigado, habló sobre este concepto desde un amplio punto de vista evitando encasillarlo dentro de un marco que aminora su significado.


360 Radio:

¿Cómo ha tratado de compartir el amor dentro de la política, teniendo en cuenta sus estudios complementarios en filosofía?

Sergio Osvaldo Molina Pérez (S.M.):

No riñen para nada y es una oportunidad muy interesante para explicar que el amor del que yo hablo es un amor que siempre ha existido pero que lo mantenemos opacado. Debería ser primordial para los mandatarios y personas que están a cargo de los territorios tener estos conceptos de amor que finalmente es conciliación, discusión, tomar decisiones; todo basado en el reconocimiento al otro.

Quizá tenemos un prejuicio con respecto al tema y al concepto del amor, porque en oportunidades lo confinamos solamente a la alcoba o al relacionamiento hombre mujer, algo meramente sentimental; es un tema que trasciende mucho más. Cuando una persona se siente a negociar con otra, debe reconocer a quien está en frente; eso ya en sí es un acto amoroso. Cuando una persona pretende que de esa negociación quede una buena consecuencia para los dos, lo que normalmente se le llama el gana gana, ahí se está logrando ser justo y equilibrado con la persona, entonces se está siendo sensible. Es un tema más cotidiano de lo que nosotros nos imaginamos.

Un mandatario quiere lo mejor para su comunidad, y eso ya en sí es un acto amoroso. De ahí se puede plantear que haya territorios amorosos, eso es posible; es un implícito que debería estar ahí siempre, primordial sin lugar a dudas. Desde luego suena muy exótico plantear que mi tema, el electivo, ha sido el tema del amor. 

En cuanto a lo que es la filosofía y la política, siempre han estado de la mano. Es pensarse, pensar el hombre, su territorio, sus posibilidades, sus frustraciones. Han estado de la mano.

En lo personal, diría que es mi oasis, mi manantial con el que me tranquilizo y tomo una perspectiva diferente de la vida y de este mundo político que suele tener unas tensiones bastante fuertes.

360:

La cantidad de obras que se han escrito sobre el amor son infinitas. Es real que en los últimos diez años las personas han tumbado las barreras para conocer, a mostrarse vulnerables en este frente tan importante de la vida y con ello se da cuenta la sociedad que el amor desde pequeños es esencial para la vida y vemos las consecuencias que tiene en la vida adulta carecer de ese amor, empezando por el amor propio, aprender a perder, a que en la vida no es todo como lo queremos. Ha habido una gran cantidad de suicidios en los últimos años por decepciones amorosas, decepciones con la misma persona y por frustraciones, esto en la pandemia cobró la importancia que le faltaba, pues cuando se ven encerradas las personas el tema se vuelve más álgido.

¿Qué piensa del fundamento del amor en la vida y la carencia que ha tenido la sociedad?

S.M.:

Tiene razón en cuanto a que ha sido más acentuado en los últimos años, de hecho de amor propio se viene hablando dentro de la posmodernidad, es un tema de las últimas décadas donde se hace un énfasis al respecto. Menciona varios temas muy importantes, el fundamental para abordar la problemática del amor es que este no ha sido enseñado, viene a ser testificado, es decir, tomamos la versión de amor de lo que nos hayan entregado los otros, bien o mal, y eso puede significar muchas cosas.

Lo tomamos de la casa, de lo que vemos en los amigos y peor aún de versiones cinematográficas; luego nuestros profesores pueden ser dramaturgos. Con esto desembocamos en algo muy importante, y es que el amor es un tema cultural, transversalizado por la cultura, el amor en sí es cultura y no es un contenido más de las culturas. Vemos el tema pasional y un extravío del concepto del amor, o se pierde, se confunde y se interpreta de una manera muy distinta.

El despecho, que culturalmente se menciona mucho, la tusa, esto está dentro del capítulo del desamor. Particularmente, muchas personas aprenden del tema del amor desde ahí porque comienza la preocupación o la pregunta del qué pasó o cómo pudo haberse evitado esta o aquella situación. 

Aunque no lo estemos diciendo permanentemente, el amor es el tema de temas que transversaliza a todas las personas en cualquiera de sus expresiones, pues se puede hablar del amor de los padres a los hijos, el amor a las creencias, entre amigos, incluso el amor a las cosas; este tema tiene muchas variables.

La pandemia nos hizo muchas preguntas, pero ante todo nos confinó. Y el confinamiento tiene unas repercusiones muy considerables en la vida de las personas, el confinamiento basado en esa metáfora de la casa estudio conlleva a la exposición permanente con otra persona y de la persona misma. Lo podemos extrapolar más allá de la relación de amantes o esposos, que es con los hijos, abuelos, papás, con las personas que normalmente convivíamos solo tres o cuatro horas al día, muchas personas tuvimos que compartir todo el día. Eso significó ver a la otra en otra versión, incluso hasta en lo físico.

Es un tema donde hay no una negación de lo físico, sino un estado más real del mismo; evidencia una protesta de lo que la persona tenía en su interior. Eso conllevó a mostrar una persona distinta. Todavía no sé si real.

Por otro lado, el tema de los roles. Todos tenemos roles definidos en la vida, pero en este caso se alteraron, por ejemplo: que alguien cocine cuando antes no lo hacía, y así. Esto significó que las personas se mostraran incómodas. No es un tema de tolerancia, es más de reconocimiento propio porque el tema es más de amor propio, este del que tanto se habla no lo tenemos claro.

360:

¿Por qué es tan difícil mirar hacia adentro y darse cuenta que el problema es la persona, y no los demás?

S.M.:

Han retratado a un hombre interactuando con su exterior, afuera hay unas tentaciones muy interesantes. Los sentidos son la conexión, los sentidos recogen y hay personas que se quedan solamente recogiendo imágenes, sonidos pero no hacen la reflexión. El acto es complementario: recoger los estímulos que hay afuera, no podemos negar la sensibilidad, los sentimientos, pero estos son una emoción traducida, que se ha reflexionado y que se ha digerido, se ha apropiado; uno normalmente se apropia de una emoción y la escala a sentimiento en la medida en que la ve conveniente, posible.

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Nos hemos quedado en la apariencia porque eso es lo que, por ejemplo, los medios en ocasiones se dedican a vender y a establecer una relación del hombre solamente con lo exterior. Ahora hay una invitación a mirarse, pero lo importante es ser constante en ello y establecer el por qué, pues si no el tema del amor propio y la estima termina siendo un tema de mercado, de hecho ya se está hablando de un tipo de economía que es la de la literatura del estímulo, del amor propio, pero se dice que incluso es una alternativa económica para que las personas salgan a laborar porque hay mucha quietud y eso no se puede confundir; la quietud del ser humano no es lo mismo que este se esté revisando, son dos elementos muy distintos. En revisión no es un estado de anulación, las dos cosas no son iguales.

La seducción ha estado afuera, eso es peligroso porque el frenetismo de nuestra sociedad nos lleva a estar mostrando resultados, a cuidar la forma y a desperdiciar lo esencial. Esto puede sonar lento, distante para tomarlo como práctica pero hay muchas cosas con las que personas se pueden conectar, aprovechándolas como oportunidad y conectarse con su interior. El reposo de un café, de una lectura, que lo haga de forma consciente que ese es su momento, como si fuera placer; sin verlo como algo exótico, es algo práctico, tener momentos de placer que te conectan con el mundo, son los caprichos trascendidos.

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360:

¿Por qué se fracasa en el amor?

S.M.:

Hay un mandato y una imposición social que determina que yo debo dar seguridad al otro, y eso no es un acto natural, se está haciendo como una imposición, incluso como parte de la seducción. Las grandes preguntas que nos tenemos que hacer son: ¿por qué yo seduzco?, ¿por qué debo seducir y cuáles son las estándares para seducir? Es la belleza, la capacidad… Muchas veces no es lo estético sino la seguridad que le transmito a la otra persona.

Es un rasgo y una característica muy primigenia que se puede encontrar también en algunos mamíferos y en los animales en términos generales. El cortejo, en ciertas especies, está dado por la exhibición del plumaje, por mostrar grandeza y protección, carácter, músculo. Eso se da no solamente desde el hombre a la mujer, eso también se da entre los géneros y entre las especies se da recurrentemente.

Esa primera parte del cortejo tiene ese elemento. ¿Dónde lo hemos aprendido? Puede ser mandato primigenio, es decir, nos estamos dejando gobernar por un instinto o puede ser también un testimonio. Ojalá las relaciones se plantearan en términos reales, la palabra realidad es un tanto subjetiva y profunda. Presentarnos en términos de lo que realmente somos implica la debilidad, hacer de esta un elemento de seducción, porque quien tenga debilidad puede explicar su debilidad, no justificar, y bien explicada sería un elemento de atracción.

Terminan fracasando las relaciones porque en el momento del cortejo o del embeleso que yo llamo, se muestra lo que no es; luego las relaciones tienen una oportunidad, ahora fue la pandemia, pero permanentemente existen otras oportunidades donde hay un cotejo, y este generalmente deja a uno o a los dos en desilusión porque se afincaron unos propósitos en otros elementos. Cuando se presente la coyuntura de ‘yo creí’ o ‘yo esperaba esto de ti’, habría que preguntarse: ¿realmente quién eras tú para esperar eso?, ¿tú, como propuesta, qué eres realmente?, ¿qué elementos di yo para que la otra persona a lo mejor supusiera de mí lo que no era? 

Está muy de moda el tema del lenguaje asertivo y eso no es más que hablarnos claramente, que no mostremos más allá de lo que somos y que exhibirnos si quieren con freno de mano en las relaciones, pero al menos ir paso a paso mostrándose realmente.

Ahora se presentan muchas situaciones en la vida y hay libros que han sido guías sin lugar a dudas, ojalá no los dejáramos en la mesa de noche cerrados sino empezarlos a leer constantemente. Los cuatro acuerdos plantea una situación interesante desde la suposición, desde lo que supongo en el otro y no tengo un lenguaje asertivo para buscar a la persona y decirle: ‘esto está pasando’.

Hay un libro muy interesante de Viktor Frankl, El hombre busca de sí mismo; nos plantea cómo en cada persona y en la actitud de la misma, hay un secreto muy grande para enfrentar las cosas. Esto hablaría de deslindarse un poco del tema del amor de pareja, y habla del amor propio, pero también cómo cada persona puede mirar la vida.

Ahora se lo estamos dejando todo a la actitud, y adelante con esto. Pero es una de las palabras que a veces ni tenemos clara. Cómo hago para que una buena actitud permanezca en mí, es un gran capítulo que se abriría.

360:

En la vida podemos encontrar una línea muy clara, y es sobre los sucesos que siempre queremos más. Sirve a nivel profesional y económico, pero también a nivel amoroso. Siempre va a ver alguien más bueno que uno, más bonito que uno, y así. Siempre van a estar las tentaciones.

¿Cómo blindar ese gran peligro, y así evitar que haya infidelidad?

S.M.:

Hay que hacer una lectura de los ritmos de vida, la vida hay que leerla; es una invitación no tan difícil como suena pero sí se puede ir más lento en el asunto. Siempre habrá alguien mejor que nosotros en algunos aspectos de la vida, y es muy bueno que empecemos por la singularidad, por la persona; entendiendo eso nos sitúa y es un punto de partida que debemos tener claro.

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En cuanto al tema de pareja y de estímulos, estos sostienen a la persona dentro de la relación; eso es innegable. La reciprocidad, lo que espero del otro. Cuando ese estímulo viene de otro lado que no es la persona que elegí y llega espontáneamente, hay que atenderlo como un elemento veraz, bienvenido y examinado; es decir, la invitación es a ampliar el espectro.

Cuando llega un estímulo de una persona distinta puedo preguntar qué tipo de estímulo es, si bien el canal son los sentidos, es sensorial, también puedo preguntarme si es lo físico, si es mera sensualidad o erotismo, o hay algo más en el contenido de esa persona en cuanto a sus conceptos, su apreciación que me atraen. ¿Por qué tiempo me atraen? Me dirán, bueno ¿cree que en el momento que vea a una mujer voluptuosa, o un hombre que físicamente sea muy atractivo para una mujer, podré hacerme tantas preguntas? ¡Sí!, sí porque es un ejercicio que puede manejar con la conciencia, al cabo del tiempo.

La pregunta de por qué me atrae esta persona que es distinta a la persona con la que actualmente estoy, no puede ser un misterio. Eso no me hace ajeno a recibir el estímulo. El tratamiento y el abordaje que le doy al estímulo es el que va a definir qué pasa, de hecho, me parece muy bello aquel postulado de estoy o te quiero pese a, estoy o te quiero aunque… es decir, estoy aquí porque lo decidí, estoy aquí porque me puedo ir, incluso.

Pienso que cuando las personas manejan esa realidad tienen más garantías de permanencia. La permanencia, otro de los grandes capítulos que he venido abordando, no tiene que estar dada hacia el infinito, o hacia la eternidad. También parece que epigenéticamente las personas tienden a eternizarse, y también la literatura ha hecho lo suyo, los juramentos matrimoniales lo han hecho cuando dicen: por siempre y hasta viejitos, en la pobreza, en la enfermedad, entre otros. Quizás no sea así, quizá una relación se pueda plantear en términos del presente y más adelante no sabemos; quizá no sigamos.

No sea pesimista, pueden decir muchas personas. Pero más que ese pesimismo, yo diría que es la realidad; incluso esa realidad puede conducir a escenarios más estables. El aquí y el ahora puede ser un siempre. Cuando llegan esos estímulos, se deben revisar como posibles; esa persona que pasa y me atrae puede ser mi posible amor, puede llegar a reemplazar al otro. Fuerte porque somos reemplazables, sí; nos acontecen momentos distintos cada día.

Nadie se baña dos veces en el mismo río, ni por la persona ni por el río. Esas son las dos variables que hacen que el suceso no se repite, es decir, cambia la persona y el río es un río nuevo; siempre estamos en aconteceres nuevos. Siempre hay que estar revisando mi compromiso de amor. A un profesor le admirábamos en clase su relación aparentemente tan estable y le preguntábamos que cuál era el secreto, el decía: ‘no sé, y doy cuenta de mi relación hasta las 6:30 que salí para mi clase; pero yo no sé ahora que llegue, es decir, esto puede cambiar en cualquier momento’. Nos sonaba paradójico ver cómo una persona tan estable que consideraba eso.  Esa es la realidad que no podemos evadir.

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360:

Hemos entrado en una onda del dejar soltar, y eso ha llevado a una cultura de lo desechable, es decir, no tengo que luchar, si no funciona, no funciona y esto es ensayo y error, como si el amor fuera un laboratorio. Falta un poco más el sostener, muy parejo con lo soltar; sostener porque si hay peleas dentro de las familias, ¿qué garantiza que no se va a pelear con la parea? Y vemos relaciones que son muy débiles ante una mínima discusión y escalan al conflicto, eso mina las relaciones.

¿Qué opina de esto?

S.M.:

Hay palabras que se van tornando como elementos de moda, los sentimientos son muy prevalentes en el actuar de las personas. Hemos mencionado muchas cosas en esta entrevista, lo decimos todos los días sin saber qué es. Una de ellas es el tema de la resiliencia, sentimos que esa palabra creemos que es de ahora, es un tema de adaptación; también se habla mucho de la empatía para entender al otro.

En el tema de adaptación tenemos que trabajar mucho, no es el desecho; no es que yo voy a utilizar la consciencia para desechar. La conciencia no puede ser meramente apoyada para el desecho, para decir solté. Soltar no significa cerrar los ojos, cierro los ojos y solté, al contrario, abro los ojos y porque los abro concluí que tengo que soltar una situación o una persona, o al menos dejar que trascienda.

Dicho sea de paso, las relaciones nunca se rompen; el tema del relacionamiento nunca se rompe. Piensen más bien que las relaciones se transforman. Las relaciones pueden ser buenas, no tienen que ser malas; el modo de la relación depende de cada uno de los amantes y cuando digo amante no lo estoy confinando a la alcoba, sino al que ama, al que entrega un sentimiento.

Amable es el que se hace, o el que es digno de que lo amen. Puedo transformar, conducir la relación y por eso es que utilizo la razón y la conciencia, pues si la dejo meramente al estímulo y a la sensación pasan rápido, algo que tenemos que aceptar dentro de las relaciones de pareja, y dentro de la vida de las personas, en ocasiones estas se aburren solas, o en un sitio. Ese tipo de sensaciones son bienvenidas y hay que revisarlas desde la conciencia, ese es el punto de partida que yo le dejaría a los lectores hoy para que analicen.

Ir más despacio, darse esa pausa, pensar, hacerse tres o cuatro preguntas en el momento en que tengan una sensación y disfrutar esas mariposas en el estómago pero como siempre sabiendo cuántas y de qué especie son, porque no es tan solo vivir la sensación en un aspecto hedonista, del placer y nada más, sino en tener la explicación y la versión de lo que está pasando con ese placer para así, cuando haya merma y si puedo entablar un timonazo o unas preguntas que me reconduzcan en la relación, pues pueda hacerlo porque atendí un estímulo cuando vi que tal relación ya no estaba funcionando.

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